Comedores parroquiales
Las madres que participaban en comedores de Santiago en 1976, le enviaron informe al vicario Gustavo Ferraris, exponiendo que el 73% de los niños estaban desnutridos y dicen: "Aquí está el débil fruto de nuestros esfuerzos y la solidaridad entregada por parroquias, comunidades, comerciantes generosos, Vicaría de la Solidaridad y apoyo de distintas partes".
En Temuco, con dificultades y ganas de cooperar, el año 1975, comenzaron a funcionar los primeros comedores para niños. Una señora prestó su casa, otras vecinas se ofrecieron para cocinar todos los días. Jóvenes de la comunidad cristiana, inscribió a los más necesitados. En 1976, existieron 21 comedores, donde diariamente se acogían a 1.500 niños. En jueves Santo, un grupo de estudiantes católicos, fueron casa por casa a pedir alimentos para los comedores. En Valdivia, algunas parroquias crearon comedores en 1976, para atender a niños que vivían en campamentos.
Con la crisis económica de 1982 y alto desempleo, aumentaron los comedores, que después funcionaron por varios años. Obispo Alejandro Jiménez, creó la "Pastoral Universitaria" en 1984 y, en inmueble de calle Chacabuco 393 funcionó un comedor que atendió diariamente a 160 jóvenes. Existieron otros tres hogares que albergaron a estudiantes de otras ciudades.
Así fue la obra de la Iglesia Católica y laicos comprometidos, en años de crisis.
Derico Cofré Catril derico.cofre@hotmail.com>
¿Qué será mejor?
Como lo más probable y casi seguro, es que no se apruebe junto con limitar las reelecciones, el aumentar drásticamente los requisitos a los nuevos candidatos a senador, diputado, alcalde, core y gobernador regional en las próximas elecciones, para qué el cambio se note en el fondo y en la forma, surge la pregunta...
¿Qué será mejor, quedarse con los mismos candidatos reeligiéndose eternamente ó que vengan nuevos candidatos?
Los primeros a pesar de todo, ya conocen el teje y maneje y más vale diablo conocido que por conocer, porque seamos claros, los nuevos candidatos, al ser seleccionados, bajo los mismos paupérrimos requisitos, que cumplieron los que hoy se van para la casa, simplemente terminarán haciendo lo mismo, junto a los mismos que ya conocemos y que siguen vigentes, con todos los riesgos e irresoluciones que eso trae consigo, y que los chilenos tan bien conocemos, ¿qué será mejor?
¡El que no aumenten los requisitos a los nuevos candidatos, junto al límite de reelecciones, podría transformar la gran alegría de hoy, en una nueva decepción de la política, para los chilenos mañana!
¿Qué será mejor?
Luis Enrique Soler Milla
Condonar el CAE
El Imacec de abril evidencia que la crisis económica es muy profunda. La histórica caída de 14% en la actividad económica de abril -que abre proyecciones de una posible contracción del orden de 8% para este año- impone un renovado sentido de urgencia a un acuerdo nacional para ampliar y extender las medidas de emergencia ante la crisis generada por la pandemia y que inciden directamente a los más vulnerables.
Sin embargo, hay que dar prioridades. Condonar el CAE no es una medida que apunta en la dirección de ayudar a quienes más lo necesitan. Quienes hoy tienen acceso a la educación superior corresponde al 40% de los jóvenes entre 18 y 24 años está matriculado en el sistema, según el Ministerio de Educación. Asimismo, quienes logran acceder y en su mayoría no tienen los recursos suficientes, en los últimos años han estudiado con gratuidad.
Sin despreciar, lo difícil que es conseguir el dinero para estudiar en la educación superior, hoy hay personas que necesitan comida para vivir, mientras otros piden tasas preferenciales. Los recursos son limitados, juzgue a usted dónde debemos distribuirlos.
Valentina Ramírez Hernández vramirezh85@gmail.com
Reelecciones a medida
La aprobación del proyecto de ley que limita la relección de nuestros congresistas tiene una pata coja. Al no determinar expresamente la retroactividad y descansar en el principio "in actum", dejó varios clavos sueltos. En ese sentido, lo más probable que ocurra tras la pésima técnica legislativa, es que se termine judicializando algo que debió ser resuelto en sede política.
Veremos una danza de nombres reclamar ante el procedimiento administrativo del Servel y luego trasladándose a sede judicial del Tricel o inclusive recursos de protección defendiendo el "derecho a ser reelecto" como alguna vez esgrimió un presidente boliviano.
Los jueces no son un poder de elección popular, existiendo razones fundadas para ello, por lo que judicializar cuestiones que son competencia de autoridades que responden a sus electores, terminará por solo generar un declive mayor de nuestra democracia. Para qué hacer las cosas bien, si las podemos hacer mal.
Jose Luis Trevia Fundación para el Progreso jtrevia@fppchile.org