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Matrimonio Chávez-Huenchuguala: Duermen juntos el sueño eterno

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Basilio Chávez Inostroza nació en La Unión el 22 de enero de 1936 y dejó de existir el 8 de julio de 2013 en Valdivia, mientras que Clara Huenchuguala Naipil nació el 3 de septiembre de 1931 en La Unión y también falleció en Valdivia, el 1 de junio de 2018. Por lo tanto, se cumplieron siete años desde que Don Basilio emprendió el viaje sin regreso y dos años desde que su esposa Clara lo siguió para volver a reunirse como lo hicieron hace 54 años. Basilio Chávez y Clara Huenchuguala se casaron el 19 de julio de 1966 en Valdivia y fueron padres de nueve hijos: Daniel, Ramón, Leandro, Rosario, Ana, Sonia, Ruth, Rosa y Enrique, quienes les entregaron la alegría que transmiten 20 nietos, 19 bisnietos y un tataranieto. El matrimonio formado por Basilio y Clara vivió durante 10 años en su ciudad natal de La Unión, para luego trasladarse a Valdivia, donde se establecieron junto a su familia. Don Basilio trabajó como cocinero en la empresa Forestal Tornagaleones y después fue parte del personal de mantenimiento en el club deportivo Phoenix, donde trabajó hasta el momento de su jubilación. En tanto, su esposa Clara ejerció el rol de dueña de casa preocupada fundamentalmente de la crianza y educación de sus hijos. Hoy, a siete años de la muerte de Basilio Chávez y dos de la partida de Clara Huenchuguala, su hijo Enrique señala que los mejores recuerdos que guarda de su padre son "las experiencias vividas cuando lo acompañaba durante los veranos a trabajar en la forestal, en la cocina. Entonces comenzó mi gusto por la cocina. Mi padre fue un hombre aventurero y lleno de historias". En cambio, de su madre el imborrable recuerdo alude a "cuando me llevaba al colegio con esas lluvias, siempre apoyándome para que salga adelante en la vida. A estos recuerdos se suman la esposa de Enrique: Maritza, junto a sus hijos Lucas y Lionel. Los restos del matrimonio Chávez-Huenchuguala descansan juntos para siempre en el Cementerio Municipal de La Unión.

de julio de 1966 contrajeron matrimonio y se marcharon hacia el Más Allá con una diferencia de cinco años. Dejaron un recuerdo imborrable en su familia.

basilio chávez y clara huenchughuala fallecieron en 2013 y 2018.

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fotografía familiar

Rafael Asenjo Hermosilla: Recordado educador valdiviano

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El pasado 7 de julio se cumplieron 10 años de la partida de Rafael Asenjo Hermosilla, quien nació en Santiago el 14 de enero de 1949 y fue hijo del matrimonio entre José Clodomiro y Rita Angela. Al poco tiempo nació su hermana Nora Emilia, con quien hicieron un complemento perfecto durante su niñez, juventud y madurez. Con la familia de regreso en Valdivia, Rafael ingresó al Instituto Salesiano y finalizó sus estudios en el antiguo Liceo de Hombres. El siguiente paso fue la Escuela Normal, desde donde egresó el maestro que marcó a varias generaciones. Era un amante de la naturaleza, lo que se reflejó en su gusto de impartir las asignaturas de Ciencias Naturales y Comprensión del Medio, con innovadoras actividades. En su rol de docente destacó por el trato cordial y cariñoso hacia alumnos, padres, apoderados y colegas, y tuvo un papel protagónico en actos y ceremonias. El 8 de febrero de 1975 contrajo matrimonio con Doris Pérez Baeza, el amor de su vida y hoy profesora jubilada. Se conocieron bailando cueca en un grupo musical del magisterio y mientras él ejercía la docencia en una escuela en Nontuelá (Futrono) enviaba sus cartas de amor a Doris, quien vivía en Valdivia. Luego fue destinado a la Escuela de Las Animas, Escuela México y el Colegio María Auxiliadora. Fueron padres de Carolina y Rafael, quienes a partir del ejercicio de sus respectivas profesiones (médico y abogado) heredaron su vocación educacional y valórica.En la década de los '80, Rafael Asenjo Hermosilla fue voluntario de los Cooperadores Salesianos, en el ex Campamento Chorrillos. En los '90 fue león en los clubes Isla Teja y Valdivia. La familia recuerda que "cultivaba sus amistades con la misma dedicación como se vinculaba con su clan familiar, visitándolos y apoyándolos. Si bien evitaba iniciar o participar activamente en conflictos, no le eran indiferentes las injusticias sociales, por lo que verlo reclamando por conductos regulares era más frecuente de lo que uno esperaba".

de julio de 2010 falleció el profesor normalista Rafael Asenjo Hermosilla y sus restos descansan en el Cementerio Parque Los Laureles de Valdivia.

rafael asenjo hermosilla dejó de existir el 7 de julio de 2010.

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fotografía familiar

Tierra

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buena

Para lograr una buena cosecha de cualquier especie, se necesita que al sembrar se cumplan varias condiciones básicas para que todo resulte bien. Es de vital importancia preparar bien el terreno en donde se depositará la semilla que se va a sembrar. La tierra debe ser buena para obtener un buen fruto a la hora de cosechar. A nadie se le ocurriría tirar la semilla desordenadamente, en cualquier terreno, sin haberlo preparado previamente, a nadie, excepto a Jesús.

Jesús inicia un discurso sobre el Reino de Dios y lo hace a base de parábolas, aquellas pequeñas historias que nos esconden un mensaje de fondo, así como la semilla protege el contenido más profundo dentro de sí. Se va descubriendo este mensaje escondido en las parábolas de a poco, en el proceso pedagógico de la fe, así como de a poco va brotando la semilla sembrada en la tierra buena.

La parábola del Sembrador (Mt 13,1-23). Con ella comienza la serie de Parábolas del Reino. Nos relata de un sembrador que va esparciendo su semilla en todos los terrenos: al borde del camino, entre piedras, entre espinas. ¿Qué sentido tiene tirar la semilla en cualquier parte?

La Palabra de Dios representada en la semilla está llena del potencial del Reino de Dios, que se va a desarrollar según la acogida que tenga.

La Palabra de Dios necesita ser comunicada, ser puesta en común con la humanidad. Dios quiere compartir su Palabra y su Vida con nosotros, por eso esparce la semilla por todas partes buscando esa parte de tierra buena.

La imagen del sembrador esparciendo la semilla por doquier, aparentemente sin preocupación por el terreno donde va a caer, es sin embargo la imagen de Jesús que está tocando a la puerta y llama, que quiere encontrar en nosotros esa parte de tierra buena que siempre está y que puede hacer germinar esa buena semilla de Jesús.

Carlos

Martínez

Sacerdote