¡Otra plazuela!
Parecerá una locura pedir, en estos tiempos, que se construya una hermosa plazuela en el sitio eriazo ubicado entre la esquina Camilo Henríquez y Chacabuco. Soñando con un pronta más justa distribución socioeconómica, reitero se instale una nueva plaza en pleno centro de Valdivia, en beneficio de todos los ciudadanos y turistas que nos visitan.
Otra área verde en nuestra hermosa ciudad, con hermosas flores, generosa sombra para paliar las altas temperaturas dada por frondosos árboles autóctonos y la instalación de cómodos asientos, pensando especialmente en los adultos mayores.
Suave música ambiental de fondo permanente de gusto de los usuarios, que les haga más feliz su vida.
Carlos Eloy Zúñiga Ojeda carloseloy.valdivia@gmail.com
Los puntajes de la PSU
Parece haber una confusión generalizada con respecto a los puntajes de la PSU.
Llama la atención escuchar en algunos medios y en la calle cómo se comentó el lunes de la semana pasada cuando salieron los puntajes de la PSU, que estos "bajaron" este año. Es importante entender que, dada la fórmula que se usa para estimar los puntajes, estos normalmente no suben ni bajan entre año y año, ya que los puntajes de la PSU tienen lo que se llama en términos estadísticos, una "distribución normal". Esto quiere decir que se les impone un promedio de 500 y una desviación estándar de 110 puntos.
Todos los años por ende el promedio nacional de la PSU es 500 puntos, y aproximadamente el 68% de los estudiantes saca entre 390 y 610.
Tampoco podemos guiarnos por el número de puntajes nacionales para hacer esta aseveración, ya que los puntajes nacionales son altamente sensibles a una pregunta correcta más o menos y varían enormemente año a año.
Lo que sucede con la prueba de Historia este año, es diferente. Al utilizarse el mejor puntaje en otras pruebas, el puntaje promedio de esta prueba ya no está distribuido de una forma estadísticamente "normal" siendo de 599 en vez de 500, como todos los años anteriores.
Entonces sí podemos decir que los puntajes de Historia son más altos este año.
Carolina Melo PhD. Académica Facultad de Educación Universidad de Los Andes
Chile y redes sociales
Ejecutivos de Facebook llegaron al país para reunirse con partidos políticos, personeros de Gobierno y ejecutivos de medios de comunicación. ¿El motivo? El país se apronta a ser un "laboratorio de pruebas" de las nuevas políticas que la red social está implementando para combatir la desinformación y transparentar el financiamiento de publicidad en período electoral, como el que se avecina en nuestro país.
Recientemente, el fundador de la compañía, Mark Zuckerberg, ofreció disculpas ante la Unión Europea por "no haber hecho suficiente" para proteger los datos de sus millones de usuarios. Las críticas llovieron en contra de Facebook luego de que se revelara que la empresa Cambridge Analytica accedió a información privada de usuarios. Tras el escándalo, en el mundo se debate sobre el uso de datos de los usuarios y su impacto en procesos electorales, además de poner en entredicho la credibilidad de Facebook al permitir la divulgación de noticias falsas -fake news- en su plataforma.
Lo anterior pone de manifiesto no sólo que las redes sociales desafían cada día con mayor fuerza a la información: de alguna forma, han logrado "derrocar" a las formas tradicionales de informarse, dejando en evidencia la esencia humana, necesidades, miedos y demandas.
Todo esto ha traído más expresión -bien y mal entendida- y conexiones emocionales. Como consecuencia surge la desinformación, radicalización y el sentido de "omnipotencia" al estar oculto tras un perfil. También una agobiante "infoxicación" de contenidos que, muchas veces, no es posible digerir, resultando en la difusión de contenidos falsos.
Las redes sociales son capaces de cambiar el mundo, por lo mismo, se hace necesario, más que nunca, poner énfasis en los datos de plataformas como Twitter o Facebook, pues el poder de una información en este contexto puede ser enormemente destructiva.
El proceso eleccionario que se iniciará con el plebiscito será una buena oportunidad para ver de qué manera la empresa ha aprendido la lección. También será interesante ver y evaluar si es que el mundo político local no se va a dejar llevar por el uso de noticias falsas.
No solo está en juego la integridad de la plataforma, sino también la responsabilidad de las autoridades para combatir la desinformación. Una posible línea de acción podría ser adscribir, ojalá de manera voluntaria, a publicar el nombre de quienes financien contenido político en las redes sociales durante la campaña para el plebiscito, para tener una idea clara de qué se nos presenta y los intereses que hay detrás.
Ariel Jeria Rompecabeza Digital