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"Debemos buscar el modo de restablecer las confianzas con nuestros estudiantes"

EDUCACIÓN SUPERIOR. El máximo directivo de la institución habló sobre los desafíos de este año para la sede valdiviana, relacionados con el proceso de admisión, la vinculación con el medio y, sobre todo, el trabajo con los alumnos en el contexto de la contingencia social.
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Desde que Carlos Williamson asumió como rector de la Universidad San Sebastián, en el año 2018, acostumbra visitar todas las sedes del país antes del inicio del año académico. Así, relató, puede conocer las preparaciones que se están desarrollando para recibir tanto a los nuevos estudiantes como a los antiguos. Sin embargo este año esas visitas se anticiparon incluso al proceso de admisión.

Y ese adelanto se relaciona con la contingencia. "Quería concentrarme en conversar con el cuerpo académico, con los vicerrectores y el comité ejecutivo de las sedes. Evidentemente todo esto está asociado a que el término del año académico de 2019 fue complejo, fue difícil para todas las sedes en general y para esta en particular. Quería tratar de transmitirles confianza y tranquilidad en esta nueva etapa que estamos viviendo como universidad dentro de un contexto nacional político e institucional complejo", explicó.

Ayer estuvo en Valdivia, ciudad en la que habló con los académicos sobre la responsabilidad que hoy tiene la universidad en cuanto a la orientación de los jóvenes, quienes, aseguró, "de alguna manera son protagonistas del momento social, político, económico y cultural que está viviendo Chile".

-¿Por qué cree que la situación de la sede de Valdivia fue más complicada que la de otras del país?

-El 13 de octubre estuve acá celebrando con una gran fiesta los 30 años de la USS. Todo era aplausos y afectos. Si me hubieran dicho que las situaciones que se presentaron iban a ocurrir en esta sede, hubiese pensado que era imposible, que era algo que tal vez nos podría pasar en Santiago. Esto es un fenómeno sociológico que todavía no logro entender muy bien. Sí tengo una interpretación que surge de lo que está viviendo Chile como país. Hay un fenómeno al que se le ha puesto poca atención y que para mí es una segunda brecha -la primera sería la disponibilidad de bienes y la inequidad social- pero la segunda sería un corte generacional. Antes la familia tenía una orientación moral y valórica determinada por las iglesias, el barrio, que hacía que estuviéramos de acuerdo en ciertas cosas. Todo eso se perdió. Tenemos una juventud autorreferente, que vive y opina desde su propia subjetividad. Hay muchas otras donde tienes que ser objetivo y opinar según la realidad de los hechos y la evidencia empírica, pero la juventud lee poco, se informa poco y lo hace a través de las redes sociales contaminadas de muchas mentiras. Con respecto a lo que ocurrió en la sede de Valdivia, esta es una ciudad que tiene mucha juventud que se ha visto muy impactada con los fenómenos sociales que está viviendo el país. Recuerdo que después de la toma de la sede yo conversé con los estudiantes y cuando yo hablaba había mucho respeto, pero después ellos hablaban mucho desde lo emocional, poco desde lo racional. Estamos tratando de entender qué está pasando, pero no es fácil.

-¿Qué ha ocurrido con la situación de los funcionarios que indicaron despidos injustificados?

-Hay funcionarios que fueron desvinculados, varios de ellos han solicitado a través de distintos mecanismos una reconsideración y están apelando. Algunos casos se han resuelto, otros están pendientes y tenemos que verlos, pero es un proceso que va paralelamente. A mí en lo personal las desvinculaciones me producen un dolor de estómago tremendo, porque siempre hay familias detrás, pero muchas veces son el resultado de algo que lamentablemente uno tiene que asumir y tratar de resolver de la mejor manera, buscando los mecanismos para no pasar a llevar de forma irrespetuosa la dignidad de las personas. La USS ha tomado la decisión de invertir en forma intensa en fortalecer el cuerpo académico a través de personas que puedan desarrollar con mayor fuerza la investigación. Eso supone necesariamente contar con personas idóneas para esa nueva etapa y eso implica poner ciertas exigencias. Una de ellas es que todo académico que se incorpora a la universidad tiene que tener al menos un postgrado a nivel de magister. Se dio un tiempo muy largo para que lo obtuvieran y las personas que no lo hicieron fueron parte de quienes salieron de la planta académica.

-¿Cómo se están preparando en cuanto a seguridad para este año?

-Las universidades, y la nuestra no está al margen, están invirtiendo en seguridad. Lamentablemente la evidencia empírica demostró que si nosotros no lo hacemos quedamos al margen de un grupo de vándalos que haga lo que hicieron con la sede Bellavista, que trataron de quemar. Algo parecido sucedió en Los Leones, en menor nivel en Puerto Montt y acá hubo problemas. La inversión en seguridad es cara. Todos los presupuestos universitarios, a lo largo del país, están contemplando una provisión que tiene que ver con guardias de seguridad y protecciones del tipo físico. Por lo tanto, estamos advirtiendo un impacto presupuestario.

Admisión 2020

La Universidad San Sebastián forma parte del Sistema Único de Admisión (SUA) desde 2018, por lo tanto su mecanismo de ingreso se realiza a través de la PSU. Este es su tercer año de implementación y se encuentran expectantes ante lo que ocurra.

-¿Qué expectativas tiene con respecto al proceso de admisión de este año?

-Este año fue por lejos el año más anómalo desde el punto de vista de la Prueba de Selección Universitaria. Hubo pruebas que no se pudieron rendir, otras que se rindieron en condiciones que no eran las más adecuadas y eso afectó principalmente a personas que venían de segmentos económicos medios bajos. Eso va a provocar una distorsión. Las personas que tenían como mejor alternativa la prueba de historia, perdieron. ¿Qué puede generar esto? Es probable que tengamos personas que ingresen que no reúnan la idoneidad necesaria, eso significa que podamos tener una tasa de deserción más alta; segundo, yo he escuchado que hay jóvenes que piensan no estudiar este primer semestre. Vamos a tener una baja, probablemente, en las postulaciones y en la matrícula. En este concierto vemos con cierto temor que se pueda producir una caída en la admisión.

-¿Qué significaría para la universidad ese escenario?

-Puede generar un impacto económico. La nuestra es una universidad que no está en gratuidad, por lo que un estudiante que deja de ingresar significa una merma importante. No tenemos en este momento una estimación, pero podemos -eventualmente- tener una menor admisión que genere una merma de ingreso de un 5 por ciento. Esto para nosotros son muchos recursos. También hay otro factor, por el tema económico puede haber estudiantes que tengan problemas para pagar porque los papás quedaron desempleados, eso generaría un aumento en la morosidad. Eso nos pega a nosotros. El entorno económico y académico que se ve es complejo.

-Este año se produjo en la sede de Valdivia un cambio en la vicerrectoría ¿Qué se espera del trabajo de María Angélica Hildebrandt y qué puntos fuertes ven en ella?

-En Valdivia hay mucha cohesión social en torno a lo que son las raíces de las familias de esta comunidad. Puerto Montt, por ejemplo, es mucho más cosmopolita, pero aquí la fuerza local sigue estando asociada a las familias con ancestros alemanes. Esa fue una primera consideración. La segunda fue que nuestra universidad tiene que conectarse con más fuerza a la realidad local, ahí teníamos un déficit. Necesitamos conectarnos con el mundo privado y el mundo público. Esta universidad tiene pocas redes de contacto con el mundo empresarial de la zona, menos del que sería deseable. En el mundo de lo público sucede un poco lo mismo, hay fondos locales para financiar actividades universitarias, pero no tenemos una participación elevada en esos fondos. Tiene que haber capacidad para conseguir recursos, además de redes y contactos y debemos impulsar ese espacio de vinculación con el medio local. Dicho esto, nuestra actual vicerrectora es muy de la ciudad, es de Valdivia y ha hecho toda su vida acá desde el punto de vista profesional. Conoce mucho el mundo valdiviano y uno de los sellos de su gestión será vincularse más, lo que significa salir un poco de la sede, contactarse y buscar recursos.

-¿Y qué se espera de ella con respecto al trabajo interno de la sede universitaria?

-Hacia adentro le hemos pedido buscar el modo de restablecer las confianzas con nuestros estudiantes, las que evidentemente se fueron perdiendo, tienen fisuras. La única manera de lograr que esas fisuras desaparezcan es a través de la confianza mutua, de una relación más cercana, empática. Al final del día lo resume una sola palabra, que es lo que creo le falta a la universidad y al país entero, "amistad". La amistad es la mayor fuerza civilizadora de la sociedad, según los romanos. La amistad cívica se basa en buscar siempre igualdad de trato, tratar a todo el mundo con la dignidad que se merece como persona humana, lo que mucho hace falta a los chilenos. También está la búsqueda del trato justo para quienes son iguales a nosotros. Durante los últimos 30 años se ha aspirado al ideal meritocrático, es decir, que si te esfuerzas, te sacrificas y trabajas se puede acceder a cosas. Si alguien tiene mérito y se esfuerza, pero no tiene capital social, alguien tiene que proveerlo, entregarlo. En eso creo que la sociedad nuestra ha fallado. También se tiene que trabajar en la amistad como expresión cultural. ¿Dónde si no es en la universidad que uno tiene que enseñar a los estudiantes que hay que aceptar, reconocer, entender y conocer los modos de vida ajeno? La cultura es diversidad.