Daniel Navarrete Alvear
Luego de una convocatoria que tomó un mes y de la recepción de 60 postulaciones, la ONG Arte y Cultura que lideran Amaya Sologuren y Francisco Céspedes, escogió a 24 candidatos que serán entrenados como clown de hospital. La actriz y el músico, que además son terapeutas, se adjudicaron aproximadamente $10 millones del Fondart Regional para poner en marcha una inédita formación de voluntarios payasos para el Hospital Base Valdivia.
Ambos profesionales habían realizado experiencias similares para recintos de salud de Santiago, Valparaíso, Iquique y Osorno. Y ayer, iniciaron las clases para un nuevo grupo local en el que hay profesionales de distintas áreas. El proyecto considera sesiones durante los sábados venideros del semestre y prácticas guiadas en el hospital. La idea es que a futuro y con distintas intervenciones, puedan contribuir al tratamiento de niños con cáncer.
"Como área pediátrica, somos un centro de referencia oncológico. Contamos con equipos de primer nivel, sin embargo estábamos carentes de un trabajo más orientado hacia las emociones y de los beneficios del arte para la salud, por lo que este proyecto es un tremendo avance. Es muy destacable también porque no se trata de algo que finalizará una vez que terminen los fondos, sino que tendrá continuidad", señala Karin Grob, jefa del subdepartamento de Pediatría del Hospital Base Valdivia.
Motivaciones
Entre quienes fueron seleccionados para la capacitación están el escritor, profesor de teatro y folclore Víctor Barriga de Río Bueno y la paramédico Karina Reyes de La Unión. Para cada sesión en Valdivia viajarán y decidieron integrarse a la experiencia por varias razones. "Creo que puedo ser un aporte para la sociedad haciendo esto. Una sonrisa es fundamental para sanar el alma, para el bienestar de las personas como algo muy importante en el proceso de recuperar la salud", dice Barriga. Y Reyes, agrega: "Como voluntarios sabemos que es importante recibir capacitación, para saber de mejor forma el propósito de lo que nos interesa hacer mejor. La risoterapia ayuda a sanar desde adentro, entonces como clown debemos prepararnos para ir más allá de lo que una persona representa a simple vista".
Además de tomar las clases en la capital de Los Ríos, ambos miembros del grupo están interesados en aplicar lo que aprendan en sus comunas. "Aunque recién estamos comenzando a descubrir nuestras potencialidades individuales y como equipo, creo que lo más importante ha sido sacar a flote el niño interior que cada uno lleva dentro, para poco a poco ir perdiendo el miedo a vergüenza", explica Víctor Barriga.
Profesionalización
Hace tres años, en Buenos Aires se puso en marcha una ley que obliga a tener un clown en cada servicio de pediatría hospitalaria, en recintos públicos.
En Chile no hay normas parecidas y en la mayoría de los casos, solo se apela a la buena voluntad de quienes tienen tiempo para visitar a los enfermos, con algún número artístico. Y aunque ese gesto es un beneficio en sí mismo, Amaya Sologuren cree que debe ser profesionalizado y debe estar sujeto a regulaciones.
"Lo que hacemos no es mera entretención. No llevamos alegría a los niños para nuestra satisfacción, sino más bien para la recuperación de ellos; y eso es algo que no muchas personas entienden. Se trata de una cosa de actitud, pero también de trabajar nuestras emociones y la forma en que vamos a lidiar con las de los pacientes; y de entender cómo funcionan los protocolos dentro de un hospital. Existen muchos 'clown pirata' que cree que con ponerse una nariz de payaso, ya hizo la mitad del trabajo. Nosotros promovemos un tipo de labor responsable y con la que se busca expandir la presencia de una especialización necesaria", indica la artista.
La ONG Arte y Cultura funciona desde 2007. Su centro de operaciones fue Valparaíso. Ahora, sus miembros trabajan desde el sur, con montajes y capacitaciones.