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nuestras necesidades. Es un sueño que tenemos desde hace mucho tiempo", explica Martínez. Y Huenchullanca agrega: "La organización es muy inspiradora. Desde sus integrantes nace la idea de mejorar los espacios, no es una imposición externa y por eso siento que todo el trabajo que hemos realizado es sumamente participativo. Ciertamente hay un activismo social al plantearle al resto de la comunidad cómo es vivir la ciudad desde la no visión, lo que ahora se refuerza con esta idea de contar con un centro de rehabilitación adecuado".
El año pasado en la casa de calle Palena, el arquitecto realizó una presentación de la propuesta. A grandes rasgos se trata de una construcción de aproximadamente 900 metros cuadrados, de tres niveles, con espacios como por ejemplo una sala de Braille y otra de computación, oficinas, una zona de estar y un espacio intermedio multipropósito donde se podrían hacer talleres de ejercicios físicos. La construcción está pensada para integrarse y respetar el entorno natural. Y propone innovaciones arquitectónicas que no son propias de una sede social común y corriente.
"Una cosa fundamental, por ejemplo, es el sonido. Para los ciegos, la audición es como los ojos, entonces hay que generar una espacialidad basada en permitir el ruido como un elemento guía. Y eso podemos trabajarlo con las texturas. El suelo es otro elemento fundamental. No es lo mismo hacer actividades físicas sobre el cemento, que sobre una superficie mucho más amigable y que no sea un riesgo de generación de lesiones. En definitiva, existen muchos factores asociados a una construcción especialmente creada para ciegos", explica el arquitecto. Desde la perspectiva médica entonces, el desafío es que la edificación sea para quienes tienen ceguera completa; para quienes tienen una pérdida visual significativa (que por ejemplo les permite diferenciar la luminosidad); y para quienes tienen baja visión y pueden recibir asistencia técnica.
La propuesta se ha socializado con la comunidad en general y con el alcalde Omar Sabat y el Consejo Regional de Los Ríos. La idea es buscar formas de financiamiento para el proyecto definitivo. Mientras tanto, el equipo que encabeza Huenchullanca sigue sumando colaboradores para robustecer la propuesta que de momento no cuenta con recursos y que por lo mismo, difícilmente podría tener una fecha de ejecución clara.
Acompañamiento
Quienes integran la Organización Ciegos del Sur son en su gran mayoría de Valdivia. En algún momento de sus vidas pasaron por la Escuela Ann Sullivan, para personas en situación de discapacidad visual. El establecimiento educacional es parte fundamental en el proceso hacia la independencia de alguien que debe vivir con la limitación de no poder ver.
En este lugar hizo su práctica profesional la kinesióloga Macarena Fontanilla, lo que luego le permitió ejercer como tutor clínico. Así conoció más de cerca el trabajo de Ciegos del Sur y pasó un verano como voluntaria, con talleres de actividad física en la sede social. De esta forma, se volvió la kinesióloga de la organización.
"La experiencia de ese taller fue muy buena y por eso se extendió a todos quienes quisieran tomar las clases. De esta forma nos comenzamos a integrar mucho más", dice la profesional que además tiene un postítulo en Rehabilitación Basada en la Comunidad por la Universidad de Chile.
Al ampliar el servicio a más usuarios, también se comenzaron a identificar problemas. Uno de ellos fue el traslado de quienes querían ir a la sede. Por eso se postuló a fondos públicos para subsanar en parte la dificultad. Asimismo, con dineros públicos la cobertura mejoró sumando a la actividad física talleres de Braille, informática adaptada y orientación y movilidad.
"El espacio que tenemos actualmente si bien puede ser mejorado, nos permite trabajar de buena forma. Nos arreglamos con lo que tenemos. Sin embargo, para dar más prestaciones a la comunidad efectivamente se necesita un centro en mejores condiciones, donde podamos hacer de manera simultánea y con distintos grupos de personas clases de computación y actividad física, sin que ello implique interrupciones. Pensar un nuevo edificio es ideal, como también acondicionar el ya existente".
Aunque en el sur no existe un referente, la idea que se busca implementar en Valdivia bien podría ser comparada con el Colegio Santa Lucía de Fundación Luz, que funciona en Santiago.
"Un centro de rehabilitación es un lugar donde las personas adquieren nuevas habilidades y trabajan nuevas destrezas para desempeñarse en la vida diaria, sin necesidad de la caridad de terceras personas. Ese punto es fundamental para entender que lo que proponemos no es precisamente una especie de Teletón para ciegos. Ciertamente, un espacio más grande será más beneficioso, pero hay que pensar en cómo lo podríamos mantener y equipar, porque también podría funcionar como un centro de capacitación para otros profesionales que trabajan con personas con discapacidad".
Beneficio
La idea de contar con un lugar mejor ya estaba instalada en la organización, cuando María Cristina Martínez se integró en mayo de 2014.
"La sede se logró gracias al esfuerzo de muchas personas. Como es lógico, con el paso de los años se fueron sumando más socios y eso obligó a repensar los espacios para nuestra rehabilitación social. Para nosotros, contar con un edificio nuevo implica beneficios que van desde dignificar lo que hacemos, hasta permitir que muchas más personas también puedan recibir apoyo, viniendo desde otras comunas. Valdivia y las ciudades en general en Chile no están pensadas para los ciegos. Ir al centro es un desafío tremendo, como también lo es aprender a vivir con limitaciones. Entonces, es muy necesario fortalecer cualquier elemento que sea parte del acompañamiento efectivo que se nos pueda entregar. Y eso pasa por tener un lugar para reunirnos, conocernos, compartir experiencias y trabajar con distintos profesionales, integrar el entorno e incluso darle un valor agregado al barrio", dice la dirigenta.
25 socios activos tiene actualmente la Organización Ciegos del Sur. Debido a la pandemia han debido suspender los talleres que regularmente se realizan en la sede.
900 metros cuadrados aproximadamente se proyectan para el nuevo edificio del centro de rehabilitación. Actualmente se necesitan recursos para elaborar el proyecto.