Prevención y control de plagas
Chaqueta amarilla, visón y didymo, son algunas de las especies introducidas que causan daño ambiental en Los Ríos. Existen programas para el control de estos grupos, que no tienen depredadores naturales, pero sí una altísima capacidad de adaptación.
Hace treinta años, un aumento explosivo y hasta urbano de las "chaqueta amarilla" alertó sobre el avance de esta especie en el territorio de la zona sur de Chile. Fue noticia de titulares y agenda sostenida, considerando el daño que esas avispas causan a las abejas comunes o melíferas, a las cuales depredan, alterando la polinización.
Las señales de la véspula germánica ya estaban en Chile desde la década del '70 y las primeras habrían llegado desde Europa y Asia. Desde entonces fueron creciendo en número. Ya en inicios de los '90 eran una plaga extendida. Hoy están oficialmente en esa categoría. Aparecen el listado de Servicio Agrícola Ganadero sobre especies peligrosas introducidas, junto al visón y el dídymo, entre muchas otras.
Las tres mencionadas se encuentran en Los Ríos y causan daños al medioambiente y a las economías comunitarias en diversas áreas, incluyendo producción agrícola, frutales, a los animales de granja, apicultura y turismo.
Hay programas en marcha para su manejo. Uno de ellos es el proyecto internacional "Manejo adaptativo para optimizar el control a largo plazo de especies invasoras que afectan a la biodiversidad y economía rural", el Centro de Humedales (Cehum) de la Universidad Austral y el Laboratorio de Estudios del Antropoceno de la Universidad de Concepción. Funciona desde 2019, centrado tanto en las chaqueta amarilla como en el visón.
En agosto de 2020 dio a conocer sus primeros resultados: la eliminación de más de 2 millones de avispas, gracias a destrucción de nidos y captura de reinas, en el área cercana al humedal, incluyendo a Punucapa, Frutillar, El Potrero, Colegual, Cabo Blanco, San Antonio, Pufudi, Aquí no Es, Cayumapu, Camino Real, Pichihuape, Cudico, Locuche e Iñipulli.
En esos lugares son los mismos vecinos quienes contribuyen a la identificación, se capacitan en características y acciones básicas de control. Este enfoque participativo entre academia y comunidad es importante para tomar medidas de largo plazo efectivas -tanto en ese sector como en otros de la región- que permitan frenar la multiplicación de estas especies invasoras, que no tienen depredadores naturales y cuentan con probada capacidad de adaptación.