Pandemia y suspensión de actividades han ido de la mano en los últimos meses. Eventos sociales, recreativos y artísticos tradicionales del calendario anual de la región debieron buscar otros formatos para llegar al público durante 2020 y mucho indica que este 2021 las restricciones seguirán, al menos en los aforos presenciales.

En este contexto el Teatro Cervantes jugó el año pasado un papel muy importante. Fue el escenario para la transmisión del Festival Internacional de Cine de Valdivia y también para el Festival Marea Rock, uno de los más relevantes espacios de difusión de bandas musicales locales.

Pero no es la única vez que el recinto juega papeles importantes en la vida de la capital regional. Desde su apertura, en 1935, se convirtió en el centro de la acción cultural valdiviana, espacio ineludible para compañías que visitaban en sur de Chile y hasta referente de reunión para la comunidad. Esa característica se vio también reforzada en mayo de 1960, cuando fue prácticamente el único edificio que quedó en pie en la ciudad, golpeada duramente por el terremoto.

El 14 de diciembre pasado fue conmemorado su 85º aniversario y, aunque no hubo celebraciones, sí se recordó su historia reciente, escrita desde 2016 con el inicio de su completa remodelación; la adquisición del gobierno regional en 2018; la reapertura en septiembre de 2019 y la formación de la Asociación Patrimonial Cultural de la Región de Los Ríos, para su administración. Esta última cuenta desde octubre pasado con un equipo de profesionales a cargo (Rubén Soto, Liliana lli y Leyla Sade) el cual deberá definir programas, resguardarlo como patrimonio arquitectónico, proyectarlo e integrarlo con otros recintos regionales. En la cabeza de la Asociación, que es un ente público privado, se encuentra el intendente, pero luego esa tarea corresponderá al futuro Gobernador Regional, quien será elegido en abril de 2021. La nueva autoridad deberá contribuir también al vínculo con el Consejo Regional y adecuar el sistema de trabajo a las nacientes realidades administrativas.

Así visto, sin duda que el Teatro Cervantes se proyecta a futuro con grandes desafíos, expectativas y con la misión de seguir como un lugar arraigado en el cariño de la ciudadanía local.

El estallido social nos despertó. Las instituciones educativas deben continuar y profundizar el ejercicio de ciudadanía activa. En el contexto escolar la ley de Formación Ciudadana (2016) no sólo permite es más "demanda" a las escuelas hacerse parte de este proceso. El plan de formación ciudadana 2021 debiera recoger actividades en que la comunidad escolar se haga parte del proceso constituyente, generando discusión y vigilando la ejecución de un correcto proceso de la Convención Constituyente y en particular del accionar coherente de las/os constituyentes elegidos en sus respectivos territorios.

Si logramos empoderar a niñas, niños, jóvenes de la relevancia de la participación ciudadana crítica y activa en el proceso constituyente lograremos obtener por primera vez en nuestra historia republicana una constitución elaborada desde el poder soberano que radica en el pueblo.

Por ello, llamo a la comunidad educativa a olvidar esos prejuicios respecto de que la "política" está fuera de la escuela, al contrario ahora es cuando más se requiere y de aquí para siempre que las/os ciudadanas/os se formen en la discusión valiente y respetuosa de la sociedad que se quiere para que luego ellas/os sean sus defensores y que ojala nunca más tengamos representantes políticos con apenas un solo dígito de aprobación popular, porque la política es imprescindible para el buen desarrollo de la sociedad, de la democracia y de la economía; el otro camino son las dictaduras. Cuanto antes partamos la formación política de la ciudadanía mejor. La escuela tiene vía pavimentada a través de sus planes transversales de Formación Ciudadana (presescolar hasta 2° medio) y la asignatura de Educación Ciudadana (3° y 4° Medio). No esperen que sean nuevamente las/os estudiantes quienes tomen la iniciativa con manifestaciones, paros o tomas.

Desafío que también deben asumir las Instituciones de Educación Superior, el año constituyente será un período sensible, pero muy nutritivo en la formación de futuros profesionales. Es una oportunidad para consolidar y profundizar la ciudadanía universitaria, la democratización interna, la ética social de los egresados, el compromiso político de la docencia y la investigación y la reciprocidad de la vinculación con el medio social. El llamado es: autoridades, profesoras/es, equipos directivos seamos proactivos; después no digan que "no lo vieron venir".

Dr. Marcelo Arancibia Herrera

Instituto de Ciencias de la Educación, UACh