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Con visible deterioro están los torreones españoles de Valdivia

ESTADO ACTUAL. Mientras la municipalidad se ha preocupado de la limpieza de sus contornos, el Gobierno Regional desarrolla un proyecto para su restauración y conservación.
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Pablo Quintana Villanueva

Construidos en 1774 por las autoridades del régimen colonial (ver nota relacionada), los torreones del Barro y de los Canelos en Valdivia, presentan actualmente un evidente deterioro, debido no sólo a la acción ejercida por el paso del tiempo y los frecuentes movimientos sísmicos, sino también por falta de mantención y vandalismo, que se expresa en rayados y otros daños.

Estas antiguas atalayas reconocen distinta pertenencia: mientras que el torreón del Barro, ubicado en el número 1244 de la avenida Ramón Picarte, delante de la fachada de la Escuela México, está emplazado en un predio municipal; el torreón de los Canelos, situado en la esquina de las calles Yungay y Yerbas Buenas, es de propiedad de Bienes Nacionales.

Sin embargo, ambos fueron declarados monumentos nacionales por los decretos supremos 744 y 3.512, fechados el 24 de marzo de 1926 y el 31 de julio de 1928, respectivamente.

Algunos cuidados

Desde hace varios años, la Municipalidad de Valdivia se ha hecho cargo de la limpieza del entorno de los torreones, así como de la reparación de las puertas. Según expresó René Milanca, director de Medio Ambiente, Aseo y Ornato, "ha sido una labor que hemos cumplido a pesar de no ser estructuras de propiedad municipal".

Señaló que una cuadrilla de trabajadores de la repartición se encarga, entre otras labores, de mantener en buen estado la puerta del torreón de los Canelos, pintar el muro de concreto que delinea su contorno basal y cortar el pasto de la plazuela en la que se encuentra la estructura cilíndrica.

En cuanto a su hermano gemelo del Barro, una empresa contratada por la municipalidad aprovecha la ruta de conservación paisajística asignada para mantener a raya el crecimiento de las áreas verdes y la limpieza externa del torreón.

"Si bien no disponemos del dato específico, como Dirección de Medio Ambiente, Aseo y Ornato invertimos alrededor de $1.600 millones anuales en corte de pasto, paisajismo, arbolado, poda y mobiliario en toda la ciudad, lo que incluye a los torreones", dijo el director.

Amenazas

Milanca atribuyó a varias causas la degradación de los torreones: el paso del tiempo, la lluvia y humedad, temblores y terremotos; pero puso el acento también en los perjuicios que producen los vándalos.

"A modo de ejemplo, el viernes 14 de septiembre pintamos el muro del torreón de los Canelos, y al día siguiente ya estaba rayado. No mucho podemos hacer si la comunidad no nos ayuda a mantener estos monumentos históricos", advirtió.

Pero la poca consideración del vecindario por conservar en el mejor estado posible estos vestigios del pasado colonial español, no es nueva. En 1834, Cosme Pérez de Arce fue autorizado para transformar la atalaya de los Canelos en un molino de viento y en 1853 se le destinó a polvorín. Como si tales maltratos no fueran suficientes, en 1938, la revista Ercilla -dato aportado por el investigador local Julio César Avendaño y citado en una nota publicada por El Mercurio el 26 de agosto de este año- informó que el mismo edificio servía de "almacén de trastos viejos a una oficina del Ministerio de Tierras y Colonización", motivo por el que "irreverentemente le han hecho un hueco para encajarle una ventanita de vidrio".

Y quizá el antecedente inmediato de los grafitis que cada cierto tiempo deben ser cubiertos con pintura por la municipalidad, fueran los hechos descritos por el dirigente Humberto Arcos en su libro "Autobiografía de un viejo comunista chileno". Allí, recordó que dentro de sus labores propagandísticas, los integrantes de las Juventudes Comunistas rayaban "consignas con alquitrán en los torreones de Valdivia (...). Lo que nos enorgullecía era que, después de que el municipio o la intendencia los hubieran pintado nuevamente de blanco, cuando venían días de sol y calor, el alquitrán (...) traspasaba la pintura y volvía a mostrar nuestras consignas".

Puesta en valor

Los dos torreones están incluidos en el programa denominado Puesta en Valor del Patrimonio y el proyecto para su restauración y conservación está en la etapa de formulación de las bases para llamar a licitación.

Al respecto, el seremi de Bienes Nacionales, Eduardo Berger, aseguró que "primeramente se realizó la etapa de diseño, que consistió en hacer los estudios previos que consideran el levantamiento crítico, el análisis arqueológico, histórico, estructural y arquitectónico; para luego efectuar el proyecto de restauración y consolidación estructural y paisajística".

La iniciativa, que incluye iluminación, sistemas de seguridad, museografía, plataforma digital y un modelo de gestión, "ya cuenta con recomendación favorable por parte del Ministerio de Desarrollo Social y, además, está incorporado al presupuesto del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) de 2018 y priorizado por el Consejo Regional.

Además, obtuvo el 50% de financiamiento a través de la provisión del programa Puesta en Valor del Patrimonio, según consta en un oficio de la Subdere".

En la actualidad, añadió Berger, se está trabajando "en el convenio o mandato entre el Gobierno Regional y la unidad técnica, que es la Dirección de Arquitectura del Mop, para encargar a ésta la licitación y la inspección fiscal del proyecto; de modo que Arquitectura está confeccionando las bases y los términos de referencia para llamar a la licitación".

Respecto a la situación que afecta a los torreones, el seremi de Bienes Nacionales dijo que "no se puede realizar ningún tipo de arreglo a estas estructuras sin la debida autorización del Consejo de Monumentos Nacionales, por estar protegidas legalmente. Por esta razón, es que estamos avanzando en el proyecto, que está ejecutando el Gobierno Regional".