Claudia Muñoz David
E n Twitter y Facebook los comentarios y memes iban y venían. ¿La leche que compramos en el supermercado, es leche? ¿Qué significa que sea natural, reconstituida o recombinada? ¿Qué es mejor para mi salud? Actualmente el Congreso está impulsando dos iniciativas de ley que tienen como objetivo normar la comercialización de la leche, principalmente incorporando cambios en su etiquetado. De esta manera se espera que los consumidores puedan comprar mejor informados.
Desde la región de Los Ríos, investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Los Alimentos (Icytal) de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Austral de Chile elaboraron un informe para la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados. En él, definieron los distintos tipos de leche y los parámetros que pueden determinar su origen. A cargo de este informe estuvo la investigadora Romina Abarca, quien indicó que "la Uach no quiso quedar ausente de esta iniciativa, ya que por años se ha trabajado e investigado en el área bajo sus diferentes aristas".
Tipos de leche
Abarca indicó que según el Reglamento Sanitario de los Alimentos, la leche después de haber sido sometida a enfriamiento o a algún tratamiento térmico se clasifica como leche natural, leche reconstituida o leche recombinada. La leche natural solamente ha sido sometida a enfriamiento y a la estandarización de su contenido de materia grasa antes del proceso de pasteurización, tratamiento a temperaturas ultra altas o esterilización.
La leche reconstituida es un producto obtenido después de la adición de agua potable a la leche concentrada o a la leche en polvo, en proporción tal que cumpla con los requisitos en el artículo 203 y su contenido de materia grasa corresponda a alguno de los tipos de leche señalados en el artículo 205. Deberá ser pasteurizada, sometida a tratamiento a temperaturas ultra altas o esterilizada. Mientras que la leche recombinada es un producto obtenido de la mezcla de leche descremada, grasa de leche y agua potable en proporción tal que cumpla con los requisitos del reglamento. También debe ser pasteurizada, sometida a tratamiento a temperaturas ultra altas o esterilizada.
Mientras que la leche en polvo se obtiene tras la eliminación parcial del agua que contiene la leche. Debe contener un máximo de 3,5 por ciento de humedad.
La académica del Icytal destacó que desde el punto de vista nutricional, estudios científicos han demostrado que prácticamente no existen diferencias significativas en los análisis de este tipo de alimentos, es decir, en aquello que se relaciona con grasa, calcio o hidratos de carbono. "Por lo tanto, las leches son muy similares desde esa perspectiva", dijo.
¿Cuál es más saludable? "Si nos referimos a leche natural y la leche reconstituida, científicamente no se han detectado diferencias a nivel nutricional. Por otra parte, al hablar de 'saludable', la verdad es que el término es bastante amplio. Si analizamos el caso de una persona con obesidad, de todas maneras será más saludable que consuma una leche descremada. En el caso de una persona intolerante a la lactosa, es recomendable que prefiera la leche sin lactosa", explicó Abarca.
La experta explicó que lo más importante es que las personas consuman leche cualquiera sea el producto, tomando en cuenta sus requerimientos nutricionales. Recomendó leer el etiquetado y composición de cada producto, donde se encuentra información sobre los aditivos presentes en la composición del alimento, así como los aportes en cuanto a porcentaje de grasa, calcio, entre otros.
Por qué legislar
Hoy existen iniciativas en el Senado y en la Cámara de Diputados para regular los etiquetados. El diputado DC Iván Flores es parte de la Comisión de Agricultura de la Cámara y explicó que actualmente se encuentran votando los artículos en particular. Expresó: "Hemos encontrado que la familia chilena consume algo que se denomina leche, pero que en envase y en el escaparate del supermercado no necesariamente cumple con la normativa vigente, esto es el reglamento del Código Sanitario que define claramente lo que es leche natural, leche reconstituida, recombinada o bebidas lácteas. Hoy tenemos un problema de fiscalización y, por un lado, la industria coloca cualquier cosa en el supermercado como leche y lo único que la diferencia es si es entera, descremada o posee otros ingredientes. En este desorden se está dañando al consumidor, cobrándole caro por un producto que puede ser más barato".
El proyecto de la Cámara busca que sean incorporadas en las etiquetas de los productos las transformaciones a las que ha sido sometida la leche, además del país de ordeña.
"Tomamos la norma nacional, escuchamos a organizaciones de productores y académicos de distintas universidades, también a la gente de la industria y del retail. Ahí aparece un nuevo elemento, la brutalidad de las cifras de importación de leche. Lo que estamos haciendo es transparentar lo que se le vende a la familia chilena en el supermercado, para que sea la familia quien elija. También queremos que el consumidor sepa si está consumiendo leche importada, dónde fue ordeñada la vaca y en qué fecha. No es la misma calidad una leche ordeñada, deshidratada y convertida en polvo dos semanas atrás, que una que tiene dos años de almacenamiento", destacó.
En tanto, la iniciativa generada en el Senado está orientada a establecer la obligación de etiquetar en los envases el origen y el tipo de la leche, además de las características de otros productos lácteos.
Gremios
Quienes también han expuesto sus puntos de vista ante los parlamentarios son los representantes de Aproval. El gremio ha utilizado la normativa vigente para revisar el funcionamiento del etiquetado de los productos lácteos, encontraron algunas irregularidades relacionadas con leches fluidas y bebidas de origen vegetal, e hicieron denuncias que fueron acogidas y falladas. Su director ejecutivo, José Luis Delgado, indicó que "lo primero hay que tener en claro es que buena parte de lo que hoy se está planteando en las dos mociones que hay en el Congreso son cosas que están recogidas en normativa existente. Nosotros veíamos que no era necesario llevar lo que existía a proyectos de ley cuando probablemente era mucho más práctico o rápido mejorar los decretos existentes, con el reglamento sanitario o de etiquetado y esto asociarlo a fiscalizaciones y monitoreos responsables y oportunos".
Sin embargo, destacó que "todo lo que signifique mejoras a la información para el consumidor nos parece bien y correcto. Pero nosotros también hemos advertido que hay que tener cuidado con excedernos en la entrega de información que termine generando algún cierto grado de confusión. Eso puede ser contraproducente. A quienes estamos involucrados en el sector lácteo nos interesa promover el consumo, porque creemos en el valor nutricional que tienen, el que está demostrado técnica y científicamente. Desgraciadamente en el proceso de discusión de estos proyectos se ha derivado en generar una suerte de conflictos artificiales dentro del sector y esto nos parece poco razonable. Pero ahora esperamos que los proyectos sigan sus procesos, lo importante es que sean apoyados por organismos técnicos".
