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Valoran interés de la comunidad por celebración del We Tripantu

INTERCULTURALIDAD. Ceremonias educativas en establecimientos educacionales son bienvenidos por agrupaciones de pueblos originarios. Especialmente, para transmitir las tradiciones a las nuevas generaciones.
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Claudia Muñoz David

Cada año, entre el 21 y el 24 de junio, el pueblo mapuche celebra el We Tripantu. Se trata de un festejo de Año Nuevo familiar y sagrado que -en el contexto del solsticio de invierno austral- representa un cambio de ciclo. Conmemora el comienzo de días cada vez más largos, los que para el pueblo originario influyen de manera especial en la naturaleza. Es un momento para rogar por la familia, los amigos y los vecinos.

Sin embargo, los ritos que acompañan el We Tripantu son diferentes para cada comunidad, según el sector geográfico en el que se ubiquen. Además, cada año este festejo se populariza más, por ejemplo, con celebraciones en establecimientos educacionales urbanos y rurales, especialmente del sur de Chile.

En Paillaco, las comunidades educativas de las escuelas rurales de Manao, El Esfuerzo, La Peña, Estrella de Chile, El Llolly y Eduvigis Schulz de Möhr, se reunieron en la escuela El Naranjo para participar en la ceremonia. Al finalizar, José Aravena, estudiante de tercero básico de la Escuela Rural Estrella de Chile, aseguró: "La familia de mi papá es mapuche, por eso me gusta conocer las tradiciones de su pueblo. En mi escuela ya habíamos hecho celebraciones como ésta. Me gustó mucho participar, tirar semillas al fuego y compartir con niños de otras escuelas".

En Valdivia, una de las celebraciones se llevó a cabo en la sala cuna y jardín infantil Katemu, ubicada en avenida Argentina. Además, aprovecharon la oportunidad para inaugurar una ruka. Patna Cortez, directora del establecimiento, expresó: "Este espacio ha sido construido para que nuestras familias y pichikeche -niños y niñas- realicen aquellas actividades que practicaban nuestros abuelos. Así podremos recuperar algunas de nuestras tradiciones ancestrales".

Para el lonco Pedro Colihuinca, de la comunidad indígena de Litran, de Río Bueno, esta apertura es una señal positiva. "Nuestros ancestros eran muy celosos de todo este tipo de cosas y aun existe gente que prefiere un número acotado de personas para esta actividad, pero nosotros preferimos verlo desde otro punto de vista. Hemos luchado muchos años para recuperar lo que tenemos y para que se formen comunidades con identidad, por eso es importante que los renuevos, los niños en los colegios, se impregnen de nuestra cultura, de lo que hicieron nuestros antepasados. En nuestra comunidad la ceremonia estuvo perdida por más de 40 años. La recuperamos, llevamos más de 20 años realizándola y queremos que la juventud siga en el futuro", dijo.

Colihuinca lo celebró anoche, en familia, en Río Bueno. Sin embargo, también fue quien guió el We Tripantu educativo que desarrolló por cuarto año consecutivo la Corporación Cultural Municipal de Valdivia. El viernes pasado, a partir de las 10 de la mañana, la comunidad de Litran llegó hasta el Parque Saval para compartir la ceremonia con los valdivianos, entre ellos autoridades y representantes de organizaciones sociales.

el festejo en Los Ríos

¿Cómo es una celebración de We Tripantu? El antropólogo y director de la Corporación Cultural Municipal de Valdivia, Pedro Inalaf, destacó que cada zona tiene formas diferentes de desarrollar la ceremonia. En el caso de la comunidad de Litran, por ejemplo, la actividad del viernes incluyó un saludo inicial entre las personas que venían de Río Bueno y las de Valdivia y dos vueltas alrededor del rehue, altar sagrado que en esta ocasión estaba formado por ramas de laurel y maqui, plantas con propiedades medicinales. Luego hubo oraciones, durante ellas se usó un brasero en el que los asistentes esparcían harina. Gracias a esto se formaba una columna de humo que se extendía hacia el cielo, lo que simbolizaba un medio de comunicación con las alturas. Se desarrollaron danzas -marchas, saltitos y valses- también alrededor del rehue y cuecas mapuches.

Fueron usados instrumentos musicales como el kultrun y la trutruca. También otros europeos, como el acordeón. "Todas las celebraciones en el mundo incorporan la comida y la música. Esto tiene que ver con la participación comunitaria de la gente. El paso más tradicional es el saltito, hay registros que indican que en los años '40 era el único que se usaba", contó Inalaf.

Sobre el uso de instrumentos europeos dijo que "algunas ceremonias están más arraigadas a la tradición y otras han incorporado más elementos contemporáneos. Eso no significa que el sentido no sea el mismo", agregó.

La ceremonia también contó con otros simbolismos. "Tradicionalmente siempre se le da importancia al color azul, porque el creador está en el cielo y el cielo es azul. Hay lugares en los que las caras son pintadas con círculos azules, para que Dios identifique a cada persona", dijo. En la celebración de Litran, el azul estaba presente en dos banderas, que contenían una estrella y una luna, ya que los mapuches se guían por un calendario lunar.

Al final del evento las comunidades compartieron alimentos: sopaipillas, pebre, catutos, huevos duros, pan, y otros alimentos que ellos mismos habían llevado como cooperación. "Lo importante es darnos cuenta de que este tipo de celebraciones se realiza en todo el mundo. Nosotros nos guiamos por un calendario occidental, basado en lo que ocurre en Europa. En el hemisferio norte el solsticio se produce a fines de diciembre. Acá ese mismo fenómeno astronómico acontece en junio. Eso nos quiere decir que estaríamos celebrando un año nuevo equivocado", explicó.

CosMOvisión mapuche

El antropólogo y académico del Instituto de Estudios Antropológicos de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile, Roberto Morales, destacó que desde el punto de vista filosófico el We Tripantu evidencia tres aspectos importantes: el primero, que el pueblo mapuche sabe que existe una relación entre la energía solar y las formas de vida del planeta. "Conocen y comprenden lo que significa el sol para la biodiversidad y los procesos que involucra la luminosidad en los seres humanos", dijo. Para el investigador, la festividad también establece que el pueblo originario concibe el tiempo como algo cíclico y que "están muy conscientes del espacio en el que están, del territorio".

Destacó que la concepción del tiempo cíclico es compartida con otras sociedades, como las budistas o las taoistas. "Se pueden hacer relaciones, pero esto no demuestra nada, sino que hay coincidencia entre los pueblos porque viven condiciones y maneras de relacionarse que pueden ser similares y pueden llevar a maneras de explicarse el mundo similares. No significa necesariamente que exista una relación", dijo.

Indicó que es difícil saber si el We Tripantu ancestral es diferente al desarrollado hoy. "Los primeros registros que tenemos son de gente de Castilla o de Aragón, de poetas y soldados que escribían. Ellos no tenían la intención de acercarse a la manera de pensar mapuche y sus textos contenían muy marcada la visión de quien los escribió. No obstante eso, al comparar, podemos llegar a la conclusión de que son actividades distintas, pero los elementos comunes se mantienen, es decir, son reconocer el tiempo cíclico y lo relevante que es estar en un territorio. También, las relaciones interfamiliares que hoy terminan siendo la comunidad".

Para Morales, que el We Tripantu esté siendo celebrado en colegios o jardines infantiles indica que "está siendo celebrado en espacios de la institucionalidad pública de la sociedad estatal chilena. Muestra que hay una política en la que, por ejemplo, están siendo incorporados los programas de salud y educación intercultural y programas de asignatura de lengua y cultura indígena. Puede ser interpretado como un reconocimiento a la vigencia y a la vitalidad del pueblo. Hoy al menos se está hablando de los mapuches en el presente, no como se hacía antes, en el pasado".

Sin embargo, también indica que puede hacerse una segunda lectura a partir de este hecho. "Esta apertura podría ser interpretada como una estrategia para integrarlos a un modelo de sociedad en el cual siguen ocupando un lugar subordinado. O sea 'ustedes hagan su fiesta, pero no se metan en la política nacional ni modifiquen el plan de desarrollo económico'. Esto podría transformarse en algo superficial, que no implique una transformación profunda. No es bueno, por ejemplo, que en los colegios la incorporación solo se quede en 'la semana de' y que durante todo el resto del tiempo no se tome en cuenta, no esté presente. Falta mucho para que se produzcan valoraciones de fondo" , expresó.