"Aunque es un reconocimiento individual, yo le agradezco a mis alumnos y colegas..."
CONCURSO. La docente, destacada por la innovación de sus clases, fue incluida entre los 20 semifinalistas del Global Teacher Prize Chile 2020.
A principios de esta semana se dio a conocer el listado de semifinalistas del Global Teacher Prize Chile 2020, prestigioso concurso conocido a nivel mundial como el "Nobel de la Enseñanza", y que es organizado en conjunto por Elige Educar y la Fundación Varkey.
En total son 20 los profesores seleccionados como finalistas, entre más de 9.500 postulaciones recibidas, entre los cuales destaca el nombre de Paz Burgos, docente de lenguaje y comunicación que trabaja en el Liceo Bicentenario Ciudad de Los Ríos de Valdivia.
"Ha leído cómics y novelas gráficas; transformado memes en microcuentos; relatado viajes imaginarios y actuado algunas historias. Todo en equipo y con la consciencia sobre el contexto en el que se desarrollan sus estudiantes", describe la reseña que informa su elección como una de las 20 profesoras más destacadas del país.
Paz Esperanza Burgos Pérez tiene 36 años de edad y nació el 15 de agosto de 1984 en Osorno, aunque en realidad es originaria de la comuna de Río Negro. Está casada hace nueve años con Cristopher Otárola, junto a quien son padres tutores de una adolescente.
Su enseñanza básica la cursó en la Escuela Andrew Jackson de Río Negro, mientras que sus estudios medios los completó en el Liceo Eleuterio Ramírez de Osorno. Posteriormente estudió pedagogía en lenguaje y comunicación en la Universidad Austral de Chile, desde donde egresó en 2008.
¿Por qué eligió esa carrera? La profesional explica que "yo nunca me imaginé que iba a ser profesora, porque era muy buena alumna en el liceo, y todo el mundo genera expectativas sobre ti. En Chile la profesión docente no tiene toda la valoración social que debería tener, por lo cual había imaginado otras carreras como derecho, periodismo, e incluso del área de las ciencias. En la prueba obtuve resultados muy buenos, pero no tenía los medios económicos para costear una carrera completa, entonces opté por una carrera que pudiera costear a partir de becas. Mi papá también es profesor y al ser profesional inmediatamente me descalificaba de cualquier beca que tuviera que ver con un trasfondo socioeconómico".
"Una vez en la universidad, la malla curricular contenía mucho contacto con el aula, y en ese contexto me fui enamorando y apasionando por ser profesora. No soñé con ser profesora sino hasta que lo fui, pues al principio nunca lo barajé como opción", agregó.
Una vez titulada ingresó a trabajar en el Colegio Adventista de Valdivia. "Mi anhelo siempre fue trabajar en un liceo público, y en 2016 pude cumplir ese deseo cuando ingreso al plantel docente del Liceo Bicentenario Ciudad de Los Ríos", recordó la profesora.
¿De qué manera describiría su trayectoria profesional?
- Como la trayectoria de toda profesora, ha sido arrojarse a un espacio que si bien uno vislumbra en su formación inicial, es mucho más complejo y más desafiante en vivo. La profesión docente es como un proceso de aprendizaje constante, y ha sido muy satisfactorio en ese sentido. Ser profesor es muy desafiante, es un camino pedregoso que llama a reinventarse, y a seguirse formando.
Según tu experiencia, ¿cómo describirías la recepción de los estudiantes con tu signatura?
- Es variada en realidad, porque siempre los grupos representan una diversidad de expectativas. Casi siempre hay una tendencia a percibir la asignatura como algo sencillo, y eso tiene sus ventajas y desventajas. Esa entrada que no genera reticencia me ayuda un montón porque voy introduciendo las posibilidades que tiene mi asignatura, que no es solamente pensar la lengua en un sentido instrumental, sino que también creativo y expresivo. Esa diversidad de posibilidades es con las que juego e intento llegar a los estudiantes.
Así es como nos ha resultado bien como colegio, y como colegas. Siempre es un trabajo en conjunto el del docente, aunque existan reconocimiento individualizados, el logro responde a toda una comunidad educativa. El colega con que trabajamos los niveles (Cristopher Carrillo) es maravilloso, aprendo mucho de él y tenemos una muy buena llegada con los chiquillos.