Interrupción del embarazo
La interrupción voluntaria del embarazo ha sido una práctica ancestral que han llevado a cabo mujeres de distintas realidades, culturas y nivel socioeconómico a lo largo de la historia de la humanidad. En diversos países sobre todos aquellos que impulsan políticas de género no solo es una práctica legal sino también legítima, amparada en el derecho a la autonomía física de las mujeres, es decir, que puedan decidir sobre su cuerpo.
Chile no es el caso y bien sabemos que a duras penas se pudo aprobar una ley de aborto limitada a solo 3 causales perpetuando la inhibición del Estado a garantizar un derecho básico quedando en manos de un otro la última palabra (médicos, psicólogos, policías, ginecólogos), priorizando la conciencia del objetor por sobre el derecho de la mujer a ser atendida.
Al no existir una ley de aborto libre en el país sus cifras seguirán siendo un misterio; el porcentaje de abortos realizados el año pasado bajo la ley 3 causales no supera ni el 5% del total de abortos que se practican en el país, según estimaciones de organismos nacionales como Minsal y Fundación Miles. Además, los factores socioeconómicos y culturales influyen profundamente en cómo se aborda un aborto en la clandestinidad. Tanto en el acceso como en las redes de cuidado las mujeres pobres, rurales, indígenas o migrantes tienen el peor de los escenarios posibles: desde estafas hasta la pérdida de los órganos reproductivos o la muerte. Es por esto que como mujeres de izquierda militantes de la Convergencia Social -nuevo partido del Frente Amplio- hacemos el llamado a nuestros representantes y al Estado de Chile a avanzar en una agenda a favor del aborto libre.
Dir. Regional Convergencia Social Los Ríos, Frente Amplio
Sobre Essal
No recuerdo si alguna vez, cuando el agua era estatal, que pasara una catástrofe semejante a la vivida en Osorno.
En los años 40, 50 o 60 los Presidentes de la época tomaban medidas inmediatas de Estado en favor de la ciudadanía. Hoy he quedado estupefacto: el Presidente Piñera dice esperar "un informe técnico de la Superintendencia para analizar" si es posible sancionar a Essal.
Insólito, el máximo representante del país no tiene el poder cuando la evidencia para Chile y el mundo es el drama vívido de una ciudad entera que estuvo sin agua potable más de una semana.
Gaspar Millas del Río gasparmdelrio@gmail.com
Todos los árboles
El Cambio Climático nos pone frente a un desafío sin precedentes, en cuya esencia está implícita una disyuntiva central: ¿cómo responder a las crecientes necesidades materiales del ser humano al mismo tiempo que hacemos mayores esfuerzos por proteger el medio ambiente? Sabemos que para los problemas complejos no existen soluciones simples. Y este es probablemente el más complejo que ha enfrentado la humanidad en su historia.
De acuerdo con el 3er Informe sobre Cambio Climático, elaborado por el Ministerio del Medio Ambiente (2018), la actividad silvícola en Chile "es el único sector que consistentemente absorbe CO2, lo que lo convierte en el más importante por su potencial de mitigación". Los árboles representan una de las estrategias más potentes que tenemos a la mano para avanzar en mitigaciones al Cambio Climático, porque son la mayor infraestructura biológica del planeta y los mejores captadores de CO2. No existe hoy en el mundo tecnología capaz de replicar la fotosíntesis.
Todos los árboles, sin distinción, nativos y plantaciones, saben hacer su trabajo. La mejor forma de combatir el Cambio Climático es con más naturaleza. El planeta necesita muchos más árboles. Manejados responsablemente -esto es, con los cuidados medioambientales y sociales exigidos por certificadores internacionales de manejo forestal sustentable tales como FSC® y PEFC®- los bosques son un recurso natural renovable que, al mismo tiempo, ofrecen soluciones de largo plazo para satisfacer las demandas propias del desarrollo económico. Además, un manejo forestal responsable reduce la presión sobre los bosques nativos, cuya deforestación y degradación representa un 20% de las emisiones mundiales de CO2. Todo lo anterior, en un contexto donde la demanda por madera -de acuerdo a WWF- se triplicará hacia 2050, augurando un aumento de la tala y deforestación ilegal de bosques nativos.
Es clave continuar fortaleciendo la complementariedad entre la producción forestal responsable y la conservación y restauración del bosque nativo. Si no suplimos la creciente demanda mundial de vivienda con madera, será con alternativas cuya huella de carbono es significativamente más alta.
Según el World Economic Forum, el único material que puede satisfacer de manera sustentable las necesidades de vivienda en el mundo en los próximos años es la madera; si no satisfacemos la necesidad de abrigo con fibras naturales provenientes de árboles, seguirá predominando el poliéster, fibra sintética derivada del petróleo altamente contaminante; y si no utilizamos papel y la madera para soluciones de embalaje, será el plástico el que seguirá dominando la escena.
Matías Domeyko Vicepresidente Ejecutivo de Arauco