Correo
Agradecimientos
El conjunto "Añoranzas" de Valdivia, integrado por profesores normalistas jubilados, agradece enormemente la difusión brindada al recital efectuado con motivo de su décimo aniversario como agrupación musical.
Su apoyo nos permite visibilizar nuestro quehacer artístico-cultural en esta etapa de adultos mayores que estamos viviendo y que con mucho cariño nos complace compartir con la comunidad valdiviana y de Los Ríos.
Hugo Campos, presidente; Jovita Carmona, secretaria Conjunto Añoranzas
Ana González de Recabarren
A los 93 años fallece Ana González de Recabarren, histórica defensora de los Derechos Humanos durante la dictadura. La señora Ana nació en una oficina salitrera cerca de Tocopilla el 27-7-1925. En abril de 1976 detienen a Manuel (su esposo), Luis y Manuel (hijos) y a su nuera Nalvia (embarazada). Nunca más supo de ellos.
Fue cofundadora de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Por más de 42 años no descansó en la búsqueda de los suyos y de todas las víctimas de la dictadura. Tras perder a gran parte de su familia, cumplió una labor infatigable de denuncia y participó en la primera huelga de hambre en la Cepal. Junto a Gabriela Bravo (esposa del doctor Carlos Lorca) y Ulda Ortíz, recorrió Europa, EE.UU., acudiendo entre otras instituciones a las Naciones Unidas, OEA, Cruz Roja Internacional, Comisión Internacional de Juristas, el Vaticano, el Consejo de Iglesias de Nueva York, Amnistía Internacional y medios de comunicación, portando siempre la imagen de sus familiares desaparecidos. En noviembre 1977 al regresar a Chile son expulsadas, condenándolas al exilio. Sin embargo, ante la presión internacional y nacional, la dictadura les permite el retorno.
El testimonio de vida de la señora Ana González, en busca de la verdad y justicia, perdurará en la memoria de nosotros, los familiares de las víctimas.
Derico Cofré Catril derico. cofre@hotmail.com
Sobre estacionamientos
Luego de asistir a la audiencia solicitada por la empresa ejecutora de los estacionamientos bajo la plaza de Valdivia me vinieron algunas ideas:
La arqueología es una ciencia joven, pero con la clave misión de respondernos, por la razón de la evidencia, quienes fuimos. Nuestra Plaza de la República, testigo de por lo menos 600 años de historia documentada, ve ahora amenazada su integridad arqueológica y su capacidad para contarnos quiénes fuimos como ciudad o territorio, en estratos que van desde la ocupación prehispánica a la colonial, a raíz de una intervención de mero rescate. Si vemos la excavación de un sitio como un libro, con respuestas, descubrimientos, aportes a la ciencia y la humanidad, pues bien, estamos a punto de echarlo al fuego, a razón de un negocio redondo para una empresa que estaciona autos. A cambio de diezmos, quienes desean este proyecto, se comprometen (ya que no pudieron cumplir antes) a la escasa virtud de cumplir con la ley, poniendo en evidencia la debilidad de la protección patrimonial en Chile, con autoridades que han dormido entre negligencias y falta de recursos. El Consejo de Monumentos requiere de un mayor peso, y más pesos.
La figura extravagante del mundo sirio y la zona en conflicto con el Estado Islámico, (perdonen la extremación, pero aún estoy consternado), haciendo estallar con martillos neumáticos, dinamitas y mazos, los sitios de ciudades patrimonios de la humanidad como Nínive, o las ruinas de Hatra, encogen a cualquiera. En ejercicio análogo hacemos los mismo con nuestra plaza. El sitio, monumento nacional, de la Plaza y sus alrededores, dada su importancia de integridad y complejidad merecen, por amor y respeto de lo que somos, el ejercicio serio de la investigación acabada, y es que de hacerse el proyecto de estacionamientos sólo se procederá con el rescate de un 10% del material encontrado. No se sabe o entiende la verdad en un 10%.
Mientras camino y mascullo el camino a casa, veo los tajamares bajo el Hotel Dreams. Su olor habitual a amoniaco me da un cuadro claro de lo que hacemos con el patrimonio y entendemos por puesta en valor del mismo. La alarma es obvia, y el llamado el siguiente:
Quienes se sientan valdivianos/as verán que ser honestos con su convicción regionalista implican hacer lo posible por salvar y defender sus espacios de identidad, como lo hicieron sus abuelos y antepasados, enterrados bajo el suelo de aquel espacio fundacional, como aquellos habitantes que se amarraron a los Tilos para no ser cortados a mediados de siglo XX.
Si Monteverde, sitio que lleva en excavación desde hace 42 años, dependiera de un rescate como el de la plaza, no habría sido el hito impugnador de todo el poblamiento americano. La ciencia en este sentido no la construye el afán interesado. Parafraseando a Ezra Pound "con Usura no construimos las catedrales, ni se pintaron los cuadros eternos" como tampoco ella nos responderá de dónde venimos, como fue que habitamos esta selva y quienes fuimos, como tampoco nunca nos podrá decir a dónde ir.
Víctor Gutiérrez Ponce vhgutierrez.p@gmail.com