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ENTREVISTA. Cristián Jiménez, director de la carrera de Creación Audiovisual de la Universidad Austral de Chile:

"Soy alguien de Valdivia que vuelve a su casa con ganas de compartir lo aprendido"

APORTES. El destacado cineasta local analiza los desafíos de guiar a nuevos realizadores y la forma en que espera aportar con propia experiencia.
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Daniel Navarrete Alvear

Hasta noviembre del año pasado, el cineasta valdiviano Cristián Jiménez estaba viviendo entre Chile y Francia. Su residencia en Europa era París, sin embargo en un viaje de vuelta, en medio de los cambios que trajo el estallido social, decidió quedarse en su ciudad natal.

Fue entonces que comenzó a escribir un nuevo capítulo en su relación con Valdivia, donde ahora está instalado a tiempo completo y como nuevo director de la carrera de Creación Audiovisual de la Universidad Austral de Chile.

Jiménez tiene una extensa carrera en el séptimo arte nacional como director, guionista, productor y académico. Debutó con el cortometraje "Hong Kong" (2003) y un año más tarde estrenó "El Tesoro de los Caracoles", con el que compitió en más de 30 festivales. Para gran parte de su trabajo, Valdivia ha sido locación principal.

La ciudad aparece en su primer largometraje "Ilusiones ópticas" (2009) y en "Bónsai" (2011), con el que compitió en el Festival de Cannes en la sección Una Cierta Mirada. Incluso está en "La Voz en Off" (2014), que tuvo su premiere latinoamericana en el Festival Internacional de Cine de Valdivia. Incluso en la serie de TVN "Bichos Raros" (2018), coproducción chileno-argentina.

Entre sus realizaciones también se cuentan "Vida de Familia" (2017), dirigida junto a Alicia Scherson; y la serie de TVN "El reemplazante", por cuyo trabajo de codirección con Nicolás Acuña, ganó un premio Altazor en 2013.

La experiencia

El regreso del cineasta a la capital de Los Ríos coincidió con el término de la post producción del cortometraje "Animales", de Carlos Tampe (del que es productor junto a José Luis Rivas) y su integración al equipo de la película "Zona Roja", de Matías Lira. Además, estaba haciendo clases en la Universidad del Desarrollo y participando en el Comando del Apruebo cuando resultó favorable su incorporación a la Facultad de Arquitectura y Artes Uach. De esta forma, asumió como director de carrera y profesor de guión. Eventualmente, también podría oficiar como profesor guía de tesis.

"Siempre he hecho varias cosas a la vez y mantenerme vigente como creador también es una de mis responsabilidades ante la universidad. Tengo varios proyectos andando en distintas etapas de desarrollo, como director y también como productor. Ya no tengo la ansiedad de encadenar proyectos uno tras otro, como hice en otra etapa. Y me interesa que la escuela funcione bien y que lo que hagamos sea el resultado de una reflexión y de una idea de escuela que sea un verdadero aporte", explica.

¿Qué tan importante puede ser su propia experiencia, al momento de plantearse la idea de hacer clases?

-Es fundamental tener experiencia. La enseñanza del audiovisual se divide entre las especialidades del área (guión, producción, dirección, montaje, foto, sonido, arte), teoría e historia y finalmente taller, donde converge todo eso que se aprende por separado en una praxis artística, en que además se desarrolla la capacidad de trabajar en equipo.

¿Cree que las nuevas generaciones de realizadores lo ven como un referente?

-Espero que me vean como alguien más viejo que ellos, con el cual se puede dialogar y compartir experiencias. Yo podría ser un referente para ellos en algunos aspectos, tanto como ellos podrían ser un referente para mí en otros.

¿Cuáles son las lecciones más valiosas que le ha dejado la profesión y el hecho de tener una carrera consolidada?

-No me interesa nada el fútbol, pero soy muy fan de Bielsa y una vez leí en una entrevista, que dijo que en las victorias nos ponemos ciegos y orgullosos, pero en las derrotas es cuando nos volvemos humildes y aprendemos, lo que nos permite mejorar. Creo que con el cine pasa algo parecido. En las derrotas es cuando realmente se aprende y mejora.

Formación

Cristián Jiménez terminó su escolaridad en aquellos años en que aún no había una institución de enseñanza superior relacionada con el área. "Mi formación universitaria es en ciencias sociales y humanidades. Tengo un master en sociología de la Universidad de Londres. Al cine entré a través de la escritura primero y dirigiendo después. Hice talleres y tuve maestros, pero sobre todo aprendí trabajando. El audiovisual es una práctica a la cual se llega por distintos caminos. Y creo que uno nunca deja de aprender, ni de estudiar", dice. Y agrega: "Desde 2005 empecé además a hacer clases en distintas universidades, sobre todo en la Universidad de Chile. Tenía ganas de dedicar más tiempo a ese lado académico y en ese sentido, el concurso de la Uach llegó en el momento preciso. Soy alguien de Valdivia que vuelve a su casa, con ganas de compartir lo aprendido. El otro día sacaba la cuenta que ya son 20 años de carrera. Así que supongo que no es un paso que esté dando en forma prematura. Hay mucho por hacer y la escuela tiene un potencial gigante. En una sociedad que ingresa en una nueva etapa y toma decisiones cruciales acerca de su futuro, espero poder ser un aporte desde este rol, en mi tierra. Esa es mi única motivación".

Creación Audiovisual abrió sus puertas hace dos años. Su primer director fue Claudio Celis y en el último tiempo, el cargo estuvo en manos del antropólogo y documentalista Iñaki Moulian. Actualmente, la carrera tiene 80 estudiantes y la primera promoción de egresados se espera para el 2022.

La opción del proyecto de grado puede ser en vinculación con alguna de las otras carreras de la facultad. "Tenemos asignaturas transdisciplinarias, en las que convergen todos los estudiantes. De esta experiencia es que surge entonces la opción de hacer un trabajo en colaboración".

No obstante, si la alternativa es hacer cine, entonces la opción es titularse con un cortometraje. La razón es creativa, pero también pedagógica: el formato permite trabajar en equipos reducidos y evaluar responsabilidades individuales en las áreas de guión, dirección, producción, fotografía, sonido, montaje y arte. En cambio, para un largometraje sería necesario poner a trabajar a toda la promoción, con miras a un solo producto final.

¿Qué tipo de audiovisual es el que se debería comenzar a producir desde el sur, con los creadores salidos de la Uach?

-Eso está por verse. El mundo está cambiando mucho, muy rápido y es difícil saber de qué manera el audiovisual será impactado por todas estas transformaciones. Y para que haya una escena sólida, no debería producirse un solo tipo de material. En cualquier caso, yo aspiraría a que los egresados puedan desenvolverse en cualquier parte, no solo en el sur y no solo en Chile.

¿Es más ventajoso tener la carrera como parte de una facultad donde hay otras áreas relacionadas a la creatividad? ¿Cómo se puede vincular el audiovisual en ese sentido?

-Para mí, le da un sentido a la escuela. La sitúa en un marco conceptual que valoro mucho y que entiende lo que hacemos como una práctica artística y no solamente como una forma de comunicación más. A ratos se pretende reducir todo el campo cultural a meras comunicaciones. Nuestra escuela se sitúa desde el principio en este otro terreno y eso me hace pensar que partimos bien.

¿Cómo describiría el medio al cual deberán enfrentarse los nuevos cineastas locales?

-Pienso que no va a ser fácil. Posiblemente se avecinan tiempos duros. Pero siempre va a ser necesario contar historias. Quizá será más relevante que nunca en tiempos tan convulsionados, con tantas narrativas distintas en pugna. Como dice Harari, contar cuentos es lo que nos distingue de otras especies.

¿Es posible comparar nuestra realidad como ciudad/región creativa audiovisual con otras del mundo, para entender la progresión de sus profesionales o del medio en general?

-Creo que hay distintas cosas que aprender de distintas experiencias. No hay un referente único. Sundance por ejemplo, basa buena parte de su identidad en el hecho de que tanto el festival como el instituto están ubicados en Park City, un resort de nieve en Utah, lejos de las metrópolis en las cuales se concentra el cine gringo. En lugar de jugarle en contra, eso es parte de su gancho y de su fuerza. La EICTV de San Antonio de los Baños en Cuba funciona de manera similar, como si la distancia fuera un plus, aportando calma y tranquilidad para reflexionar y aprender. En nuestro caso, además del festival y la escuela, estamos ubicados en una universidad, lo que aporta otro tipo de profundidad en la reflexión y otras aspiraciones, en la medida que la escuela además tiene la misión de producir conocimiento e investigación. El desafío ahora es que ese conjunto de factores pueda hacer fuerte a la escuela, pero también ayudar al fortalecimiento del polo audiovisual del sur. Pienso que están las condiciones para que así sea.

¿A través de la presencia y el trabajo de la Escuela de Creación Audiovisual y sus egresados se podría impulsar nuevas políticas locales o regionales para el fomento del cine?

-Me gustaría que la escuela no solo consolide un programa de pregrado, sino que además contribuya a la construcción de un ecosistema que impulse el campo audiovisual en un sentido integral desde Valdivia. Y para eso va a ser importante colaborar con el festival, con el Cine Club Uach y con otras escuelas de nuestra facultad, pero también de otras áreas relevantes con las cuales quizá a priori los nexos son menos obvios. El fomento del cine o audiovisual significa creación y eso es fundamental, pero también significa reflexión, diálogo, difusión, educación, archivo, publicaciones e incluso alianzas transdisciplinarias que exploren el desarrollo de nuevas tecnologías.

Debido a la crisis sanitaria por el nuevo coronavirus, la Uach suspendió sus actividades presenciales. Por ello, Creación Audiovisual está durante lo que queda del semestre con actividades teóricas y a distancia. Para el segundo semestre, si es que las condiciones lo permiten, se espera iniciar el trabajo en terreno.


Redescubrir la ciudad a través de las películas

El estreno de "El Tesoro de los Caracoles" fue hace 16 años, en el Teatro Cervantes. "A partir de ese trabajo, cambió radicalmente mi vínculo con la ciudad. Fue como descubrir Valdivia de nuevo. De ese entorno surgieron mis otras películas Y en todas ellas hay lluvia, humor y ternura, pero también una pregunta por lo verdadero y lo falso, en medio de una ciudad y un país que se moderniza a gran velocidad, alterando a su paso todo lo que se le pone por delante: paisaje, arquitectura, empleos, cuerpos, sueños, recuerdos e incluso lazos familiares. Si ante la globalización, Chile es periferia, Valdivia es periferia de Santiago. O sea, doble periferia. Y en ese juego ocurre algo especial. Como cuando en mapudungún una palabra se repite para enfatizar. Valdivia tiene algo de eso. Un poder que proviene de la repetición. Se podría hacer una película muy valdiviana que se llame justamente 'Valdivia Valdivia', como 'Calle Calle' o 'New York, New York'.