El país y la región se encuentran en el momento más duro de la pandemia, con casi treinta mil fallecidos (281 en Los Ríos) y 1 millón de contagios acumulados (25 mil en la región).

También hay una cantidad importante de personas que se ha recuperado (23 mil en la zona), y se habla incluso que han "vencido"; pero quizás esa no sea una victoria, pues las secuelas que el coronavirus dejó en sus vidas son altas, dañando su salud -en algunos casos- de manera permanente.

Aunque muchas investigaciones aún se encuentran en curso; un año de emergencia sanitaria indica que no basta definir a los pacientes entre "activos y recuperados", sino que se debe observar lo que sucede con ellos después.

Datos ya publicados (Journal of the American Medical Association, Jama) señalan que más del 80% de quienes superan el covid-19 mantiene al menos uno de los síntomas, tras dos meses de haber sido dado de alta. Lo más frecuente es continuar con fatiga extrema y dificultad respiratoria; pero también se han reportado daños al corazón, los riñones y al cerebro, con efectos como confusión y deterioro cognitivo. A ello hay que sumar la forma en que se resiente la salud mental. Por eso se habla de una enfermedad "sistémica".

Tampoco se puede olvidar la reacción social y la estigmatización que muchas familias refieren experimentar luego que uno de sus miembros ha sido diagnosticado como positivo.

Tal como se señalaba en los testimonios publicados por Diario Austral este domingo y el anterior (sección Reportajes); los niños están en más peligro de lo que se cree y, en algunos casos, los resultados son mortales. Por otra parte, los adultos que logran salir de los hospitales guardan heridas profundas. Su vida cambia. Y no para bien.

Estas realidades no son conocidas públicamente y cuesta hacerlo, por las normas de confidencialidad vigentes. Sin embargo, compartirlas podría ayudar a generar conciencia real y a contrastar la saturación informativa que generan mensajes cruzados por polémicas constantes. Esa reiteración de recriminaciones, simplemente, desorienta y puede generar una sensación de falsa seguridad, que agrava todo.

Lo que está ocurriendo en el país es en extremo preocupante, tanto en lo económico como muy principalmente en la saturación sanitaria del sistema hospitalario, particularmente en regiones. La pandemia muestra cifras que no habían ocurrido nunca en Chile desde su inicio hace un año. Superamos por primera vez los 7.000 contagios diarios. La tasa de positividad nacional y de varias regiones ha vuelto a ser peligrosamente alta; y como hemos visto en cifras concretas, el sistema hospitalario nacional está al máximo de su capacidad de contención en las Unidades de Paciente Crítico (UPC), o sea, de seguir así, estaremos al borde del colapso pues no habrá donde trasladar enfermos críticos. Hay que saber que desde el inicio de la pandemia, más del 65% de traslados ocurrieron entre enero y febrero 2021 y la cifra no aumentó en marzo puesto que por esta saturación disminuyeron los movimientos de pacientes.

Respecto de nuestra región, en esta misma columna de opinión, desde diciembre, vengo advirtiendo lo evidentemente predecible y al unísono con algunos directores de hospitales que mediante comunicados públicos o redes sociales, llamaron a las autoridades de Gobierno y a la comunidad a ser más responsables y eficaces en el manejo de esta crítica situación. Todo antes de fiestas de fin de año; antes del fallido "permiso de vacaciones", antes del ineficiente bono a los trabajadores de la salud que en muchos casos aún no llega, antes de la irregularidad de muchos contratos de personal, o de las denuncias de gremios respecto de eventuales malos manejos en residencias sanitarias, etc, etc..

Curioso resulta ser que 4 meses después, llega a la región la señora Subsecretaria Paula Daza, y señala por primera vez que la Región de Los Ríos es "la peor de Chile"..Ohhh, se descubrió la pólvora!!. ¿qué había pasado en el intertanto?: o no revisan las cifras regionales, o las autoridades locales no se hacen valer. También es cierto que aumenta el número de personas vacunadas y vamos en el 30%, pero mientras no esté alrededor del 80% inmunizado (inmunidad de rebaño), no podemos relajarnos ni un segundo, por eso también he insistido en acelerar al máximo la primera dosis para adelantar la meta del 80% en julio-agosto. Eso es demasiado tiempo. La condición actual obliga a medidas excepcionales en lo sanitario y en ayudas económicas, y el Gore no puede mirar al lado o hacer más de lo mismo. Eso no ha funcionado. Es su deber conducir la región y no pueden transferir esa responsabilidad a nadie.

Iván Flores García

Diputado