Periodista
Los granos eran como nueces, otros como huevos y algunos particularmente mucho mayores, como un ladrillo de jabón. De seguro el soldado español y cronista Alonso González de Nájera no exageraba al describir la abundancia y facilidad de extracción del oro de la mina "Madre de Dios" en San José de la Mariquina. Eso era en la segunda mitad del Siglo XVI, una época en la que el geográficamente mal llamado "Oro de Valdivia" ganó popularidad por su perfección y nobleza.
A ese pasado de opulencia y a un presente que no brilla tanto como el metal precioso, es a lo que apunta el historiador Gabriel Rivera Gutiérrez con su más reciente trabajo. Se trata de "Entre circas y cañuelas: historia de los pirquineros auríferos de Mariquina, siglos XVI al XXI" (autoedición, 171 páginas). Es un libro resultante de una investigación financiada con recursos del Fondart Regional y donde el autor se mete en el siempre fascinante campo de la historia social.
Rivera (también responsable de un cuadernillo sobre la "Batalla de la Mariquina", de 1551), encontró en el territorio que habita su propia mina de relatos. Su propuesta es sistematizar, contrastar y complementar las crónicas históricas de hechos que de seguro hasta ahora eran de público conocimiento, pero desde solamente una voz. El valor de su ejercicio entonces es porque apunta a los protagonistas que precisamente no constan en la historia oficial, como por ejemplo los hermanos Juan y José Santos Segundo Beltrán Benavides. Ellos descubrieron las minas de Pureo, son considerados por sus pares como "los padres de la minería del oro" y siempre han estado ahí a la espera de que alguien los descubra por su importancia local.
El de Rivera es un documento que bien podría ser de consulta obligada en colegios de Mariquina y en el que se puede ver una realidad tan cercana como aparentemente invisibles de quienes han hecho del territorio, un lugar que figura en el mapa más que solamente por su nombre.
Daniel
Navarrete