"En nuestra escuela existe mucho respeto y cariño hacia el profesor"
CON EL ALMA. Profesor por vocación, asegura que no es tiempo de jubilar todavía. "Hay mucho por hacer", dice.
Tras la puerta de entrada al hogar, guarda celosamente el delantal blanco que lo acompañaría en "tiempos normales", sin pandemia. A los 66 años de edad, el profesor básico y comunicador social Juan Roberto Véliz Cartagena asegura que la enseñanza y el relato deportivo forman parte de la pasión de su vida. Y si se trata de educar, señala jocosamente: "Debía haber jubilado el año pasado. Pero cuando vaya a trabajar un domingo y me digan 'Don Juan, qué hace aquí, si hoy no hay clases y mire como está lloviendo', ese día entenderé que debo dar un paso al costado".
Su vínculo con la educación comenzó en 1975, cuando tomó la decisión de estudiar Pedagogía en Educación Básica, en la Universidad Austral. Luego llegó la práctica en la Escuela N° 1 y la vorágine del mundo laboral lo llevó a desempeñarse en Reumén, Coyhaique y desde 1998 nuevamente y "para siempre" como profesor en la Escuela Padre Alejandro Corcuera de Reumén.
¿Cómo fueron sus comienzos en la labor docente?
-Estaba en Reumén y tuve la opción de hacer un reemplazo en Coyhaique, así que partí. El curita, que era director de la escuela, se enojó conmigo y cuando terminé el reemplazo, lo llamé para volver. 'No', me dijo, 'porque me dejaste solo'. Pero, un tiempo después me llamaron por teléfono, fui a conversar y de eso, hace 22 años en el mismo colegio.
¿Se resiste a jubilar?
-Considero que aún soy útil. Además, la escuela, la sala de clases y los niños me encantan. Hay una tremenda vitalidad que entregan los muchachos, especialmente en una escuela como la nuestra, donde hasta los apoderados son diferentes, porque existe cariño y respeto hacia el profesor. De hecho, todos los profesores de nuestra escuela tratamos muy bien a los niños y los apoderados devuelven ese trato hacia nosotros. Por eso sigo, porque me encanta.
¿En qué área se ha especializado? -Hice un curso de ciencias naturales en la universidad. Además, me encantan los deportes como el fútbol y el básquetbol. Y hemos logrado cosas importantes para nuestra escuela y la comunidad. Por ejemplo, fuimos campeones regionales de futsal Sub-10 en Panguipulli y eso es muy importante para los niños. Antes también fuimos campeones comunales y clasificamos para una final regional, que no se pudo jugar porque hubo una huelga de empleados municipales.
En el caso de su colegio, ¿cómo han afrontado las clases durante la pandemia?
-No tenemos clases virtuales, porque nuestro colegio tiene cerca de un 95% de alumnos vulnerables, la gran mayoría vive en el sector rural y las condiciones económicas no les permiten tener internet o con suerte tienen un teléfono celular. El trabajo que hacemos es a través de guías de estudio que enviamos al colegio, la secretaria las imprime, se las entrega a los conductores de los furgones que durante el año trasladan a los niños y ellos van a dejar las guías a las casas. Luego las retiran y devuelven al colegio.
¿Cómo se originó su relación con el mundo de las comunicaciones?
-A fines de los años '80, un amigo que era locutor en Radio Baquedano me invitó a participar en un equipo deportivo. Hicimos un programa con Antonio Ormeño y después con César Lobos. Luego trabajé en Radio Nacional y en la Regional. En el 2007 me incorporé a Cool TV, donde le tengo mucho cariño al equipo de trabajo que forman Camilo y Jerson López, Carlos Soto y Cristian Quiroga.
¿Ha sido una buena experiencia?
-Es algo que me gusta, desde joven. Cuando estaba en el colegio en Coyhaique teníamos un programa de radio, también en el campamento minero. Acá se dio la oportunidad de hacerlo de manera más profesional.
¿Prefiere la radio o la televisión?
-Para ser honesto y sin desmerecer a la TV, me gusta mucho la radio. Tiene una especie de magia, es algo especial.
¿Tiene algún momento especial en el relato?
-Claro. Fue en la final del básquetbol de la Liga Nacional, cuando el Deportivo Valdivia le ganó a la Universidad de Concepción. Fue el 14 de febrero de 2016 y recuerdo un 'Gracias San Valentín y la c…..'. No fue con el afán de decir un garabato, fue algo que me nació del alma.
¿Cuál es su mensaje en esta época?
-Pienso que cuidarnos de la pandemia es responsabilidad única y exclusiva nuestra, ser responsables. Depende de nosotros salir lo antes posible de este mal que aqueja al mundo entero. Valdivianos, cuidémonos, tenemos que querernos un poquito nosotros mismos.