Un doloroso momento es el que se encuentra viviendo Chile entero debido a los últimos acontecimientos que devinieron en la declaración de estados de excepción por parte del Ejecutivo, tal como señala la Constitución cuando la seguridad interna del país se encuentra amenazada.
Hechos de agresión y vandalismo, saqueos de locales comerciales, ataques a instituciones, barricadas en las calles, amenazas amplificadas en redes sociales vividas en casi todas las regiones, incluida Los Ríos, son hechos muy tristes y condenables.
La violencia jamás debe ser justificada. Menos la que surge de esta forma, tiñendo la convivencia nacional de un color oscuro y denso, que solamente puede traer malas consecuencias, como restricción de libertades, exacerbación de odios y profundización de extremos.
Pero además de un rechazo general a lo ocurrido, es necesario también reflexionar por qué se llega a este momento doloroso. Como señalan algunos sectores hay descontento social por diversos motivos (rechazar alzas del Metro en Santiago fue solamente un detonador), pero también hay una profunda falta de educación cívica para canalizar esas molestias. El diálogo, los acuerdos, el respeto, la colaboración por un bien común aunque se piense distinto, son conceptos aún no internalizados lo suficiente.
Pareciera que en treinta años -los que han pasado desde 1989 cuando terminó el gobierno militar- no hubiésemos aprendido que vivir en democracia es un privilegio que se construye día a día, que es necesario cuidarlo en serio; que no se trata solamente de tener derecho a exigir, a expresarse, a no estar de acuerdo; sino de cumplir deberes, de respetar y ser ciudadanos conscientes. Además, no se puede olvidar que esa democracia se consiguió con esfuerzo y con el dolor de muchos. Demasiados.
En Los Ríos y en todo Chile es urgente reforzar una cultura de entendimiento civilizado y de paz, a la cual deben contribuir todas las personas desde sus espacios de labor.
Es de esperar que este momento duro no sea utilizado con mezquindad por ningún sector político y que las personas que quieren construir un país en armonía puedan ayudar a calmar ánimos.
Chile se merece mucho más. Y esa es tarea de todos y todas entenderlo.