El viejo del saco
Para muchos de nosotros nuestra crianza tuvo una cuota de amenaza hacia representantes como el viejo del saco o semejantes. A medida que maduramos, nos damos cuenta que en realidad el miedo a nuestras acciones era reflejo del temor de nuestros padres, de no poder regular nuestra conducta al jugar con fósforos o meter los dedos en el enchufe y entonces, tener que recurrir al monstruo de fantasía como última opción frente al riesgo inminente.
Esto es lo que pasa cuando no te queda otra alternativa racional. Cada vez que en una sociedad hay un problema de difícil solución podríamos llegar a ese extremo, a apelar a los miedos atávicos, al viejo del saco de la estigmatización o la cacería de brujas como intento desesperado por instalar en la sociedad una conducta de autocuidado en salud.
A estas alturas, en vez de pontificar sobre la campaña lanzada este mes por el Ministerio de Salud para hacerse el examen del VIH, quisiera hacer un punto de reflexión sobre las lógicas a partir de las cuales comunicamos contenidos en salud. ¿Hemos ya agotado todas las instancias más razonables para que las personas tengan una conducta proactiva hacia el autocuidado en materia de salud sexual?, ¿O es que partimos por la opción del viejo del saco como sociedad?
Por ejemplo ¿No ha sido la estigmatización ocupada extensivamente como método preventivo para el embarazo adolescente? ¿O la cacería de brujas frente al consumo de sustancias en escolares? ¿O el miedo y el eufemismo para adolescentes y el suicidio?
Esta es mi teoría; cada vez que a la sociedad en su conjunto y al Estado un tema le sobrepasa, recurre al mecanismo de la proyección, al viejo del saco, y no solo como última opción ante una sociedad que parece no escuchar entre otras prioridades, sino que, lamentablemente como primera medida ante las malas cifras.
Creo que analizar esta última campaña sólo como un error publicitario también sería incompleto. Probablemente refleja nuestra propia capacidad como sociedad sobre cómo aludir a problemas sociales y a sus soluciones.
Quizás todavía, creemos en el viejo del saco
Miguel Ángel Flores Docente Inst. Salud Pública Uach
La huella de Chile
A pesar de los múltiples esfuerzos llevados a cabo por las distintas autoridades del país en disminuir la huella de carbono, aún no se ha encontrado una solución con real impacto.
Para el Acuerdo Climático de París 2015, el país se comprometió - por medio de un documento oficial para la Contribución Nacional Tentativa de Chile - a reducir sus emisiones a un 30%. Sin embargo, un análisis publicado en noviembre por la organización alemana Climate Action Tracker, en el que estudiaron el correcto cumplimiento de dichas contribuciones y otras políticas públicas que los países tienen respecto al cambio climático, determinó que Chile es un país "altamente insuficiente" en cumplir sus políticas contra el calentamiento global.
Si bien Chile ha puesto en marcha diversas iniciativas que incitan el uso de energías renovables como Biogás, Techos Solares Públicos o el programa Huella Chile, los esfuerzos no son suficientes como para generar impacto en el medio ambiente y reducir considerablemente la producción de gas atmosférico elaborado por las grandes industrias, ya que sólo un 20% de la matriz eléctrica del país es generada a través de recursos no contaminantes.
Horacio Melo Gerente General de Solarity
Pedro Guillermo Jara
En la edición del viernes 4 de enero del Diario Austral, leí una información que me conmovió. El escritor Pedro Guillermo Jara no pudo dejar los medios para solventar los gastos de sus funerales. No fue de su responsabilidad, sino la nuestra.
No puede ser que un trabajador de la cultura, que desempeñara el digno oficio de poeta y escritor, muera en esta situación. (¿Cuántas veces lo veíamos vendiendo sus propios libros?).
No puede ser que hayamos respondido así, a un sencillo creador de la palabra.
Hago un llamado a la Corporación Cultural de la Ilustre Municipalidad de Valdivia, al propio Gobierno Regional de Los Ríos, a enmendar este pago de Chile, del que los regionalistas de verdad, somos todos responsables, al menos por omisión.
Claudio Molina C. eclmolina@gmail.com
Historia y 2019
Este 2019 al parecer se han iniciado diversos procesos históricos que serán dignos de estudios para las nuevas generaciones de historiadores en un par de lustros más. Por un lado los altos grados de violencia e intolerancia política; por otro las tendencias totalitarias respecto a la censura histórica y la generación de una "verdad oficial" ; además el cuestionamiento de las instituciones y la debilitación de la República. En todo caso, a pesar de los peores escenarios, siempre hay esperanza de paz y progreso.
Francisco Sánchez Historiador circuloacton@gmail.com