Cuando Debbie Guerra estudiaba antropología en la Universidad de Chile, en la década de los '80, se reunió con otras mujeres para analizar películas creadas por directoras. Era difícil hallarlas, pero las consiguieron y gracias a ellas comenzaron a reflexionar sobre lo que significaba ser mujer y estudiante. Luego, junto al grupo formado,empezó a trabajar con la arquitecta feminista Margarita Pisano. "Desde ese momento siempre he estado relacionada en temas de mujeres. Es mi identidad y me gusta pensar la sociedad y la cultura desde la mirada de lo femenino", expresó.
Debbie Guerra es antropóloga, con estudios de doctorado en la Universidad de Minnesota, Estados Unidos, y un minor en el Centro de Estudios Feministas. Actualmente es profesora del Instituto de Estudios Antropológicos de la Universidad Austral de Chile, parte del Comité Paritario de Género y Diversidad de esa casa de estudios, consejera del Instituto Nacional de Derechos Humanos e integrante de la Red de Mujeres de Valdivia.
Para la académica es fundamental que las mujeres sean parte activa de los procesos que actualmente se desarrollan en el país, en especial la creación de la nueva Constitución. "Uno entiende que el estallido social se debe fundamentalmente a un gran sentimiento de vivir en una situación de constante abuso por parte de las instituciones, violencia en los territorios que habitamos, en la vida cotidiana y un Estado que no nos escucha. Pero esto se constituye en una oportunidad, porque por primera vez -desde el término de la dictadura- tenemos la ocasión de generar una sociedad más justa e igualitaria, donde podamos ser felices. Hace 30 años no pasó, pero esta es una nueva oportunidad. Sin embargo esto exige una convicción personal de que es posible el cambio, que también implique un compromiso como ciudadanos para construir una sociedad distinta. Empoderarnos como sujetos políticos es una oportunidad", expresó.
-Según su visión ¿Por qué es importante la creación de una nueva Constitución?
-La búsqueda de mayores sueldos y el término de las AFP son aspectos tácticos, que van a la vida cotidiana. Nos va a cambiar, pero no impacta toda nuestra forma de vivir. Una nueva Constitución es un nuevo pacto, es empezar a repensarnos como sociedad, por eso es tan importante la hoja en blanco. Nos va a permitir pensarnos no como una sociedad homogénea, sino como varios pueblos que compartimos este territorio junto a otros sujetos que están llegando y repensar las bases estructurales, qué entendemos por familia, por el desarrollo individual y por la autonomía individual. No es la única solución, pero constituye las bases. Desde la perspectiva de las mujeres feministas este pacto debe incorporar la igualdad en la diversidad.
-¿Qué grupos no están incorporados hoy en la Constitución actual?
-Yo diría tres grupos. No están representadas las mujeres, porque somos una minoría en el Congreso y no tenemos una participación efectiva en la toma de decisiones. Otro grupo son los pueblos originarios, pero las luchas por las reivindicaciones nos enseñan que somos más de una nación. Otro sector que no está representado en términos de sujetos políticos son los niños, niñas y adolescentes. Esos sectores estamos fuera de este pacto constitucional, porque la Constitución del '80 fue construida por una comisión de hombres. Ellos no tuvieron la perspectiva de lo que vivimos las mujeres, pensaron desde lo masculino para lo masculino.
-¿Cómo se puede lograr que la perspectiva de género esté realmente representada dentro de la creación de una nueva Constitución?
-Cuando se vote la propuesta del modo, creo que es fundamental la Asamblea Constituyente. Se nos ha dicho que la Convención Constituyente es un cambio de palabra, algo semántico, pero en realidad tiene un problema. Puede asegurar que los grupos que estoy mencionando no estén representados, que se va a elegir a los y las constituyentes con el sistema proporcional de mayoría. Eso significa que la representación sería la misma que tenemos en el Congreso y eso no asegura la participación de las mujeres. En ese caso un elemento central que han planteado algunas personas es que se realice una reforma al sistema electoral. Hay que modificar la Ley de Votaciones y Escrutinios y ahí pedir paridad de género.
-¿Qué significaría contar con una regla de paridad?
-Es diferente a las cuotas. En Chile las mujeres somos un 51 por ciento de la población, los hombres un 49 por ciento. Por lo tanto, tenemos que estar representados en esa proporción, digamos 50 por ciento y 50 por ciento. Eso genera una mayor representación y que los grupos que habitamos este territorio tengamos la misma posibilidad de decidir qué pacto queremos. Con el sistema proporcional de mayorías vamos a quedar en desventaja. También creo que es importante en esta convención asegurar escaños para pueblos originarios y, por qué no, una representación de niños, niñas y adolescentes. Ellos tienen algo que decir. Creo que la paridad es fundamental, si no, nos vamos a ver atrapadas en una Constitución que no va a garantizar los derechos de las mujeres.
-¿Qué contenidos se deben incluir dentro de la Constitución con respecto a temas de género?
-La Constitución actual establece que todas las personas de este territorio somos iguales, pero es una igualdad formal. Por lo tanto, lo que tiene que quedar explicitado es una igualdad sustantiva, es decir, de resultados. Si no, nos vamos a quedar nuevamente en la formalidad. El Estado debe garantizar una igualdad sustantiva haciendo eco de los tratados internacionales. Con respecto a temas de género, tuvimos un cabildo de mujeres y lo que más salió reflejado fue la necesidad de autonomía y de la libertad de decidir, no como está presente en la Constitución actual, que te da una libertad económica. Lo que se necesita es decidir acerca de nuestras vidas. Esto es bien importante, porque se entra a temas que las mujeres necesitamos que estén explicitados, como los derechos sexuales y reproductivos. Eso implica tener la autonomía para decidir en relación a nuestra intimidad, a nuestra identidad sexual, nuestra orientación del deseo y el acceso a una salud sexual y reproductiva. En el Congreso está una Ley sobre Derechos Sexuales y Reproductivos, pero como no están en la Constitución y no son parte de un solo tratado, ha sido muy difícil que esa ley sea aprobada por el Congreso.
-¿Qué otros elementos han surgido en los cabildos?
-Otros elementos que se han hablado son el deber de proteger la biodiversidad y pasar de un Estado subsidiario a uno que garantice efectivamente los derechos humanos fundamentales, el derecho a la vida, a la integridad física, psíquica y los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. Son elementos centrales para mejorar las brechas salariales, de acceso a la justicia. Otro elemento es que se establezca un parámetro contra la violencia, proteger a las mujeres, a las niñas, adolescentes e integrantes de la diversidad sexual de la violencia de género. Por eso son tan importantes los tratados.
-Dentro de estos meses de preparación ¿Qué debería hacer la ciudadanía?
-Un proceso constituyente tiene que ir de la mano de un proceso de educación. Tenemos que educarnos cívicamente ahora. No estoy pensando solamente en el sistema educacional, porque tenemos de aquí hasta abril, pero durante todo el proceso tenemos que entender qué es una Constitución, por qué es importante, cuáles son los valores y principios que queremos tener, en qué normas se van a traducir. Para eso necesitamos educarnos, porque en general no tenemos una educación cívica que nos permita ejercer ciudadanía efectivamente. Creo que desde el principio hasta el fin del proceso tenemos que estar presentes. Esta es una oportunidad de encontrarnos que no habíamos tenido. Nos da la posibilidad de encontrarnos con el vecino, con el colega o con el compañero de la universidad.