Mañana se conmemora el Día Internacional del Agua, instaurado en 1993 y marcado cada año por un lema que invita a la reflexión. En 2021 la propuesta de Naciones Unidas es valorar y visualizar lo que significa este recurso para cada uno, en primera persona: "Valoremos el agua". #Water2me.

La idea es también mirar hacia los 2.2 millones de habitantes de distintos lugares que no tienen acceso a servicios seguros y constantes. En Chile, los datos oficiales señalan que la cobertura es 99% y que el saneamiento es de los más altos de América el Sur; sin embargo hay 53 comunas que deben recibir subsidios por estrés hídrico y 26 (de la zona norte y centro) en las cuales el recurso casi no llega.

En Los Ríos no se dan niveles críticos; pero sí existe un déficit de precipitaciones de 34%, mantenido en los últimos años. A ello se suma la falta de infraestructura para llegar con redes de distribución a todas las zonas; lo cual ha hecho necesario usar camiones aljibe para distribuir agua potable en áreas rurales de Paillaco, Lago Ranco, Los Lagos, Mariquina, Río Bueno y Panguipulli. Es decir, no se trata de un tema lejano. Y requiere atención.

A nivel nacional también hay inquietud para adecuar la legislación a la realidad actual. El Código de Aguas y la Constitución datan de 1981, cuando palabras como estrés hídrico, uso sustentable de recursos y cambio climático no significaban lo mismo que hoy. Además, entre ambos hay diferencias de criterios que generan tensión: mientras se reconoce expresamente al agua como bien de uso público, también se garantiza el acceso de privados a ella, y no se fiscaliza adecuadamente que ese uso sea el estipulado en la legislación: vinculado a producción, utilización racional y sin vulnerar derechos comunitarios.

La discusión está en el Congreso desde 2011 y ahora ella se ha convertido en uno de los tópicos que cruza las propuestas de candidatos a la Convención Constitucional, quienes manifiestan la aspiración transversal de perfeccionar los artículos relacionados.

Desde esa perspectiva, este 22 de marzo tiene una connotación especial y debe invitar a la reflexión y al debate con altura de miras, sin consignas; pero sí con conciencia, voluntad y mirada de futuro.

Los números de la región en materia de Covid-19 continúan muy negativos. Por alguna razón, los llamados de la autoridad al autocuidado y la aplicación de medidas preventivas no han generado el impacto esperado.

Al cumplirse un año de la implementación del estado de excepción dispuesto por el gobierno para hacer frente a esta pandemia y dada la evolución que ha tomado, tenemos el deber de insistir con el llamado a no bajar la guardia al interior de nuestras lecherías y también en el comportamiento privado de nuestras familias y las de nuestros colaboradores.

A diferencia de muchas otras actividades productivas y de servicios que han experimentado las consecuencias de haber visto limitado su funcionamiento, la producción del alimento estratégico que generamos nos ha dado la posibilidad de mantener nuestras operaciones casi a plena normalidad. Sin embargo, así como desde un inicio asumimos un rol activo en la difusión de las medidas preventivas y nos involucramos directa y activamente en la generación de acciones específicas como protocolos orientados a la producción de leche, distribución de mascarillas y material informativo para educar a nuestros colaboradores en la forma de convivir con esta nueva enfermedad, hoy nos vemos en la necesidad de volver a hacer un llamado al reforzamiento de la medidas preventivas y a la toma de conciencia en torno a que la esperanza que representa el proceso de vacunación que exitosamente está desarrollando nuestro país, no puede ser equivalente a un relajo en nuestro comportamiento social ni menos a pensar que lo peor ya pasó.

Las estadísticas nos recuerdan que estamos lejos de aquello y por lo tanto no podemos poner en riesgo nuestra salud ni la de nuestros colaboradores y tampoco podemos exponer la continuidad de nuestras actividades productivas que, como bien sabemos, no pueden detenerse considerando que trabajamos con ciclos biológicos que nos obligan a ordeñar nuestros rebaños diariamente.

Tal como hemos informado a nuestros socios, la autoridad ha dispuesto un protocolo a cumplir al interior de nuestras empresas para mantener condiciones laborales seguras y es importante que éste sea asumido responsablemente.

Por ello, también estamos colaborando activamente en la implementación de este protocolo a través de la asesoría profesional en prevención de riesgos para un grupo de socios que ha requerido apoyo en estas materias.

La idea es no bajar la guardia.

Paulina Carrasco Gorman

Presidenta Aproval Leche A.G.