Anteojos
Es difícil encontrar a una persona de ochenta años a quien alguna vez, o varias veces, no se le hayan extraviado los anteojos. Algunos se los cuelgan al cuello, para no correr el riesgo de no saber dónde los dejaron.
Cuando se les extravían, no los encuentran por ninguna parte: ni debajo de la cama, ni en el refrigerador, ni en el baño, ni en la casa del perro.
Ante semejante frustración, y cansado de esta búsqueda se pasan la mano por la cabeza y ¡oh, sorpresa!: los tenían puestos. La incansable búsqueda ha terminado.
Al final, las cosas que buscamos siempre están más cerca de lo que pensamos.
Mauricio Pilleux Dresdner mpilleuxpd@gmail.com
Los viejos primero
Mal año, 2020. Lo ha sido primero para los que han perdido la vida y para los que han perdido a un ser querido, sin poder despedirse y despedirlo; para los que han sobrevivido pero batallan para aprender de nuevo a respirar, con deterioro evidente, y para los profesionales y técnicos de la salud que han padecido la muerte de sus pacientes y el fantasma del contagio a diario.
En segundo lugar están los que se han quedado sin pega, sin sus pequeños ingresos como vendedores ambulantes o sin sus emprendimientos de subsistencia, sin techo por no poder pagar el arriendo, sin aprender a leer o conocer a sus compañeros novatos o mechones o como se diga, según sea, sin sus prácticas profesionales, sin sus magros fondos de pensiones, sin poder operarse, sin relaciones personales, sin sueños e ilusiones.
Pero en el listado de los que peor lo han pasado están las personas grandes. Los adultos mayores. Esos que deberían estar en el centro, protegidos por una sociedad que los valora en lugar de estar aislados, sumidos en la desesperanza y la depresión.
Si bien en Chile la mortandad entre los adultos mayores no ha alcanzado las cotas ni tenido las características de países como España e Italia, donde todo el sistema de protección social para la tercera edad mostró tremendas falencias y las muertes masivas en los geriátricos dejaron un desgarro traumático; acá casi el 85% de los muertos por covid-19 tiene más de 60 años. Pero, junto al factor edad, están las enfermedades crónicas, en especial la diabetes, la hipertensión, la obesidad.
Tener más de 60 no es necesariamente un factor de riesgo, dicen los expertos en geriatría, recalcando que no todos los adultos mayores son iguales y que en esa generalización radica parte importante del error.
Leí que así como dos guaguas son iguales, dos personas de 90 años tienen 90 años de experiencia vital que los diferencian. Es un sesgo brutal y un estereotipo encasillar a la gente mayor como un grupo homogéneo, cuando no hay ningún otro más diverso. Doy fe.
(...) Tomar como único criterio la edad, situando a las personas mayores como los últimos en poder salir del confinamiento, debe ser compensado con una vacunación masiva prioritaria, privilegiándolos por encima de cualquier otra consideración, así como ocuparse de todas las patologías subyacentes que han quedado sin control a causa de la pandemia y devolverles con sensatez, empatía y corresponsabilidad generacional todos los derechos que se les han vulnerado.
Ximena Torres Cautivo Piensa en Grandes Hogar de Cristo
Fuegos artificiales
Hace veinte años, los fuegos artificiales eran comercializados sin límite y teníamos cifras impresentables de niños quemados a causa de fuegos de artificio. La estadística demostraba que quemaban al operador y a aquellos que miraban la operación; que causaban incendios.
En mayo de 2000 -gracias a Coaniquem y Bomberos, entre otros -se logró la promulgación de la Ley 19.680 que prohíbe el uso de fuegos artificiales; pero hoy nos vemos en un escenario donde la venta clandestina ha aumentado, es común escucharlos en las noches o verlos en poblaciones, vía pública, actos familiares y otros sin regulación aparente. ¿Dónde se compran, quién los trae, quién los comercializa? Seguramente no podremos contestar con certeza a estas preguntas, pero sí podemos establecer con certeza una realidad: no habría comercio, si no hubieran interesados. Por ello es clave apelar a la conciencia colectiva para que sea el enorme riesgo que ellos conllevan, más aún porque la idea de que se pueden controlar y no es así. Son ingobernables.
Ing. Luis Carrasco Garrido Ac. Prevención de Riesgo UTEM
Un mejor año
Todo chileno y chilena, de alguna manera, tenemos relación con Carabineros de Chile. Ya sea como vecino, amigo, pariente o ex discípulos, como es mi caso. Por medio de este diario, cuando, por fin se fue 2020, les deseo prosperidad y un mejor año a esos abnegados funcionarios y funcionarias, a lo largo de todo el país, por su comportamiento, colaboración y apoyo profesional y serio, ante la emergencia sanitaria, en todas sus necesidades, que aún nos abruma.
Luis Omar Sepúlveda Navarro doncoyosepulveda@gmail.com