Son 30 años
A propósito de las declaraciones hechas por el diputado Iván Flores a raíz del rechazo de la acusación constitucional formulada contra el ex Ministro de Salud, Sr. Mañalich, resulta insólito que el ex-presidente de la Cámara haya dicho: "Aquí ya sabemos que no fueron treinta pesos, fueron treinta años...".
Insólito porque durante buena parte de esos treinta años él fue funcionario de confianza de la coalición que gobernó durante ese período (Delegado Provincial de Planificación, Delegado Provincial del Serviu, Gobernador Provincial e Intendente Regional). Insólito, además, porque hasta donde yo sé él sigue militando en el PDC y el eslogan que él repite no sólo es falaz sino que además constituye hoy emblema de la izquierda radical.
Por último, debería saber también que las acusaciones constitucionales en nuestro ordenamiento jurídico no son juicios políticos, sino que juicios jurídicos. Haber votado en contra de la señalada acusación era lo que correspondía, puesto que no habían argumentos de ese carácter para sancionar al Sr. Mañalich.
Jorge Vives Dibarrart Abogado.
Guarderías de barrio
Hoy, con un subsidio al empleo femenino en marcha, no hay duda en la necesidad de acelerar las soluciones para apoyar el cuidado de los hijos, en un contexto donde 7 de cada 10 mujeres se hace cargo de niños en Chile.
Las respuestas son dispares. Y mientras por un lado, se hace necesario generar una apertura de los jardines infantiles, también es importante ver medidas alternativas, sobre todo en el contexto actual.
Sólo el 34% de los niños de 2 a 3 años, de los dos quintiles de menores ingresos del país, va al jardín. Sobre el 70% de los padres de los niños que no asisten, dicen que no lo consideran necesario pues "los cuidan mejor en casa". Esto, en un contexto sin pandemia. Hoy, en medio de la crisis sanitaria, apenas 5% de los padres estaría dispuesto a enviar a sus hijos al colegio, según la encuesta Cadem.
Por todo ello, nadie asegura que la apertura del sistema pre-escolar sea por sí misma un incentivo que dé respuesta a la necesidad del cuidado de los niños para concretar la incorporación femenina al mundo del trabajo.
¿Qué hacer? Como Fundación Niños Primero hemos desarrollado una propuesta de programa piloto para poner en marcha las llamadas Guarderías de Barrio, pero 2.0.
Se trataría de un sistema de 10 cuidadoras para cuatro niños cada una, apoyadas por un equipo multidisciplinario: una jefa del piloto, sicólogas, nutricionistas, además de una monitora de nuestra Fundación para sesiones lectivas diarias de manera remota por una hora. Adicionalmente, el piloto contempla la instalación de cámaras de seguridad en las casas de las cuidadoras, de manera que la mamá trabajadora pueda ver a su hijo en todo momento.
Según nuestras estimaciones, el costo de este programa sería de $80 millones al año para 40 niños, valor inferior al de países que ya implementaron las guarderías de barrio, como EE.UU. Y nuestra propuesta sería partir este piloto en comunas con altos índices de desempleo femenino.
Hoy es más necesario que nunca abrir puertas para que las mujeres puedan conciliar trabajo y familia, y qué mejor que hacerlo a través de guarderías de barrio, que no son otra cosa que una red sólida de mujeres que se apoyan y cuidan entre sí.
Anne Traub Fundación Niños Primero
La propiedad privada
Uno de los temas que con seguridad serán abordados en una instancia constituyente en el país será el relativo a la propiedad privada. Hay buenos motivos para mantener la tradición constitucional chilena y consagrarla como derecho fundamental. Por lo demás, está reconocida expresamente en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
En este contexto, la operación realizada por la empresa Friosur por el cual la Cooperativa de Trabajadores de la pesquera pasaron a ser parte del directorio y a poseer el 20% de la empresa, constituye un hito notable de un esfuerzo privado por utilizar la propiedad como mecanismo de integración social, económica y también gerencial con los trabajadores. La unidad de propósito y comunidad de intereses que esto permite puede marcar una diferencia significativa en la relación capital-trabajo, y puede constituir una de las respuestas para ir reconfigurando unas relaciones tan resquebrajadas como las que se viven en el país.
La propiedad, en vez de ser considerada como límite frente a los otros, atada a la idea de exclusión, en este caso abre la posibilidad a crear puentes. El dominio es resignificado con la operación de la empresa pesquera como un elemento que permite y articula relaciones, y sienta las bases para designios comunes.
Ya los viejos republicanos conocían muy bien que la propiedad podía ser un factor determinante en la estabilidad de las relaciones social, y también para la legitimidad del régimen político. De hecho, sólo una propiedad suficientemente distribuida hacía posible la democracia. Bajo este designio hay que pensarla en nuestra discusión constitucional.
Sergio Fuenzalida Abogado y académico UCEN