Revuelta "de la Chaucha"
En agosto de 1947, el presidente González Videla se vio obligado a organizar un nuevo gabinete, que incluyó a militares y políticos independientes, como Jorge Alessandri, quien asumió como ministro de Hacienda; así, el gobierno terminó apoyándose en partidos de derecha.
En Santiago, el 16-8-1949 se aumentó el valor del pasaje de la locomoción colectiva en 20 centavos de peso, una moneda de bajo valor, conocida en lenguaje popular como "la chaucha". A raíz de esto, el 16 y 17 de agosto, los estudiantes salieron a protestar a las calles, apoyados por empleados, obreros y dueñas de casa, quienes mediante la consigna "Micros a un peso", exigían la rebaja del precio del transporte. Durante las protestas, se realizaron barricadas, lanzaron piedras, derribaron postes del alumbrado público, volcaron e incendiaron automóviles y buses.
Ante estos hechos, el presidente ordenó a Carabineros y efectivos del ejército atacar a los manifestantes, resultando una cifra indeterminada de muertos y cientos de heridos. Por lo ocurrido, el gobierno debió dejar sin efecto el aumento de los pasajes.
Las monedas de un peso y "la chaucha", las conocí en Huellelhue, cuando mi madre me enviaba a comprar alguna porción de azúcar, café, té y otros en la pulpería del pueblo.
Derico Cofré Catril derico.cofre@hotmail.com
Opciones
Todo Chile sabe que el problema actual es el resultado de todos los gobiernos anteriores (y del actual) y de los congresistas partidistas de todos los colores de hace 30 años.
El Presidente tiene la opción de pasar a la historia como quien no supo liderar el cambio (como lo ha estado demostrando en esta semana), o puede ser el Presidente que tomó como suya la bandera de la gente, y dentro del marco democrático constitucional, buscar acuerdos con los actores que han dejado a la gente descontenta (a ellos también les conviene que el conflicto se solucione, y se vuelva al trabajo; aunque no sea en los términos anteriormente conocidos, pero si aceptables por la inmensa mayoría).
No es fácil, más aún existiendo partidos políticos que no colaboran en la solución; pero esta en Piñera el cómo quiere ser recordado e inmortalizado en los libros de historia de Chile.
Andrés Finschi Peñaloza andfinschi@gmail.com
Iniciativas ciudadanas
La sociedad chilena estalló. Durante todos estos días se ha comprobado la gran distancia existente entre lo que la ciudadanía demanda y las acciones de la clase política, las que se supone deben velar por el bien común.
El Chile de hoy está cansado de sus representantes, de las pequeñas rencillas políticas y de la ceguera de estos (as) para con su pueblo.
Jóvenes, mujeres, el adulto joven, ancianos, niños y niñas, chilenos todos (as), quieren ser partícipes de la construcción de su futuro. Así es como el viejo modelo vertical de hacer leyes parece ya estar obsoleto, pues hoy, de una u otra manera, los chilenos buscamos aportar. Necesitamos una tercera vía de formulación de leyes.
Actualmente, en esta materia, desde el ejecutivo pueden desarrollarse mensajes presidenciales y, por su parte, desde el legislativo mociones de ley. ¿Cuál sería la denominada tercera vía? Simple: las iniciativas ciudadanas y/o civiles de ley. ¿Por qué no pensar que los ciudadanos, organizaciones sociales y comunitarias, ONG, sindicatos, entre otros, con un apoyo mínimo a determinar, puedan proponer, presentar e ingresar leyes en el parlamento?
Avanzar en lo anteriormente expuesto representaría un tremendo avance en el proceso de democratización, otorgando un rol mucho más activo a los ciudadanos (as), aumentando la representatividad y estableciéndose mayor sintonía con lo que realmente anhelan los habitantes de este territorio.
Lógicamente habría que discutir los requisitos, pero, en lo medular, hoy nos enfrentamos ante una gran oportunidad de modernizar nuestro sistema. La hora del ciudadano legislador, llegó.
Cristian Cárdenas Aguilar ccardag@gmail.com
Prohombres
Si don Nicanor Parra aún anduviera por ahí quizás con una leve sonrisa socarrona pensaría en modificar uno de sus artefactos más famosos: "La izquierda y derecha unidas al fin serán vencidas".
El Presidente Allende desde algún lugar del universo diría: "Se los dije, más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor".
Y el Presidente Aylwin, clamaría golpeando la mesa: "Es hermosa la tarea por delante de restablecer un clima de respeto y de confianza entre civiles y militares. ¡Si Sr.! civiles y militares, sí compatriotas, Chile es uno solo!".
Gaspar Millas del Río gasparmdelrio@gmail.com