Músico que no pudo regresar desde Italia: " Es desolador... solo se puede salir por lo esencial"
EMERGENCIA. Cristóbal Altamirano está en Parma, ciudad vecina de unas de las regiones con más muertes por covid-19 en Italia. Acá habla de los resguardos que ha debido tomar y los cambios en la comunidad.
Parma es una ciudad italiana ubicada en la región de Emilia-Romaña. Es principalmente universitaria; y famosa por sus quesos, vinos y arquitectura. A este destino llegó hace casi dos meses el músico valdiviano Cristóbal Altamirano. Fue a estudiar violín barroco al Conservatorio di Musica Arrigo Boito, para el cual había sido seleccionado en un viaje anterior a Europa donde también tuvo la oportunidad de tomar clases en España.
No obstante, la pandemia por Coronavirus hizo cambiar todos los planes. Actualmente, Italia registra más de 16 mil muertos por Covid-19. Más de la mitad, corresponden a la Región de Lombardía, vecina a la de Emilia-Romaña. Parma, también está entre las zonas golpeadas por la tragedia y es donde actualmente Cristóbal Altamirano permanece en confinamiento permanente en una residencia universitaria junto a otros 30 estudiantes.
"Llegué cuando aún no había crisis sanitaria, por ende, todo fluía con 'normalidad'. Se hablaba un poco de lo que sucedía en China, pero se veía como una situación lejana", dice.
Y agrega: "Sobre la enfermedad ha habido diferentes reacciones. Hay días en que la gente anda más estresada que otros. Sigo pensando en la primera semana de la emergencia, con una sensación generalizada de mucho miedo a enfermarse. Incluso si era un resfrío común, los ánimos empeoraban. Ahora las cosas están un poco más tranquilas. Las personas han tomado un ritmo diferente de hacer las cosas, hay que quedarse en casa y desde esa perspectiva, tratar de hacer todo un poco más llevadero".
Sin retorno
En Valdivia, Cristóbal Altamirano es profesor en el Campamento Musical Marqués de mancera y estudiante del Conservatorio de Música Uach. También es integrante del Quinteto Meli junto a Diego Coronado (cello), Camila Villar (violín), Victoria Salazar (flauta) y Hernán Carrasco (contrabajo). El año pasado, gracias a recursos del Fondo de la Música, los jóvenes intérpretes realizaron conciertos educacionales en colegios rurales de la Región de Los Ríos. Y a principios de 2020, fueron parte del proyecto "Letras, violines y pinceles. Rescatando la memoria y el patrimonio de la comuna de Los Lagos". Fue el último proyecto antes de que el violinista partiera a Europa.
Está en Italia desde el 16 de enero. Su regreso estaba previsto para el 25 de marzo, no obstante lo ha debido postergar de manera indefinida. Mientras tanto, sigue estudiando y buscando las maneras de cubrir los gastos de su permanencia en el extranjero. "En la fecha de mi retorno las aerolíneas cancelaron la mayor parte de los vuelos en el mundo y sobre todo los de Italia. No sé qué habrá pasado con mi vuelo, pero es poco probable que haya un reembolso, ya que las agencias de viajes no están respondiendo. Por ahora, mis planes son seguir estudiando acá. Terminar este curso que dura tres años y seguir viajando a Chile en la medida de lo posible. Me encantaría retomar los conciertos educacionales y otras iniciativas con identidad local que tanto me gustan. Todo lo que tengo pensado para mi futuro tiene que ver con seguirme perfeccionando como músico a través de la práctica y la investigación".
Mirar de lejos
Desde Parma, el músico comparte habitualmente imágenes de espacio públicos vacíos y almacenes casi sin provisiones disponibles. Son postales de una realidad a la que las personas se han habituado.
"Es bastante desolador. Puedes contar doce o hasta vente transeúntes en total si vas a de un lado a otro, en lugares donde suele haber cientos. A las calles, solamente se puede salir por lo esencial: alimentos, remedios o por una emergencia medica. La policía siempre está rondando para ver si hay irregularidades. Ahora, a los supermercados solamente se puede entrar usando guantes y mascarillas, se hacen filas de más de un metro de separación entre las personas y también en algunos lugares, miden la temperatura. Desde hace un buen tiempo, el trabajo se ha vuelto remoto. Las oficinas están todas cerradas".
Vivir en uno de los países que lidera los índices de contagio a nivel mundial hace parecer que ninguna medida de autocuidado está fuera de lugar: "La gente teme hasta de mirarse a la cara. Se alejan cuando van a pasar muy cerca unos de otros. A veces siento que eso es un poco exagerado, pero asumo que cada uno debe tomar las medidas que mejor le parezcan".
En el confinamiento con el resto de sus compañeros de enseñanza superior Cristóbal Altamirano sigue las recomendaciones de lavado frecuente de manos y desinfección de superficies. Si alguien sale de la residencia, al volver debe desinfectar su ropa antes de entrar en contacto con el resto. Teniendo en consideración esas medidas, el músico trata de alimentarse de manera saludable y hacer deporte en la medida de los posible.
"Las primeras semanas fueron un poco críticas porque disfruto mucho salir. En cierta forma, eso me recuerda mucho a los momentos vividos en la revuelta en Chile de octubre del año pasado, donde algunos días era crítico salir por el miedo colectivo que generaba la represión. He tratado de aprovechar este tiempo con distintas rutinas diarias, perfeccionar un poco el idioma, he estado estudiando harto, ya que igual tengo mis lecciones vía on line todas las semanas. En general trato de concentrar mis energías en relajarme y pensar que esto solamente durará por un tiempo".
De ser necesario en caso de cualquier enfermedad y particularmente por un eventual contagio de Coronavirus, en Parma, Cristóbal Altamirano podría hacer uso de su "Tessera sanitaria" o Tarjeta de Salud. Es indispensable para acceder al Centro Nacional de Asistencia Médica y sus instituciones afiliadas. Igualmente funciona como código fiscal y tiene una duración de seis años.
Según explica, el documento que similar a un carné de identidad, le garantizaría el tener un médico de cabecera.