Durante el tiempo de pandemia, los trabajadores y los adultos mayores han tenido que cambiar las rutinas diarias y toda su estructura laboral. Esta situación ha provocado ansiedad, cansancio y diversas lesiones músculo esqueléticas, entre las cuales se encuentra la cervicalgia. Esta, se refiere al dolor que se produce en la región cervical de la columna vertebral y los síntomas más comunes de esta patología son dolor en cuello, brazos, cabeza o espalda, dificultad al movimiento, rigidez y cefaleas.
Una de las causas de este dolor cervical y la más frecuente es la mala postura. Las posturas mantenidas durante mucho tiempo y el uso de inmobiliarios inapropiados para mantenerla, también son causantes de este dolor. Es por esto que el teletrabajo, el aumento en el uso de celulares y computadoras, el sedentarismo y la tensión emocional, podrían ser potenciales factores que estén influyendo en esta patología.
Existen algunas recomendaciones o consejos para evitar este dolor cervical, como por ejemplo: al momento de sentarnos, utilizar sillas altas con respaldos rectos. Si es para estar un largo tiempo sentado durante el día en teletrabajo, utilizar idealmente una silla ergonómica, con soporte lumbar. De esta forma, la columna quedará recta y con los antebrazos apoyados. Debes evitar posturas inadecuadas que provocan flexión forzada del cuello, que aumentan la carga sobre las estructuras de tu columna cervical. Si sientes dolor en tu cuerpo, es importante cambiar de postura. No es recomendable mantener posiciones fijas por más de 30 minutos.
Por último, al usar el teléfono celular nunca debes tomarlo entre un hombro levantado y la cabeza inclinada hacia ese lado, ya que esto puede provocar contracturas musculares. Si ya estás sufriendo estos dolores, es recomendable aplicar calor local, ya que esto provocará relajación de las fibras musculares. Además, puedes realizar ejercicios de movimientos cervicales de flexiones, rotaciones, inclinaciones y ejercicios en círculos para los hombros, siempre dentro de rangos de movimientos sin dolor.
Rocío Bustos