Construcción y COP25
Cerca de 3.500 chilenos fallecieron por enfermedades cardiopulmonares causadas por la alta exposición de contaminantes durante 2017, según el Ministerio de Medio Ambiente. Esta realidad es más dura en las ciudades donde la principal fuente de calefacción es la leña.
Debemos entender el rol que juega la industria constructiva en mitigar el cambio climático, sobre todo ahora que estamos ad-portas de la COP25, donde lo más importante son los compromisos que se puedan firmar para reducir las emisiones de carbono.
El sector de la edificación es responsable de casi el 40% de las emisiones globales de CO2, según la ONU. Si bien en Chile se han hecho grandes esfuerzos con los Planes de Descontaminación Ambiental y la Calificación Energética de Vivienda, el aceleramiento del calentamiento global y los problemas de salud de nuestros habitantes obligan a la industria a considerar estos nuevos valores sociales.
Tal como otras industrias están avanzando, como Transportes impulsando la electro movilidad, la edificación también debe actualizarse, no podemos seguir construyendo igual que hace 30 años.
La Unión Europea ha avanzado en esta línea tras los acuerdos de París, con acciones concretas que impulsan la Edificación de Consumo Energético Casi Nulo (EECN), que reduce la contaminación de las ciudades, brindando una mejor salud a sus residentes. Para reducir los pasivos ambientales debemos aprender de las certificaciones probadas en el mundo, que apuntan a reducir al máximo el consumo energético y que permitan olvidarnos de la calefacción generada por combustibles fósiles.
La tecnología ya existe, solo nos falta la voluntad de avanzar hacia una construcción más sostenible, que tenga la mirada puesta en el año 2050, donde tenemos el compromiso de llegar a ser carbono neutral.
Osvaldo Carvajal Rondanelli Presidente Inst. Passivhaus Chile
Cultura preventiva
Para lograr en una empresa o pequeña compañía una cultura preventiva, en primer lugar, es necesario que todos sus miembros compartan un conjunto de costumbres y creencias de seguridad y salud. Esto suena lógico, pero muchas veces se olvida o se carece de ella, lo que causa accidentes o un mal ambiente laboral.
La identificación, evaluación y control de los peligros y riesgos de un entorno laboral, además de fomentar el desarrollo de actividades y medidas necesarias para prevenir los riesgos derivados del trabajo es clave en el camino para una cultura preventiva.
El no tener identificado los peligros y riesgos terminará afectando la seguridad y salud de los integrantes de cualquier organización, por ello también es necesario que las actitudes y creencias positivas en cuanto seguridad no solo recaiga en la persona responsable, sino que se compartan por todos en las empresas, por eso es importante también considerar a las nuevas contrataciones en aspectos de seguridad y no solo funciones específicas de los cargos.
No tener una cultura preventiva pone en riesgo también el prestigio de las organizaciones, ya que los problemas mientras más serios, incurren en gastos, demandas, pérdida de clientes, tiempo no trabajado y fuga de colaboradores y, por ende de talentos.
¿Quién puede ganar siendo preventivo en el mundo del trabajo? Todos. Es la respuesta que reúne finalmente a dueños, administradores y trabajadores. Evitando tener accidentes o enfermedades, también se mejora o mantiene la calidad de vida. Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el impacto económico de los accidentes y enfermedades profesionales alcanza aproximadamente al 4% del PIB mundial.
Es difícil cuantificar el impacto económico de la prevención de riesgos, pero según estudios de la OIT, por cada dólar invertido en seguridad, el rendimiento económico potencial es de 2,2 dólares.
Todos los integrantes de una organización deben estar alineados con la Cultura Preventiva, que es tarea de todos.
Andrés Meza Prevn
Distribución de energía
Hoy, el sector energético de Chile se encuentra bajo una interesante transformación. Además se destaca también la discusión de la nueva Ley de Distribución Eléctrica, en desarrollo por parte del Ministerio de Energía y diversos actores, legislación que busca flexibilizar el mercado de distribución y empoderar al cliente final entregándole nuevas alternativas.
En este contexto, existe la necesidad de integrar a este proyecto de ley elementos que ayudarán a impulsar la modernización de la red y brindarán una mayor independencia al usuario dentro de la industria. ¿De qué manera los usuarios podrían obtener algún tipo de autonomía o mayores grados de flexibilidad en el sector energético del país? En primer lugar, se debe legislar preguntándose como deben ser las redes del futuro. Para esto es necesario que la nueva legislación acoja el concepto de bidireccionalidad en reemplazo de la unidireccionalidad del flujo de las redes que impera hoy y que dificulta la adopción de nuevos modelos de desarrollo energético, como lo es la Generación Distribuida. Insertar ambos conceptos en este proyecto de Ley de Distribución, sin duda tendrá un impacto positivo.
Horacio Melo Fundador Solarity