Por fin. Esa debe ser la frase que muchos valdivianos estamos pronunciando hoy, cuando por fin, después de varios años de espera, múltiples sinsabores e incontables atochamientos que podrían haberse resuelto, se pone en servicio de forma provisoria nuestro tristemente célebre Puente Cau-Cau.
Estamos claros que aún se ve lejos cerrar el capítulo que nos ha tenido los últimos ocho años ilusionados con un puente que resuelva los problemas de conectividad entre el norte, la costa y la Isla Teja; que nos ha mantenido los últimos tres con el alma en vilo tras la falla que en 2015 echó por tierra el sueño de tener la obra de ingeniería vial más ambiciosa del país; que en el transcurso de estos primeros cinco meses bajo una nueva administración, nos ha abocado a sensibilizar a las nuevas autoridades sectoriales de la necesidad de no ceder ante las dificultades, y nos mantuvo alertas ante las decisiones que podría tomar el Presidente Sebastián Piñera y su equipo para desenrollar ésta, de por sí, ya enredosa madeja. En ese marco, la visita Presidencial anunciada para hoy, para supervisar en persona la puesta en marcha del viaducto para vehículos livianos, viene a dar testimonio de que éste es un gobierno que da la cara ante las dificultades.
Es también una potentísima señal del compromiso personal del primer mandatario para con la Región de Los Ríos y su capital, cuyo destino depende entre otras cosas, de la eficiente y sólida conectividad que pueda ofrecer para que el sector industrial, el transporte de carga terrestre y fluvial y la movilidad urbana, puedan fluir y desarrollarse.
En adelante se pone en marcha la cuenta regresiva para encontrar la solución definitiva, que debe ser la más conveniente, tanto técnica como financieramente, para los valdivianos y el erario fiscal.
Es de esperar por tanto que la visita del Jefe de Estado pueda traernos también la certeza de los nuevos plazos para que la terminación del viaducto, que no debiera pasar de los dos o tres próximos años.
Asimismo, el destrabe del Cau-Cau debiera acelerar otros proyectos de puentes que han estado avanzando a ritmo de tortuga. Me refiero a la ampliación del Pedro de Valdivia, al puente Cochrane-Los Pelúes, Las Mulatas Torobayo -que a mi juicio debiera priorizarse porque aliviará el tráfico costero y la carga pesada- y Los Ciruelos, en Los Lagos.
Bernardo Berger Fett
Diputado