Adiós a desechos tecnológicos
Una nueva Feria de Reciclaje invita a reflexionar sobre el consumo de aparatos electrónicos y la forma de reciclarlos. La iniciativa es también una invitación a revisar el consumismo que hay atrás de esta avidez por la tecnología y sobre las consecuencias que ella genera.
Hoy y mañana se llevará a cabo la sexta versión de la Feria Re-Conéctate, dedicada al acopio de desechos electrónicos y tecnológicos. Es organizada por la Universidad Austral de Chile, la seremi de Medioambiente y la municipalidad de Valdivia, con el objetivo de crear conciencia sobre la contaminación que este tipo de basura genera, la importancia de reciclarla, pero también sobre el alto consumo que se hace de estos aparatos.
La actividad se desarrollará en el Parque Saval y probablemente se superarán las 29 toneladas recolectadas durante 2017, sumando computadores, pantallas, televisores, electrodomésticos, celulares y otros en desuso.
Esa cantidad de material parece muy alta, pero no lo es tanto si se considera que en Chile cada persona genera ocho kilos de chatarra tecnológica al año y que este índice ha crecido exponencialmente desde 2011, cuando se calculaba un kilo per cápita.
Ahora el país es el tercero en Latinoamérica que más genera desechos de este tipo, después de Uruguay y Costa Rica.
Se calcula que botamos más de 3 millones de celulares y más de 500 mil computadores cada año.
Algunos de ellos logran ser reutilizados, pero más del 20% termina junto a la basura tradicional en vertederos y vías públicas, multiplicando los riesgos para el entorno que sus partes pueden provocar, pues contienen metales pesados que contaminan el agua y colaboran en la formación de gases tóxicos.
La idea de la Feria, entonces, es contribuir para que ese peligro baje. Los aparatos recibidos son llevados a centros especiales de reciclaje, que separan partes y permiten la reutilización.
Este concepto está incluido en la Ley Rep (Responsabilidad Extendida del Productor), pero todavía falta conciencia para que la idea sea internalizada por la comunidad. Sobre todo la parte de reducir. Es decir, pensar antes de desechar un aparato, simplemente porque se quiere comprar otro.
Desde esa perspectiva, la iniciativa en el Parque Saval es una invitación, también, a revisar el consumismo que hay atrás de esta avidez por la tecnología y sobre las consecuencias que él puede traer.