Investigación señala que zona donde ubica el Santuario se está levantando
RÍO CRUCES. Proceso afecta la forma en que llega el agua al humedal. Ese factor, sumado al descenso de las precipitaciones, serían causantes de los cambios observados en primavera.
Durante la primavera pasada fueron vistos diversos cambios ambientales en el Santuario de la Naturaleza Río Cruces y Chorocamayo. Por ejemplo, modificaciones en la presencia, cobertura y estado sanitario del luchecillo -principal alimento de los cisnes- y la concentración de sedimentos dentro del humedal.
El académico de la Facultad de Ciencias de la Universidad Austral de Chile, Eduardo Jaramillo, en conjunto con investigadores de otras instituciones del país, estudiaron los cambios registrados durante ese período y el viernes pasado dieron a conocer los resultados del monitoreo.
Según el científico, factores como el levantamiento continental por el ciclo sísmico, el descenso del nivel del mar, la variabilidad de los planos de marea y el descenso de las precipitaciones en el tiempo explicarían lo que está ocurriendo en el sitio Ramsar Carlos Anwandter. "Este escenario que estamos trabajando se enmarca dentro del concepto 'forzantes múltiples de influencia regional", indicó.
Lo observado
Jaramillo explicó que hasta marzo de 2020, cuando terminó el programa de monitoreo (ver nota relacionada), todo se veía similar a como se había observado durante los años precedentes. "El luchecillo ocupando gran parte, todo el humedal; los cisnes con sus abundancias recuperadas; el agua sin mayores cambios. Todo se veía bien. A partir de agosto, cuando comenzó a disminuir el espejo de agua -superficie del agua-, se comenzó a ver que el fondo en una profundidad de 30 o 40 centímetros no se encontraba luchecillo o estaba raleado", contó.
Y continuó: "A fines de septiembre el nivel del agua comenzó a bajar y empezamos a ver en algunas orillas que o no había luchecillo o estaba en una condición que para nosotros no era normal, un color café, con muchos sedimentos depositados encima. Ya para noviembre empezamos a detectar que en muchas partes del humedal observamos totora muerta, se había secado y se veían las raíces". Ante esto se generó un grupo de trabajo en el que tomaron parte investigadores de diversas universidades.
Estudio
En el estudio participaron Fabio Labra, de la Universidad Santo Tomás de Santiago, quien usando imágenes satelitales y datos en terreno reconstruyó lo que había estado ocurriendo con el luchecillo y Juan Carlos Báez, del departamento de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, participó en el análisis de los datos de un GPS del humedal que mide cómo la corteza terrestre se va desformando. A esto se sumó el trabajo de Marcos Moreno, de la Universidad de Concepción, quien comparó datos del GPS con otros de satélite para producir un mapa de la zona entre Mehuín y Corral. Además, Manuel Contreras asociado a la Universidad de Valparaíso, analizó cambios en el nivel del mar.
"Lo que veníamos viendo es que poco a poco la región, pero sobre todo el humedal, se está levantando. La zona del humedal, además, es la que se levanta más rápido. Y observamos también que a pesar de que el nivel del mar está subiendo, el continente se está levantando más rápido. Lo que sucede en general es que sube la tierra, esto afecta la marea, se descubre más el terreno y eso es lo que nosotros creemos que pasó", dijo Jaramillo. Debido a esto tanto la totora como el luchecillo quedarían más expuestos al sol, por lo que se secarían y morirían, lo que generaría además que se levante sedimento desde el fondo al no tener una planta que lo sostenga. Ese sedimento llegaría a Valdivia "Lo preocupante es que la totora es donde nidifican los cisnes", indicó. Y el luchecillo, es lo que comen.
Factor industrial
El investigador indicó que también fue analizado el impacto que la producción de pulpa textil que se encuentra desarrollando la empresa Arauco desde 2020 podría haber generado. Usando datos de los muestreos del Centro Eula, de la Universidad de Concepción, además de análisis desarrollados por otras instituciones externas, como la Consultora Holon, se determinó que "el paso de producción de pulpa papelera a pulpa textil no resultó en cambios significativos en la calidad del residuo industrial líquido y tampoco se encontraron cambios en la calidad del agua. Concluimos que los cambios que han ocurrido en el humedal no tienen relación con la actividad industrial de la planta". Para esto usaron datos tomados entre septiembre de 2019 hasta noviembre de 2020.
Y destacó que esta vez hay diferencias con lo que pasó en 2004. Ese año el luchecillo desapareció de gran parte del humedal y tardó entre siete y ocho años en recuperarse. "El año pasado el luchecillo desapareció de algunas partes, pero se ha venido recuperando rápidamente. Además, entre la primavera de 2004 y el verano de 2005 se encontraron muchos cisnes muertos por estar afectados por presencia de químicos. Eso no se ha encontrado ahora", explicó Jaramillo. Ahora la principal causa de muerte es el ataque de lobos y luego golpes en el tendido eléctrico.
Estado actual
El investigador Eduardo Jaramillo explicó que el luchecillo en muchas partes se ha recuperado. "Las partes donde no son las extensiones más planas. La abundancia de los cisnes está dentro de los rangos normales, comparado con la base de datos de la Conaf. No ha habido mayor mortandad de cisnes y cuarto, el agua se mantiene con altas concentraciones de sedimentos suspendidos, por lo tanto tiene un color café oscuro. Lo más relevante es que se ha notado la afectación de la totora y se han visto áreas más levantadas donde se ha secado y ha ido muriendo", dijo.
"El año pasado el luchecillo desapareció de algunas partes, pero se ha venido recuperando rápidamente".
Eduardo jaramillo, Investigador de la Uach.
1.174 cisnes han sido encontrados muertos por el ataque de lobos desde julio de 2018 hasta la fecha.
32 cisnes han sido encontrados muertos por otras causas, principalmente golpes contra el tendido eléctrico.