Ley con pendientes
Muchos han festejado el primer año de implementación de la Ley de Tenencia Responsable de Mascotas (TRM). Sin embargo, esta norma, promulgada en el año 2017, está lejos de ser 100% operativa. De hecho, para cumplir sus objetivos, son necesarias varias acciones multidimensionales:
Dos reglamentos, uno elaborado por el Ministerio del Interior y otro por el de Salud.El primero, posee errores técnicos, pese a que hemos hecho notar estos vacíos y ofrecido apoyo para mejorarlos. El segundo reglamento, aún no se encuentra disponible.
La esterilización debe ilustrar los beneficios del control reproductivo, no sólo desde la salud animal, sino también desde el impacto negativo de las mascotas en la fauna silvestre y el ambiente, donde la identificación con microchip y el registro en plataforma son fundamentales.
Si este punto no se asocia a un programa de control reproductivo, es difícil tener éxito, porque independiente de que no dejen descendencia, si pueden ser abandonadas cuando no tienen identificación permanente, aumentando el número de animales de vida libre y propiciando el maltrato (lamentablemente la norma permite la identificación a través de placa identificatoria). Esto incluye, una urgente capacitación y actualización a policías, jueces y fiscales en prevención del abandono y otras formas de maltrato animal.
Dar continuidad, por parte de municipios, a contratos de médicos veterinarios en zonas que carecen de ellos (Programa PVET). Es difícil que con 6 meses de contratación puedan establecerse programas coherentes y permanentes.
Como Colmevet valoramos la ley, pero hay temas importantes que nos ponen en alerta, como la disminución en cerca de 2 mil millones del presupuesto para el programa de TRM, medida que puede tener consecuencias como el aumento de las mordeduras de perros, transmisión de enfermedades zoonóticas a humanos y otros animales, y aumento del abandono, entre otros.
Este tema no es sólo de amor a los animales y buena voluntad, sino también de política pública. Evidenciamos que existen voluntades de mejorar, pero, queda un gran camino por recorrer: transversalizando, educando, monitoreando y re-evaluando la ley, para que no sea letra muerta.
María José Ubilla C. Pta. Colegio Médico Veterinario.
Parques justos y buenosLa propuesta de gestión ciudadana del Parque Catrico nace de la constatación empírica de los rasgos negativos de la actual forma de administralos en nuestro país.
Actualmente los presupuestos para la gestión de Parques solo se refieren mayoritariamente a los gastos de guardias y jardinerías. Estas labores son entregadas a empresas privadas que pagan a sus trabajadores salarios de hambre rentando más del 50% en utilidades netas para los empresarios privados. De esta forma, la gestión actual de parques generan pobreza y concentración de la riqueza.
Por otra parte, las actividades deportivas, culturales, de promoción de la vida sana y de educación ambiental no tienen presupuestos permanentes si no solo en forma esporádicas y bajo concursos.
Nuestra oferta pública de gestión ciudadana del Parque Catrico, como Corporación sin fin de Lucro, incluye, por un lado; contratar más guardias y jardineros y pagarles el salario ético, y por otro, reinvertir el 100% de las utilidades en el Parque Catrico en programas con presupuestos permanentes para actividades deportivas, culturales, medioambientales y de promoción de la vida sana.
Creemos nosotros que esto sin duda es mejor para la sociedad valdiviana en su conjunto ya que asegura un Parque Justo y con Vida.
Nilo Zúñiga C. Secretario Corporación Catrico.
Llueve en verano
Las quintas del Sur tienen ahora el aroma dulzón de la fruta caída, asoleada, y solo las peculiares limonas permanecen en sus ramajes, aún verdecidas. Por las noches devoras manzanas en la madrugada, te amaneces, y sueñas extrañamente con desconocidos, mientras duermes con el aroma de un canasto repleto de manzanas.
Un mediodía te despierta una fresca llovizna, mientras siembras a su suerte un par de papas; te despierta suavemente el agua en tu cuello, la camiseta humedecida que entonces te acaricia, un beso tímido, improvisado, como la ternura de los amigos amantes.
Clarea la tarde en la niebla, se despeja la bruma, los pallares piden felices escaleras al cielo, y en los sauces aún murmura la lluvia. Los pastizales secos del verano, estremecidos, tienen un extraño color meloso, como una alfombra de changles maduros esparcida. Todo se cubre entonces de una miel nostálgica: las varas ennoblecidas de los chilcos, las hojas doradas de los pallares y el fulgurante tronco de los arrayanes, todos hacen sus galas en el crepúsculo.
Escribió Jorge Teillier que "la llovizna es una oveja compasiva /lamiendo las heridas /hechas por el viento de invierno" («Alegría», 1958), pero ahora en estos días la tierra parece ensoñada, herida sin sentirlo, ebria de otros olores, luces, temperaturas. Hasta que llega la niebla, la llovizna, la bruma, a despertarle tiernamente, a recordarle los húmedos afectos.
A veces soy contigo habitante, desangrado, aletargado, como esos extraños días del verano, enternecidos por la lluvia.
Juan Navarrete Espinoza Licenciado en Historia UACh.