Experto español destacó rol de la comunidad en las actividades de investigación científica
CIENCIA CIUDADANA. El ingeniero y biólogo Jaume Piera subrayó que la sistematización de los aportes de particulares puede ayudar a facilitar el trabajo académico.
Enfatizar la importancia del aporte de la comunidad en actividades de investigación científica y dar a conocer iniciativas en que se ha aplicado ese vínculo, fueron los objetivos que se propuso el especialista español en tecnologías de observación y seguimiento de la naturaleza, Jaume Piera, a través de la charla sobre ciencia ciudadana que ofreció el viernes recién pasado en Valdivia, organizada por el Instituto Forestal (Infor) y el Centro IDEAL de la Universidad Austral de Chile.
El ingeniero y biólogo explicó que el concepto de ciencia ciudadana "es algo que siempre decimos que consiste en metodologías viejas con un poco de ideas nuevas, y se refiere básicamente a sistematizar la participación de la gente en la generación de conocimiento científico. Aquí se produce una bidireccionalidad, porque la transmisión de conocimiento se produce de los hacedores de ciencia a los participantes, y de éstos a los primeros".
¿Por qué es importante promover la ciencia ciudadana? Piera señaló que son varias las razones para ello, una de las cuales apunta al importante incremento de la "capacidad de observación, entendiendo la parte científica experimental. El hecho de que la gente nos aporte datos ya de por sí es una ventaja".
También está el hecho de que, por lo general, las personas que habitan en un determinado lugar poseen "mucho conocimiento del ambiente en el que viven, y si esto podemos sistematizarlo tenemos la oportunidad de generar mucha información".
La tercera razón, añadió Piera -que es doctor en ciencias medioambientales por la Universidad de Gerona-, se relaciona con un elemento de contexto social: "Esto nos habla de la necesidad de dar voz a la gente en cuanto a sus inquietudes de querer conservar la biodiversidad o la calidad ambiental del lugar en el que viven", dijo.
Exactitud y frecuencia
Consultado acerca de si las observaciones recogidas a través de metodologías participativas son menos exactas o de menor calidad que las obtenidas a través de la ciencia convencional, Jaume Piera indicó que si bien esta última es mejor en cuanto a exactitud, tiene el inconveniente de la falta de frecuencia en el seguimiento de un patrón de la naturaleza.
"Imaginemos que alguien hubiese observado la intensidad de la luz del sol durante 10 años, tomando una foto o haciendo una medición muy buena cada día. Es claro que ha logrado un buen dato, pero de esa forma nunca habría descubierto que había noche. Pues bien, el preguntarse por los ciclos de luz y de oscuridad en nuestro ambiente, por ejemplo, son el tipo de cuestiones que la observación participativa permite hacer", ejemplificó.
Natusfera
Son muchos los campos del conocimiento en los que se puede aplicar la colaboración de personas de la comunidad en procesos de investigación científica, aunque uno de los más comunes es el de la biodiversidad. Al respecto, Piera dio a conocer una iniciativa en la que él es un activo colaborador, y se denomina Natusfera.
Se trata de una plataforma de ciencia ciudadana que es una adaptación de la estadounidense iNaturalist creada por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (Creaf) y el Nodo Nacional de Información en Biodiversidad, ambos de España.
"Es como una red social, como una especie de Facebook, pero para reportar observaciones y con la capacidad para que esos 'likes' -por decirlo de alguna manera- sean mucho más efectivos. Se sistematiza cada observación y finalmente todas acaban en bases de datos científicas, lo que permite utilizarlas más eficientemente en el ámbito académico y también en la gestión ambiental", detalló.
En panguipulli
El Instituto Forestal (Infor), por medio de su Sistema Integrado de Monitoreo de Ecosistemas Forestales (Simef), está desarrollando tres proyectos de supervisión participativa: en Ovalle (región de Coquimbo), Las Cabras, Doñihue y Coltauco (región de O'Higgins); y Panguipulli (Los Ríos).
En este último caso, se está desarrollando desde hace aproximadamente tres meses el monitoreo de insectos polinizadores, particularmente con el abejorro nativo (Bombus dahlbomii) y el abejorro o moscardón europeo (Bombus terrestris).
"El grupo con el cual estamos trabajando es la Agrupación de Permapicultores Wallmapu de Panguipulli, cuyos miembros nos mostraron la necesidad de implementar un monitoreo participativo, a raíz de que la gestión de su trabajo estaba llena de obstáculos; y esto, porque se les han muerto muchas de sus abejas y, por ende, la producción de miel ha bajado considerablemente. Ellos se preguntaban: '¿Por qué se están muriendo, si estamos haciendo todo lo que antiguamente hacíamos?'. Entonces, surgió la necesidad de entender el ecosistema y los insectos polinizadores", contó la ingeniera forestal Alexandra Castañeda, encargada del monitoreo participativo de Simef.
Frente a ese panorama, relató la profesional, el seguimiento busca comprender la influencia de las especies polinizadoras en el ecosistema local, así como también conocer las interacciones entre ellas y el impacto de la fumigación, entre otros factores. "Con todo esto, queremos recabar la mayor cantidad de datos sobre la biodiversidad, entender un poco la estacionalidad, cuándo aparecen y cuándo se retiran esos polinizadores. Las especies que más nos importan son el abejorro nativo y el abejorro exótico. Se ha demostrado que mientras mayor número hay de ejemplares de este último, disminuye la población del dahlbomii, que actualmente está en peligro de extinción", expresó.
¿Cómo opera el monitoreo participativo en el caso de Panguipulli? Es similar a la experiencia española, porque se emplea la plataforma iNaturalist. "La indicación básica es tomarle una foto a cualquier insecto que vean en una flor y subirla a la plataforma. Deben activar el sistema GPS del teléfono móvil para georreferenciar la imagen. No importa mucho si saben o no saben a qué especie pertenece el ejemplar, porque la comunidad -en la que hay académicos y expertos- va a ir validando la información. Y, además, recibimos cualquier otro dato sobre biodiversidad", finalizó.