El centralismo nunca ha querido ceder
La disputa entre las ideas centralistas y regionalistas no son nuevas. En la década de 1820 se propusieron varias redacciones constituyentes, entre las cuales estuvo la llamada "Constitución Federal" de 1826, encabezada por José Miguel Infante. Sin perjuicio de su acotada vida útil, ya que rápidamente fue reemplazada por la Constitución centralista y presidencialista de Portales, es posible asegurar que dichos fundamentos no eran del todo descabellados.
Luego de casi 200 años de variantes del modelo portaliano, el cuestionamiento sobre la forma propicia de organización política-administrativa del Estado sigue estando vigente. Sin desmerecer los esfuerzos institucionales para desconcentrar ciertos servicios públicos, aún queda mucho por hacer. Una verdadera política de descentralización con miras a una real autonomía regional, requiere copulativamente de dos elementos: soberanía para elección de representantes y estabilidad financiera.
El año pasado legislamos para crear el cargo de Gobernador Regional, estableciendo entre sus prerrogativas la coordinación, supervigilancia y fiscalización de los servicios públicos que dependan del gobierno regional. La máxima novedad es que el gobernador/a será electo democráticamente. Sin lugar a dudas un avance, pero la regulación de este nuevo cargo trajo aparejada la creación del Delegado Presidencial, quien será el representante del Presidente en las regiones y será designado directamente por él. La creación de ambas figuras; una con legitimidad territorial y la otra designada desde Santiago, evidencia que la intención de entregar autonomía a las regiones es parcial. Ahora bien, si a lo anterior adicionamos la facilidad con que el Presidente puede modificar los presupuestos regionales, podemos concluir que la descentralización es más aparente que real. A modo de ejemplo, recientemente el Ministerio de Hacienda dictaminó la reducción de $6.5000 millones al FNDR de Los Ríos, restringiendo de esta forma la posibilidad con que cuenta la región para hacer frente a la crisis económica derivada de la pandemia. Ante esto, presentamos un proyecto de ley que busca establecer que los cambios en los presupuestos regionales se realicen por ley y no por Decreto con el fin de dar mayor estabilidad financiera a las regiones.
Pero más allá de los arreglos puntuales que podamos proponer, queda en evidencia que el centralismo no está dispuesto a ceder. Afortunadamente, nos encontramos a puertas de una coyuntura política que permitirá analizar la factibilidad de reorganizar al Estado con una orgánica que realmente busque avanzar, en el marco de un Estado unitario, a entregar más poder a las regiones.
"Luego de casi 200 años de variantes del modelo portaliano, el cuestionamiento sobre la forma de organización política-administrativa del Estado sigue vigente".