Toma del Comercial 1963
En décadas pasadas, para poder ingresar al Instituto Comercial de Valdivia, los postulantes, en su mayoría estudiantes provenientes de clases modestas, debían rendir pruebas de admisión y de acuerdo al puntaje lograr vacantes en primero, después estudiar durante siete años. Al terminar el quinto, se exigía como mínimo nota cinco en asignaturas de contabilidad, práctica comercial y castellano; así, podían continuar estudios en especialidades de contadores, agentes comerciales y secretariado. En el Instituto funcionaba el "Banco Inscoval", donde estudiantes, profesores y apoderados depositaban sus ahorros.
Al no entregarse fondos para el internado y ser retenidos los dineros en la Tesorería Provincial, lo que perjudicaba el buen funcionamiento del colegio; el paro por 48 horas, iniciado el 18-10-1963 se transformó en indefinido y con toma del establecimiento.
Junto a la directiva del Centro de Alumnos, participamos varios estudiantes del internado. En Chile, fue la primera toma realizada por estudiantes secundarios; esto permitió que Valdivia fuera noticia nacional. Por la prensa, el Ministerio de Educación dijo "los muchachos insisten en mantenerse "atrincherados", exigiendo les devuelvan los fondos del Banco del Establecimiento". Yo tenía 15 años.
Derico Cofré Catril derico.cofre@hotmail.com
Tendiendo puentes
La semana pasada nos mostró violencia y deshumanización del otro, quien es alguien tan digno de amor como yo mismo. También fue una semana en la que los actores políticos fueron capaces de llegar a un acuerdo para poner la paz delante de cualquier consideración, de postergarse por un fin mayor.
Si algo nos deja este proceso que estamos viviendo es que, como sociedad, hemos destruido los puentes que permiten tender espacios de comunicación para integrar estas dualidades. No sabemos sentir rabia y al mismo tiempo validar como ser humano a quien sentimos es el responsable de ésta. No sabemos negociar sino para derrotar al otro. Solemos dialogar en busca del error en la propuesta de nuestro interlocutor, no en la búsqueda de la construcción de una solución común. Sentimos que el problema es de otros, y que otros son los causantes de nuestros problemas, sin darnos cuenta que, humildemente, debemos reconocer que somos tanto parte del problema, como parte de la solución.
Por eso resulta curioso, e incluso paradigmático, que en el centro del trabajo de prevención social que realiza la Fundación San Carlos de Maipo, encontremos elementos que son tan necesarios para un nuevo Chile. En nuestro programa ICPS, orientado a prekinder, se le enseña a los niños y niñas la diferencia entre las palabras "y" versus "o", para que después ellos entiendan que la justicia es aquello que es bueno "para tí y para mi", no "para ti o para mi". En programas orientados a padres y madres de adolescentes, hemos aprendido la tremenda diferencia que hay al comunicarnos con nuestros hijos e hijas usando expresiones como "tú eres flojo", "tú eres desconsiderado", lo que descalifica y estigmatiza, versus el "yo me siento cansado porque no puedo contar contigo", o "yo me siendo triste, porque mi opinión no te interesa". En programas orientados a niños escolares, hemos aprendido que el respeto se enseña de la misma manera en que se enseña a sumar, y por lo tanto, si no intencionamos ese aprendizaje, no ocurrirá. En programas orientados a la comunidad hemos aprendido que el desarrollo de una visión común solo se logra cuando, como colectivo, somos capaces de ponernos de acuerdo.
¿La violencia engendra más violencia? Sin lugar a dudas. ¿Somos o hemos sido parte de esta violencia? Completamente, todos tenemos un rol en esta historia, porque todos compartimos esta comunidad llamada Chile. ¿Podemos cambiar el futuro por un Chile sin exclusión, sin injusticia? De todas maneras, pero esto sólo ocurrirá cuando entendamos que el mejor desarrollo de cada uno de nosotros depende exclusivamente de la calidad de los puentes entre nosotros.
Raúl Perry Director Social Fundación San Carlos de Maipo
"El milagro celta"
El conflicto social que estalló hace algunas semanas ha motivado que varios especialistas conversen acerca del actual modelo económico. Está claro que hay un descontento por las grandes desigualdades que existen en ámbitos básicos como, salud, educación y vivienda.
Por lo anterior, es necesario mirar al extranjero como Irlanda y su exitoso modelo económico, que después de ser uno de los países más pobres en los años noventa, se transformó en una nación digna de imitar. Hoy, "el Milagro Celta" es uno de los países más ricos del mundo y con una productividad por hora trabajada de un 252% mayor a la chilena.
Lo primero que hicieron fue la importante inversión en sistemas como educación y capacitación efectiva en puestos de trabajo, enfocando sus esfuerzos en industrias informáticas y farmacéuticas, y la eliminación de obstáculos para creación de nuevas compañías, factores que motivaron a inversionistas extranjeros a instalarse en el país.
Finalmente, se comprometieron con un "pacto social" para obtener una ruta con reglas claras para lograr un sistema económico y social más progresivo y equitativo. Eso es lo que Chile necesita, Patricio Reyes Director general OTEC R-yes