Oscar Gallardo Ríos
En dependencias de la Universidad Austral de Chile se realizó una conferencia dictada por el alcalde de la ciudad alemana de Moritzburg, Jörg Hänisch, quien relató su experiencia personal sobre la caída del muro de Berlín y también encabezó un conversatorio orientado a analizar opciones para hallar una salida pacífica en contextos de una crisis.
La charla titulada "A 30 años de la caída del muro de Berlín: testimonio del tiempo" fue organizada por la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la UACh en conjunto con la Fundación Alemana Konrad Adenauer, y el apoyo del Servicio Alemán de Intercambio Académico.
Sobre su exposición, el político alemán explicó que abordó "tres grandes temas. El primero fue una reflexión sobre que sin la existencia de la RDA (República Democrática Alemana) la revolución pacífica para terminarla no hubiera sido posible. El segundo tema fue la revolución pacífica que no duró más de nueve meses; mientras que la tercera parte trató sobre cómo de un día a otro todas las estructuras de la dictadura estaban destruidas, y sobre la conformación de una mesa de diálogo para discutir cómo podíamos integrar la RDA en la sociedad alemana del oeste. Fue un periodo de intercambio para buscar soluciones y compromisos".
Con respecto a su arribo al país en medio de la crisis social, Hänisch comentó que "antes de venir ya había escuchado sobre las protestas, y analicé si venir o no porque podía ser peligroso. He estudiado la situación en Chile y las motivaciones de los manifestantes, y mi percepción es que se trata de una situación muy similar a la que se vivió hace 30 años en el Alemania del este, en que el pueblo estaba muy insatisfecho y sentía rabia por las injusticias del Estado. Por eso quise venir, porque entiendo este movimiento y me siento identificado. Sin embargo también existen grandes diferencias ya que la RDA era una dictadura socialista y que el pueblo quería expulsar esta dictadura con protestas pacíficas, mientras que Chile está bajo una democracia y acá las protestas se han vuelto violentas".
¿Cómo recuerda el proceso vivido hace 30 años en Alemania? El alcalde asegura que "fue un periodo con sentimientos mezclados. Por un lado angustia por las estructuras que aún persistían al principio como la policía secreta, y la represión de los militares, pero justo después del miedo se produjo un sentimiento de libertad y euforia al marchar en las calles junto a miles de otras personas, con velas, cantando canciones, todo de manera pacífica. Los líderes del partido que gobernó durante 40 años vieron como de repente su tiempo ya se terminó y cómo su poder se había acabado".
Consultado por momentos claves de las movilizaciones, recordó que "un día de manifestación pacífica en que marchamos por el centro de (la ciudad de ) Dresden, frente a policía se pusieron muchas velas en las escaleras y sólo seis meses antes eso era inimaginable".
"Otra de las claves fue cuando el partido gobernante de la RDA se abrió a dialogar con los ciudadanos. Las personas por primera vez tuvieron la posibilidad de discutir sus problemas y expresaron no comprender porque funcionaba así el sistema", complementó.
¿De qué manera los manifestantes evitaron la violencia? El alcalde de Moritzburg sostuvo que "muchas iniciativas de protesta vinieron de las comunidades de la iglesia bajo la consigna de no a la violencia. Las manifestaciones organizadas por la iglesia se caracterizaban por personas que llegaban con brazaletes que decían no a la violencia, y cuando organizaban las protestas habían personas que ordenaban el movimiento de la masa".
Y continuó: "Hay dos aspectos importantes, que las personas que protestan deben tener una idea común de no a la violencia y necesitan líderes valientes que digan no a la violencia. Por otro lado, en Alemania antes la policía también era, como aquí en Chile, considerada por los manifestantes como enemigo del pueblo, y esto ha cambiado pues ahora la policía está con los cascos abiertos como un símbolo de que están ahí para proteger a los ciudadanos y a los manifestantes. La policía debe individualizar a los violentistas y no reprimir a cualquier protestante".
Sobre el rol que ha jugado la iglesia en Chile a propósito de la crisis, señaló que "la iglesia forma parte de la sociedad y tiene la misión de llamar a la paz. Me parece una lástima que en Chile no esté respondiendo a esa responsabilidad".
Académico
El académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la UACh y también coordinador de la conferencia, José Escaida, comentó tras la actividad que "fue un testimonio de vida de lo que una persona pudo experimentar, en este caso durante el proceso de transición hasta llegar a la caída del muro de Berlín".
"Por otro lado, también nos entregó un mensaje sobre cómo se puede desarrollar una revolución pacífica en que la gente se encontró en las escuelas e iglesias, y también municipios se abrieron a conversar sobre las posibilidades de cambiar el sistema. Fue un mensaje esperanzador en el sentido de buscar caminos de diálogo para lograr tener acuerdos mayoritarios que se respeten, considerando que el resultado de esos acuerdos fue un largo proceso de conversación y discusión" agregó el sociólogo.
¿Es posible tener una salida pacífica en Chile? El académico sostuvo que "pienso que sí, pues existen acercamientos entre quienes gobiernan y la ciudadanía para buscar caminos que confluyan, y finalmente quienes ejercen el poder se están abriendo a la necesidad del pueblo chileno de tener una nueva constitución que dé cuenta del desarrollo del país y sea un espacio de inclusión de todas las personas".
"Se están generando espacios de conversación y esperamos que tengan la posibilidad de expresarse las distintas posiciones Hay que tener la capacidad para orientar la conversación hacia un diálogo de respeto, abierto y sin violencia", complementó Escaida.