Claudia Muñoz David
Para la socióloga, doctora en Ciencias Políticas y directora del Programa de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pensilvania, Tulia Falleti, "la elección de gobernadores regionales en Chile se debe hacer, es más, es una medida que ya está muy retrasada. Se debió haber tomado hace mucho tiempo con el objetivo de generar mejoras en el país".
Visitó Valdivia para brindar una charla magistral, organizada por el Centro de Estudios Regionales, la Escuela de Administración Pública, la Dirección de Vinculación con el Medio y el Instituto de Administración de la Universidad Austral de Chile. En su conferencia habló sobre su libro, "Descentralización y Política Nacional" y del trabajo que ha desarrollado durante años, la Teoría Secuencial de Descentralización, que indica que el orden en que se suceden los procesos, en este caso de descentralización, es muy importante para obtener buenos resultados.
"Lo que yo planteo en mi libro es que hay distintos tipos de descentralización, la política, fiscal y administrativa. La primera tiene que ver con la devolución de potestades políticas de empoderamiento para la representación de la ciudadanía; la fiscal tiene que ver con la devolución de recursos (económicos) y administrativa, con la transferencia de servicios del Estado (educación, salud), la que puede ser financiada o no financiada", dijo.
La académica argumentó que si un proceso comienza con una descentralización política "va a empoderar mucho a los actores subnacionales, como los gobernadores y alcaldes, quienes entonces tenderán a agruparse, lo que les dará más poder de negociación. Cuando eso sucede están mejor armados políticamente para iniciar una descentralización fiscal que tiende a tener más alcance que si la secuencia hubiese empezado diferente. Así, cuando la descentralización administrativa llega, los gobiernos subnacionales se van a ver en una mejor situación fiscal para afrontar esos nuevos servicios sociales. Cuando se sigue esto, la descentralización administrativa tiende a ser financiada, lo que es aún mejor para que los niveles locales enfrenten sus nuevas responsabilidades".
Algunos ejemplos
Falleti explicó que esta secuencia que antes describe se produjo en Brasil y Colombia. "En Brasil se dio desde 1982, con la elección directa de gobernadores. En Colombia comenzó con la descentralización hacia alcaldes, en 1988 y luego hacia gobernadores, en 1991, seguido de una fuerte descentralización fiscal y la administrativa se dio a partir de 1994. Esas secuencias tendieron a empoderar fuertemente a alcaldes y gobernadores", dijo.
También existen casos contrarios, como el argentino. Relató que "si el proceso descentralizador comienza con una reforma administrativa, estas generalmente son impuestas por el nivel nacional tratando de achicar el Estado o recortar los gastos. Generalmente aprovechas coyunturas de buenos resultados económicos transfiriendo escuelas y hospitales, pero sin recursos. Eso ocurrió en Argentina durante la dictadura militar en 1978. Se pasó la administración de las escuelas a las provincias y como consecuencia de esa medida más de 3 mil escuelas en todo el país tuvieron que cerrar porque no habían los suficientes recursos".
Desafíos chilenos
La especialista aseguró que desde la década de los '80 en Chile se han desarrollado procesos de descentralización administrativa -como la municipalización de las escuelas- y de descentralización fiscal, que tienden a poner más responsabilidades y recursos en las unidades locales. Sin embargo, destacó que "lo que está faltando es empoderar a las autoridades locales y regionales. Los alcaldes continúan siendo muy dependientes de Santiago (...) Hoy los alcaldes tienen que negociar con los parlamentarios o las secretarías de los ministerios o con los seremis, quienes reportan a Santiago. Sigue habiendo una mediación para inversión a nivel local. Eso en gran medida no se justifica".
En cuanto al modelo que se usará en Chile, de contar con un gobernador regional y un delegado presidencial, expresó que le parece altamente problemático. "Entiendo que muchos chilenos en Santiago deben tener recelo de qué irá a pasar si se descentraliza, si esto llevará a un despilfarro fiscal o a malas decisiones. Pero todas esas cosas pueden limitarse con un buen sistema jurídico, buenos mecanismos de supervisión, buenas regulaciones. Se deben crear mecanismos de control", argumentó.
A Falleti le parece que Chile estaría en condiciones, al tener intendentes regionales, de crear una figura intermedia más fuerte. "Creo que dentro de un contexto de cambio legal y político es un buen momento para pensar si se quiere seguir con la idea de un gobernador regional -que en gran medida tendrá las manos atadas- y un delegado presidencial, o si se quiere avanzar a contar con una autoridad con más peso a nivel regional, que pueda tomar decisiones junto con los alcaldes, con el objetivo de estar más cerca de solucionar las necesidades de la gente. Todo esto en un sistema de gran control", dijo.