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Froilán Concha López: En el recuerdo de su hija

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Hace poco más de cuatro años falleció lejos de su tierra y su familia, Froilán Concha López. El 29 de enero de 2016 se marchó de este mundo mientras residía en Buenos Aires, República Argentina. Nació el 8 de enero de 1945 en Valdivia y sus padres fueron Ismael Concha y Matilde López, quienes además sumaron entre sus hijos a Norma, Nicolás, María Elena y Luis. Luego de sus primeros estudios, Froilán Concha López trabajó como obrero, carpintero y brigadista de incendios en las empresas Forestal Valdivia y Masisa. Vivió junto a su familia en el sector de Angachilla y posteriormente en el antiguo campamento Chorrillos, que se ubicaba entre Picarte y la pampa Krahmer. Casado con Margarita Alocilla, fueron padres de Maritza, quien hoy recuerda a su padre como un guía y compañero de niñez. "Los mejores recuerdos de mi infancia son de él y aunque se separó de mi madre cuando yo tenía recién siete años, él sigue presente en mi memoria como un padre cariñoso y trabajador. No puedo olvidar cuando salía a trabajar y llegaba a los 15 días y volvía siempre con algún regalito. Cuando llegaba con unas enormes manzanas o cuando íbamos a la feria libre de Pedro Montt". Froilán Concha López se marchó a vivir a Argentina en 1987, donde falleció el 29 de enero de 2016. Sus restos descansan en un cementerio de la ciudad de Buenos Aires.

Humilde sabiduría

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En el evangelio de este domingo (Mt 11,25-30) Jesús da gracias al Padre Dios, porque ha revelado a los pequeños el mensaje del Reino y se lo ha ocultado a los sabios y entendidos. Esto, después que sus discípulos regresan de la misión de evangelización a la que los había enviado. Nos podríamos preguntar, ¿por qué Dios quiere ocultar a los "sabios" y "entendidos", aquello que a los pequeños revela?

Aclaro que los "sabios" a los que se refiere Jesús, son los fariseos de su tiempo, que aplastaban a los demás con sus leyes y los "entendidos", eran los astutos en los negocios de este mundo.

Lo cierto es que el evangelista trata de resaltar la idea de la humildad, mostrando los opuestos, al decir que a los "sabios" se les oculta el mensaje, está pensando en aquellos que se querían apropiar del mensaje de Dios y esclavizaban a los demás, por lo que la humildad se transforma en una condición necesaria para acoger el Reino de Dios.

El mensaje de Jesús es para todos, sin embargo, para poder acogerlo y vivirlo debemos ser humildes y reconocer que estamos siempre necesitados de conversión. Por eso dice Jesús: "Mi yugo es suave y mi carga ligera", para liberar a aquellos que lo seguían de las pesadas cargas, con que los "sabios" y "entendidos" de ese tiempo agobiaban a su pueblo.

La humildad no significa creer que no servimos, tampoco significa tener una baja autoestima, sino que es aceptarse maduramente, con nuestras virtudes y nuestros defectos.

Jesús quiere que nos acerquemos a Él con humildad y con la verdad de lo que somos: "Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, porque Yo los aliviaré".

No temamos de acercarnos a Dios y aprendamos del mismo Jesús, que es "manso y humilde de corazón".

La verdadera sabiduría es conocer al Hijo de Dios y su Reino, que es un Reino de Paz y de Justicia, de Amor y Solidaridad, y que se obtiene con humildad de corazón.

JUAN ALVAREZ MANZANO: Constructor, futbolista y padre ejemplar

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El 26 de junio de 2020 dejó de existir Juan Federico Álvarez Manzano, reconocido profesional del área de la construcción y destacado ex futbolista amateur valdiviano. Juan Álvarez nació el 11 de mayo de 1948 en La Unión y fue hijo de José Neftalí Álvarez Gallo y Elsa Manzano Huenchuhuala. Cumplió con sus estudios básicos -en esos años enseñanza preparatoria- en el Colegio San Marta de La Unión y luego cursó las humanidades o enseñanza secundaria en el antiguo Liceo de Hombres Armando Robles Rivera de Valdivia. El siguiente paso en su formación fue la enseñanza superior en la Universidad Técnica del Estado, donde se tituló de constructor civil en 1977. Años más tarde, se perfeccionó y se tituló de ingeniero constructor en la Universidad Técnico-Metropolitana, en 1998. Su vida laboral la desempeñó en la CMPC (Papelera), la Municipalidad de Valdivia y como empresario independiente en el rubro de la construcción. Como futbolista fue número puesto como defensor central de la selección de Valdivia entre 1965 y 1970. Jugó dos torneos nacionales (en Valdivia 1968 y Arica 1970) y fue nominado a una selección nacional amateur. A nivel de clubes locales, vistió los colores del Carlos Dittborn, Iris Comercial, General Lagos y Normal Gil de Castro. Como dirigente deportivo fue uno de los fundadores del club Carlos Dittborn; socio fundador y dirigente de Club de Deportes Valdivia; presidente de la rama de fútbol del club deportivo de la Universidad Austral y colaborador en el origen de la Escuela de Fútbol de la UACh y del primer Mundialito, jugado en enero de 1989 Casado con el gran amor de su vida, Nancy Irene Moya Gatica, el 28 de febrero de 1972, fue padre de tres hijos: Cristian, Francisco y Juan Pablo; y disfrutó de seis nietos: Mateo, Gaspar, Pascuala, Victoria, Clemente e Isidora. Sus familiares señalan que fue "un hombre bueno, un caballero y un luchador, que dejó una huella imborrable en todas las personas con las que compartió. Logró trascender y destacar en todas las actividades que desarrolló en su vida. Colaboró siempre con su ciudad, Valdivia, desde distintos roles. Un hombre que siempre tenía una palabra de aliento y generosidad para compartir sus vivencias y consejos, que siempre alentaban a seguir adelante. Sin importar los problemas que se puedan tener, siempre se puede superar con perseverancia, responsabilidad y dedicación". Así, lo recordarán como "un esposo, padre, suegro y abuelito siempre preocupado y amante de su familia, la que formó con el amor de su vida y que era su mayor orgullo. Como abuelito, cada día muy dedicado con alegría y amor infinito que entregó a sus seis nietos". Los restos de Juan Federico Álvarez Manzano descansan en el cementerio Parque Los Laureles de Valdivia.