Emprendedoras de la pesca artesanal buscan opciones para reinventarse
PROYECTO. Con restaurantes cerrados y nula presencia de turistas, cambió el panorama. Iniciativa apoyada por Fomento Los Ríos busca fortalecer y visibilizar su trabajo en otras áreas de desarrollo.
Seis meses de ejecución lleva el Programa "Difusión de la Innovación y el Emprendimiento Femenino en la Pesca Artesanal", por medio de la Fundación Cocinamar, apoyado por Fomento los Ríos y cuyo objetivo es difundir las experiencias de innovación y desarrollo de productos de las mujeres que trabajan en pesca artesanal en la región. Pero, por la crisis sanitaria del covid-19, muchas se han visto afectadas y tuvieron que reorientar sus emprendimientos.
En chaihuín y los molinos
Teodora Leal es recolectora de orilla y emprendedora del área turística en Chaihuín. Junto a su marido tienen dos cabañas donde reciben turistas, sobre todo en temporada de verano y ofrecen una experiencia única a sus visitantes, desde el arte del marisqueo y la recolección de algas.
Sin embargo, el panorama cambió. Desde marzo no hay visitantes. El pueblo se organizó, cerró los accesos como medida de precaución para impedir la entrada a quienes no vivieran en ese lugar, pero también restringiendo la salida a los pobladores.
"Estábamos planificando ir a vender a Corral. Yo me iba a poner a hacer mermeladas, iba a vender choros, porque hay que reinventarse, pero hasta los choros dejaron de comprar y ahora no podemos salir. Para Semana Santa no había caso que nos quisieran comprar los choros que habíamos sacado. Este otro mes nos toca extracción y no sé lo que va a pasar", comentó Teodora Leal.
Una historia similar muestra Fidelina Sánchez, presidenta del Sindicato de Recolectoras de Orilla de los Molinos y dueña del restaurante "El Coral", que recibe a clientes de Valdivia, Osorno, La Unión, Temuco y alrededores.
Ahora tiene sus puertas cerradas desde el 20 de marzo, cuando el Gobierno indicó el cierre obligatorio de restaurantes como medida preventiva. "No se puede hacer nada, no anda gente, acá se vive de la pesca y no hay ninguna solución para nosotros. Ni los clientes que teníamos llaman para comprar, tampoco se puede vender porque no podemos salir. Ni para Semana Santa pudimos trabajar, porque dejaban pasar solo a la gente del sector", enfatizó.
Mehuín
En Mehuín, Ana Romero vive de los pescados ahumados que comercializa, principalmente sierra. Tiene una sala de proceso, la única acreditada por Sernapesca. Pero, hoy se encuentra de brazos cruzados, sin clientes, ni turistas, y sin posibilidades de realizar envíos, como habitualmente lo hace.
"Cuando empezó el problema con el coronavirus, el pueblo decidió cerrar y que entren solo residentes. Estuvimos todos de acuerdo, pero se nos cerraron todas las puertas. Está todo cerrado, la feria fluvial cerrada de antes de Semana Santa, el local de artesanía donde uno trabaja también, los ahumadores, las cocinerías, los restaurantes, todo cerrado porque no llega gente", señaló la emprendedora, quien habitualmente recibe clientes de Santiago, Rancagua, Vallenar y otras ciudades. "Yo viajaba a dejar productos a Santiago y de ahí despachaba para otras ciudades. Incluso las últimas veces tuve una entrega que se fue a Brasil, pero ahora no puedo viajar, no puedo vender".
Delivery: alternativa
Quién sí pudo diversificar su emprendimiento y buscar una alternativa a este complejo escenario es Dominga Huichalaf, pescadora y dueña del restaurante "La Minga", de Niebla. Además de tener su local, se dedica a la venta de pescados ahumados y congelados, principalmente sierra y robalo, los cuales hoy vende a domicilio.
"Estamos vendiendo lo mínimo, solo para mantener la casa. Todo lo que es pesca está malo. Sacamos solo lo que vendemos a domicilio. Juntamos varias entregas y vamos con mi hija a dejarlas. El pago es con transferencia, para no tener contacto. Fue algo que no teníamos pensado y estamos pensando en hacerlo cuando esto pase, aunque sea una vez a la semana. Es una opción para seguir vendiendo los pescados. Sobre todo, para la gente de Valdivia que a veces no viene a Niebla", dice.
En tanto, en la Caleta El Piojo, Elsa Neira junto a su familia tiene una pequeña planta de proceso desde 2010, en la que trabajan las navajuelas y que generalmente proveen a diversas muestras costumbristas, sobre todo en la época estival. Si bien se paralizaron las ventas, se abrió una posibilidad con el envío de navajuelas congeladas a un restaurante de Valparaíso, lo que podría convertirse en una oportunidad para realizar nuevos envíos y mejorar la situación por la que atraviesan.