Cuando comienza la temporada fría del año, muchas miradas y acciones se vuelven hacia las personas que viven en situación de calle. De alguna manera, su precariedad se hace más evidente y se activan acciones solidarias destinadas a paliar un problema que es severo, multifactorial en su origen y difícil de solucionar.
Acciones de voluntarios que entregan alimentos todo el año se intensifican en estos meses (ejemplos muy destacables hay en La Unión y en Valdivia) y desde el gobierno se aplican planes como la Ruta Calle, que incluye la apertura de albergues temporales.
Lamentablemente, no se trata de soluciones, sino de iniciativas que actúan en lo inmediato, considerando la gran demanda que existe en todo el país.
De acuerdo a datos del Ministerio de Desarrollo Social, en Chile viven más de 12 mil personas en esta condición, sobre el 80% de ellos son hombres y su edad media es de 44 años. Casi todos presentan problemas severos con las drogas y el alcohol, los cuales se agravan en la medida que pasa el tiempo.
Se estima que la mayoría de los adultos sin hogar ha permanecido cinco años o más en igual condición. En ese lapso, han perdido vínculos que podrían haberles ayudado a cambiar y reinsertarse en el sistema social.
Esa realidad se verifica también en Los Ríos, donde más de 200 personas están en situación de calle. Para ellos hay ayuda de entidades como el Hogar de Cristo y grupos de la comunidad que se organizan con este objetivo y que buscan no solo entregar un soporte material, sino también emocional, pues tras cada beneficiario hay historias tristes de problemas, abandono y vulneración de derechos.
Considerando lo anterior, es importante que quienes trabajan en esta área reciban la colaboración necesaria; pero también se hace urgente buscar soluciones que incluyan acceso a una vivienda permanente.
En otros países se ha comprendido que priorizar un lugar fijo para vivir -no necesariamente un hogar de beneficencia- contribuye a que las personas se motiven a superarse y salir de la calle. Claro que requieren acompañamiento, para no regresar.