Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Cartelera y Tv
  • Espectáculos
  • Contraportada

(viene de la página anterior)

E-mail Compartir

Los Andes. "Siempre nos sentimos muy regaloneadas, en cada lugar se nos abrían las puertas de par en par. La gente siempre nos agradeció mucho por pasarlos a visitar y viajar en bicicleta lo encontraban bastante sacrificado. Pero para nosotras ha sido un placer llegar a concretar nuestro sueño", destacó Maritza Burgos. Y agregó: "Pedalear ha tenido de todo. Significa estar conectadas con la naturaleza siempre, llevamos todo en nuestra bicicleta, nuestra vida rodante va en los 60 kilos que cargamos para nuestra carpa, ropa y alimentación. Ha sido duro por circunstancias climáticas, como en la pampa argentina donde los vientos alcanzan los 90 kilómetros por hora y nosotras avanzando en contra. También hemos tenido temporales grandes y la gente nos ha pedido que nos quedemos en su casa más días".

Este viaje fue financiado por donaciones voluntarias. En los lugares donde llegaban hacían trueque, se quedaban una semana y ofrecían sus actividades de cuenta cuentos y talleres a cambio de un lugar donde quedarse y cooperación alimentaria.

Las historias

Y surgieron historias como la de Dayana Carrasco, de 10 años, estudiante de la Escuela Rural Archipiélago de Añihué. "Cierta vez, en una isla que era muy hermosa, con mucha naturaleza y privacidad, habitaban grupos de más aves. Las más populares eran las azules y las moradas. Se preguntarán por qué. Es porque eran brujos y peleaban para ser gobernadores de la isla" (Extracto). También conocieron relatos como el de Rubén, de 10 años, de la Escuela Comandante Luis Bravo de Caleta Tortel. "Mi tata se tarda una semana en hacer un bote chico y uno grande, 30 días. Él trabaja solo y yo lo ayudo a estopar. Estopar es sellar los hoyos para que no se hunda el bote. También me gusta ayudarle a construir casas y puentes" (Extracto). Burgos destacó que "los niños y las niñas son ciudadanos muy importantes en las localidades rurales, tienen una voz muy poderosa, fuerte y son partícipes de los quehaceres cotidianos. Eso habla de una riqueza identitaria muy fuerte en los pueblos". En total, han trabajado con 44 comunidades educativas que agrupan a unos 2 mil niños.

El cuento

El primer producto de este viaje fue un sitio web. A mediados de marzo lanzaron su primer libro de "Pedaleando un cuento". Se trata de un cuento infantil ilustrado de 22 páginas, autoeditado, con un tiraje de 500 ejemplares, de los que ya han vendido la mitad. "Relata nuestra historia, cómo hicimos el viaje, llegamos a las localidades y lo que ahí encontramos. El libro fue lanzado durante la pandemia y ha sido importante para nosotras que esté llegando a las casas y acompañando a las personas en este momento", dijo la profesora Maritza Burgos. Puede ser disfrutado por personas de todas las edades, pero el foco es de pequeños entre cuatro y diez años. En Valdivia está siendo vendido en la Cooperativa La Manzana y en la tienda Extremezone. También se pueden encontrar en Chiloé, Santiago y es enviado a otras regiones previo contacto por redes sociales o el sitio web. Se trata de la primera parte de una saga. En la segunda relatarán los cuentos creados por los niños.

5.000 kilómetros recorrieron en su viaje entre Chile y Argentina. Salieron desde Valdivia despedidas por sus familiares y por las familias de sus alumnos.

44 comunidades educativas son las que han impactado durante el desarrollo de sus actividades en localidades rurales, Han ido tan lejos como la escuela de Puerto Toro.

2.000 niños han participado en los talleres impartidos por las educadoras, también les han contado sus historias. Algunas de ellas se pueden leer en el sitio web.