La ciencia necesita mujeres
La baja representatividad de las mujeres en las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática (STEM, por sus siglas en inglés) es histórica y a pesar de los avances, aún estamos lejos de la anhelada equidad de género. Así lo demuestran las cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) que indican que solo un 32% de la participación en ciencia y tecnología en Chile es desarrollada por mujeres.
Ya lo señaló la subsecretaria del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Carolina Torrealba: solo un 17% de los centros de excelencia son liderados por mujeres; un tercio de los doctorados en Chile son ocupados por ellas y esta misma brecha se replica entre quienes se adjudican fondos de investigación Fondecyt.
Seamos optimistas. El avance a nivel nacional ha sido lento, pero seguro. Hace unos días el Ministerio de Ciencia y Tecnología presentó una Hoja de Ruta que representa una oportunidad para construir una política participativa de equidad de género en el sistema científico, tecnológico y de innovación del país.
En la comunidad internacional, en tanto, se han establecido objetivos claros que deben servirnos de espejo a todas las instituciones de educación superior, las que tenemos una importante tarea, no solo en la formación de las jóvenes en estas disciplinas, sino que también en otorgar consideraciones de índole de género a nuestras académicas e investigadoras que les permita dar continuidad a sus carreras.
En la UST hace unos años nos sumamos a este compromiso, lo que se ve reflejado en nuestras cifras: el 70% de nuestra matrícula son mujeres, el 55% del cuerpo docente está compuesto por académicas y contamos con más de 29 mil egresadas de nuestras aulas.
María Olivia Recart Herrera Rectora Nacional UST.
Deudas de gratitud
"Antaño si mal no recuerdo, de la infinidad de cosas que fui que hice, del extraño tiempo de la memoria, para conocerme a mí mismo, canto.
En el hualve de mi casa, sombreado de chilcos, quilas y murras, crecían también sauces, arrayanes y lumas, e incluso algunos ciruelos nacidos de los cuescos del verano. Allí los pequeños camarones construían las chimeneas de barro de sus frescas madrigueras, algunos aprovechaban la firmeza de una vara cualquiera, y empinaban sus torrecillas de castillo.
Una vez quise destruir algunas pintorescas chimeneas, rellenar ingenuamente un borde del lugar para huerta, pero me detuvo un antepasado: "quien eres tú para botar su casa, piensa, para echarlo de su lugar; y esta no es tierra pa' plantar po' mijo, por algo aquí el estero se hace hualve".
Y cuando pretendí como hazaña tumbar un arrayán, que crecía a poco del barro en la quebrada, entonces me persuadió mi buen antepasado: "no hay necesidad hijo, este arbolito afirma el borde del hualve, sino aquí te hundes".
Y cuando una vez quise talar un sauce, para que creciera a sus anchas la copa de un ciruelo, me contradijo elocuente mi antepasado: "si cortas uno el otro se cae, porque crecieron apoyándose juntos, las ramas se sostienen con otras, ¿ves?".
Antaño, habitante, fui un niño como tú, "y de estas tierras, mezcladas no sólo con el sudor y las lágrimas de mis mayores, sino con los míos propios, extraigo ahora estos apuntes, en pago de viejas deudas de gratitud y como desahogo de mi espíritu (…) apuntes de vidas sencillas, escritos también con sencillez" (Camilo Henríquez, "Mi Río, mi Selva y mi Gente", 1956, pág. 41).
Juan Navarrete Espinoza Licenciado en Historia UACh juanepdlc@live.cl
Nada se crea, ni se destruye
Nada se crea, nada se destruye, todo se transforma. Esta conocida frase, atribuida al químico francés Antoine de Lavoisier, forma parte del acervo cultural de la humanidad hace ya más de dos siglos. En otras palabras, hace más de dos siglos sabemos que lo que queda de los productos que utilizamos, los residuos o la basura, no desaparece así como por arte de magia.
En Chile hemos desplegado grandes esfuerzos para hacer frente a la emergencia en que nos ha puesto la proliferación de residuos causados por el consumo masivo, especialmente de productos de un solo uso. La ley de Responsabilidad Extendida del Productor, la eliminación de las bolsas plásticas y el Pacto Chileno por los Plásticos, entre otras iniciativas, intentan dan respuesta a los problemas causados por cierto tipo de residuos altamente difíciles de eliminar, especialmente los plásticos.
Sin embargo, no ha ocurrido lo mismo con los residuos orgánicos, especialmente los de origen domiciliario, que van a parar a rellenos sanitarios y vertederos, que son la tercera mayor fuente de emisión de gases de efecto invernadero. Por todo esto, es prioritario fomentar el reciclaje de residuos orgánicos.
El Ministerio de Medio Ambiente ya está abordando esta problemática a través del programa Reciclo Orgánicos, sin embargo, nada de esto será eficaz mientras todos nosotros no modifiquemos nuestros hábitos y participemos activamente en la gestión de los residuos orgánicos.
Giovanni Calderón Bassi Director Ejecutivo Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático