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Estar en contacto directo con los barrios dejó al descubierto la necesidad de proveer ayuda, no tan solo en comida.
"Al igual que los adultos mayores, que son prioritarios, las mujeres y los niños están un poco invisibilizados en el contexto general de todo lo que se tiene que cubrir. Por eso decidimos también focalizar las ayudas", explica Francisca Palma. De esta forma, se comenzó a entregar bolsas infantiles (con leche, galletas, chocolates y un libros) y femeninas (con productos de higiene). También, mascarillas para pacientes que se deben dializar e incluso un taca taca que fue entregado a los niños del hogar Principito.
La campaña es permanente y paulatinamente se han sumado diferentes lugares que sirven como puntos de acopio. Ayer se esperaban donaciones que pudieran ser entregadas en la Plaza de la República de Valdivia. La página de Facebook Valdivia Solidaria es también un canal para los interesados en colaborar. Igualmente se puede llamar al teléfono +569 59950163.
En la costa
Wilfredo Orellana reconoce que sus vecinos fueron fundamentales cuando, con su familia pasó por momentos complicados. Por eso, ahora integra un grupo de voluntariado creado para ayudar a quienes lo necesitan en medio de la pandemia por coronavirus. Dice que es una forma noble de devolverle la mano a la comunidad.
"Entre todos tenemos que ser solidarios, es la única forma de salir adelante ya que tampoco podemos esperar a que nos llegue la ayuda", dice. Orellana es pescador artesanal y una de las personas que se encarga de una de las ollas comunes de su localidad. Es "La olla solidaria", que funciona en la capilla San Antonio de Padua y que abastece de comida a lugares más apartados de la costa, donde viven principalmente adultos mayores.
El recorrido considera Niebla, Cutipay, Los Molinos, Pino Huacho, San Ignacio y Playa Rosada. Y se cubre en vehículos particulares. Los voluntarios se encargan de recolectar alimentos no perecibles para el menú, labor a la que también se suma la profesora y chef Karime Harcha.
"Mis colegas y amigos pescadores han sido de mucha ayuda, igual que los vecinos en general que nos suelen regalar víveres. Llevamos cerca de cuatro semanas de trabajo, motivados porque la realidad de la costa es preocupante. Tenemos muchos abuelitos que simplemente no pueden bajar los cerros o pasar por caminos complicados para comprar comida o para venir a la capilla. Entonces, nosotros los vamos a visitar". A cada plato, muchas veces le suman sopaipillas.
Actualmente el grupo necesita donaciones de frutas y verduras; y elementos de sanitización, mascarillas y cubre ropa para renovar el stock de elementos de cuidado personal que se van desgastando.
En "La olla solidaria" se preparan legumbres, arroz, mariscos y fideos, entre otras opciones; más platos especiales para veganos. Funciona los sábados y domingos, con alimentos disponibles entre las 10 y 17 horas. Cada fin de semana se regalan aproximadamente 150 colaciones.
Asimismo, los lunes y jueves la ayuda vecinal corre por cuenta de "La olla revuelta". Es una iniciativa de cuatro amigas. Comenzó hace un mes en la casa de una de ellas en Los Molinos y ahora funciona en la capilla de Niebla. Partieron con 53 colaciones y el pasado lunes 29 de junio entregaron 410; incluso como parte de la gestión solidaria lograron una donación de leña. A través de su página de Facebook se les puede contactar para coordinar la entrega de alimentos no perecibles.
Pan en la mesa
Para ayudar a Niebla y la costa en general, también está la "Panadería Popular". Se trata de un colectivo de diez personas que decidió hacer la versión local de una idea implementada en la comuna de La Pintana, en Santiago. Es decir, cocinar grandes cantidades de pan para regalar a los vecinos en hornos prestados precisamente por la comunidad. La distribución se hace con cada ración que entregan las ollas. Por ejemplo, la semana pasada se regalaron 1.100 unidades a familias de Niebla, Los Molinos, San Ignacio y Playa Rosada.
"El kilo de pan está muy caro. Entonces, ayudar a la gente significa que pueden ahorrar esa plata y gastarla en otras cosas de primera necesidad", dice uno de los miembros del grupo que funciona en base a la autogestión y el anonimato. "Es que no hacemos esto por los aplausos o las fotos. Nuestra intención como panadería es ser transparentes y ayudar ahora a quienes realmente lo están pasando muy mal".