Alza en número de los campamentos
La pandemia ha traído problemas que se traducen en precariedad social. Uno de ellos es la pérdida de viviendas. Ninguna familia llega a vivir a un asentamiento precario por gusto y en ellos no solamente se viven carencias materiales, sino multidimensionales
La entrada hacia Las Mulatas era puro humedal y un paisaje que apreciar cuando uno pasaba por ahí, antes de subir a la barcaza que cruzaba a Torobayo, los últimos tres o cuatro veranos. Ese acceso fue la solución provisoria para descongestionar el camino a la costa y, por lo mismo, se reforzó como una ruta importante, que quizás en el futuro lleve hacia un túnel subacuático que cruce el río, según anuncios de largo plazo.
Pero ahora hay otra realidad en esa vía. El espacio ha sido ocupado por familias en condición de alta vulnerabilidad -setenta indica una primera mirada- que armaron un "campamento" con casas improvisadas, sin servicios básicos, con camino de tierra y lodazal tras cada lluvia. Llegaron ahí hace poco y es lógico pensar que su situación es hija de la pandemia: pérdidas de empleos, ingresos mínimos, escasas redes a las cuales recurrir y, en muchos casos, una historia de migrantes, que buscan nuevas oportunidades y simplemente no las encuentran.
Ha pasado algo similar en el sector Norte Grande 3 y en La Estrella, también en Valdivia; que han multiplicado su cantidad de habitantes en los meses recientes; muchos de ellos llegados hasta ahí porque no pudieron seguir pagando sus arriendos y, además, porque no califican para los subsidios entregados por el gobierno en esta materia.
En una entrevista publicada ayer, la encargada de Techo en Los Ríos, Teresita Ramaciotti, indicó que esta realidad es preocupante y que lo ocurrido hace retroceder la lucha contra la pobreza en varios años.
Y no se trata de un tema sólo local. Un catastro nacional de Bienes Nacionales señala que actualmente hay 14.256 terrenos fiscales tomados, 299 (2,1%) más que los que había en diciembre; lo cual debería acelerar una política de construcción que enfrente esta urgencia, pero también el déficit habitacional que venía de arrastre. En 2019 (Cchc) en el país faltaban 739 mil 603 viviendas, y en Los Ríos, 12 mil 195; además se registraba un alza de 35% en el nivel de allegamiento.
Son noticias tristes y hablan de urgencias sociales. Frente a ellas es preciso reaccionar, pero también comprender que nadie llega a vivir a un asentamiento precario por gusto y que en ellos no solamente se viven carencias materiales, sino multidimensionales.