Considerada la obra más desafiante del proyecto, la instalación de los 2 digestores (19,5 metros de largo y 6.4 de diámetro) para el Proyecto Pulpa Textil de Arauco, significó un importante despliegue al interior de planta Valdivia y la utilización de una de las grúas más modernas de América Latina, capaz de movilizar pesos de hasta 1.200 toneladas, suficiente para desplazar estos equipos.
El gerente del proyecto, Mario Eckholt, destacó lo exitoso del proceso de montaje y la utilización de equipos con tecnología de punta que permitió realizar una maniobra eficiente y segura. "Esta grúa es de origen estadounidense, pesa cerca de 260 toneladas y debido a su envergadura, llegó desarmada en 14 camiones y cada una de sus partes fue ensamblada en nuestra planta", manifestó.
Una de las características principales de la grúa es que cuenta con tecnología Fly by Ware, es decir, su operación es controlada a través de un computador y es una de las pocas que tiene la capacidad de distribuir los contrapesos en función de la cantidad de toneladas que está levantando. Además, cuenta con una pluma de 90 metros de largo.
Digestores
Los digestores son las estructuras que actúan como ollas a presión gigantes, donde se incorpora la madera en forma de astilla y se realiza el proceso de cocción, produciendo pulpa que al final del proceso se obtiene en formato de lámina de celulosa.
Los equipos fueron fabricados en Finlandia y luego de una travesía marítima de 50 días, arribaron al puerto de Corral.
Posteriormente, fueron trasladados por ruta fluvial hacia el sector de Cabo Blanco, en Valdivia, y desde allí iniciaron el transporte terrestre por más de seis horas hacia la planta de celulosa.
Eckholt además explicó que el proyecto registra un 50% de avance global y actualmente se encuentran abocados, entre otras obras, a la construcción de las fundaciones y estructuras. Entre otros avances destacan los trabajos de ingeniería que se encuentran en su etapa final, el término de la compra de los equipos y su llegada, proyectada para comienzos de 2019.
El proyecto permitirá producir por primera vez en Chile pulpa textil, otorgando un uso diferente para la celulosa, que hasta ahora se centra en el papel y sus derivados, desarrollando otros formatos de pulpa utilizados como materia prima en la fabricación de tela de viscosa o rayón.