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"En estos 20 años hemos aportado al concepto de desarrollo sostenible"

COMPROMISO. Arquitecta de profesión, ha dedicado su vida y amor a la reserva biológica, desde 2000.
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Conoció el Bosque Nativo, las montañas, lagos y los paisajes del sur de Chile desde muy pequeña y su amor por la naturaleza creció de la mano de su padre, cuando recorrían los cerros de Victoria, en la Región de la Araucanía. Luego, ya como adulta llegó a la región de Los Ríos, donde conoció la zona de Neltume y Puerto Fuy, en la comuna de Panguipulli. El bosque valdiviano le dio la inspiración necesaria para asentarse en la zona y formar una fundación para preservar y cuidar la naturaleza, que tanto la encantó. De eso ya han pasado 25 años, tiempo durante el cual Ivonne Reifschneider López ha dedicado su vida y amor a la Fundación y Reserva Biológica Huilo Huilo, uno de los lugares más hermosos e indómitos del mundo.

Es arquitecta de profesión, fundadora y presidenta de la Fundación Huilo Huilo desde su creación oficial en 2004.

-¿Cuál fue su visión inicial y cómo ha ido cambiando en el tiempo?

-Por mi niñez, siempre fui amante de la naturaleza. Luego cuando llegué a Neltume y por mi profesión, me gustaba salir a tomar fotos, apreciar la naturaleza, el espacio, el bosque y le dije a mi marido en ese entonces: ¿por qué no hacemos algo para conservar la naturaleza? No tenía idea de cómo hacer las cosas. Había estado en otros lugares de Chile, en el norte y no me pasó lo que sentí acá. La magia del bosque y de las personas que aunque no eran conscientes, tienen una visión especial de la naturaleza, que les hace tener una visión distinta del mundo, que está en su alma, en su espíritu y que hemos podido conocer a través de sus artistas, sus escritores, sus poetas.

Entonces, en el inicio hicimos expediciones con personas que les gustara la naturaleza, científicos, grupos pequeños con amor a la vida del bosque. Pero, de a poco fuimos integrando a personas de la comunidad que nos enseñaron acerca de la tierra, de las tradiciones y los fuimos integrando y creando otras cosas. Ahí me di cuenta que es distinto preservar la naturaleza a conservar un entorno, porque para lo segundo también es necesario conservar las tradiciones, las personas, las comunidades. El entorno general.

Fue en 2000 cuando comenzamos con este sueño y luego de recibir muchas ideas y conocer el entorno, creamos la fundación.

-Al parecer, todo se dio de forma muy intuitiva.

-Sí. Así fue y sigue siendo. Nosotros seguimos conversando mucho con las personas, porque también hay un patrimonio. Compartimos con otras mujeres, creamos espacios para niños, para las comunidades indígenas. No discriminamos a nadie. En el mundo uno ve mucha información, especialmente del mundo de la ciencia, donde se trabaja mucho, pero no logran sociabilizarlo.

Yo siento que las personas tienen que conocer los valores fundamentales de los lugares donde habitan y eso fue lo que hicimos, de forma muy intuitiva, con la gente del lugar. La naturaleza misma y su espíritu en las personas nos dieron las claves.

No hay que perder la capacidad de maravillarse con la vida misma, solo así logramos avanzar y ver más allá. La naturaleza entrega la inspiración para crear, pensar e imaginar.

Experiencias

-A pesar de los años que han pasado siguen innovando, ¿ha sido necesario rescatar ideas de otros lugares?

-Indudablemente que siempre hemos recibido influencia de otros lugares, nos hemos asesorado por estudiosos, pero sobre todo de personas que han llegado desde otras partes a conocer, visitar, desconectarse y se han conectado con la magia del bosque, los colores, los aromas y eso les ha permitido crear, proponer e imaginar.

La magia del bosque es esa: ilumina a las personas que reciben su energía y ellos nos aportan. Las personas que viven ahí crean, toman colores, formas y descubren nuevas cosas. Ningún otoño es igual, ninguna primavera deja los mismos colores. Las hojas, el sol, los musgos, todo cambia y se renueva, por eso nos permite seguir ampliándonos.

Hacemos concursos literarios, exposiciones fotográficas, pinturas, hemos creado libros, nos vinculamos con la música, con la comunidad e invitamos a personas de fuera.

-¿Trabajan con adultos y niños?

-No discriminamos a nadie. Todos son bienvenidos, todos tienen algo que decir, que aportar, algo que soñar e imaginar. Siempre estamos haciendo actividades con niños, porque ellos tienen la oportunidad de aprender desde pequeños a respetar y conservar la naturaleza, pero también les permite abrir su mente, hacer más dinámicos sus aprendizajes, tener la capacidad de observación que les permite ser personas más críticas del mundo en que viven, tener la capacidad de escuchar, de crear relatos.

Nuestra tarea está con ellos, pero también con los adultos, sus tradiciones, sus conocimientos y enseñanzas. No miramos a nadie por cómo habla o se viste y eso también es lo valioso del espacio que hemos construido para la comunidad y para todos los que tengan ganas de conocer con respeto a los demás y a la naturaleza.

No nos dimos cuenta y hay entre 50 a 70 personas que están siempre rodeando a la fundación. Algunas son mujeres que han aprendido oficios que nunca antes habían pensado. A través de sus saberes hacen talleres y les ha dado independencia en sus vidas como mamás o esposas. Como país tenemos que aprender a valorarnos y conocernos. Por eso nosotros integramos a todos y eso nos ha enriquecido y nutrido de miradas y experiencias diferentes.

-¿Cuáles son los desafíos para la fundación en el mediano y largo plazo?

-Estamos trabajando en diferentes acercamientos a las personas a través del proyecto turístico y de los talleres, de los convenios, los paseos, actividades deportivas, incluso de la salud, entregando acceso. Si miro para atrás y los 20 años que llevamos en esto, me siento muy orgullosa de decir que hemos aportado en el concepto de desarrollo sostenible y eso me llena mucho, porque no existía. Entonces, el objetivo para el futuro es seguir en lo que estamos, experimentar e integrar nuevos espacios y personas.

Mientras tenga fuerza y ganas, voy a seguir en este camino y aunque el futuro es difícil de preverlo, tenemos que seguir adelante porque es un sueño para mí, pero nos va a beneficiar de alguna forma a todos y a las próximas generaciones.