Jordan Vera Cárcamo
El lunes 19 de abril, a eso de la media noche falleció el Sr. Jordan Vera Cárcamo, un joven estudiante de Ingeniería. La causa de la muerte de Jordan parece haber estado relacionada con un contagio de hanta virus, aunque los detalles de la situación aun son algo oscuros.
Hago llegar esta carta a la Comunidad Universitaria, especialmente a la familia miraflorina para solidarizar en el inmenso dolor que nos generan estos sucesos.
Mi prima, Solange Cárcamo, madre de Jordan, y mi tío Roberto Cárcamo siempre vivieron con un orgullo e ilusión que Jordan pudiera ser parte de la Universidad Austral de Chile.
En este momento el dolor de nuestra familia es inconmensurable, con la muerte de Jordan no solo se apaga su alegría, sino que también se trunca el sueño de ser el primer miembro de su núcleo familiar en acceder a un título universitario.
Por favor reciban mi más sentido pésame, como tío de Jordan.
Yerko Manzano Venegas Profesor del Instituto de Filosofía
Pago de contribuciones
Siempre se dice que los adultos mayores deben ser respetados por la sociedad, pero muy poco de esto se materializa. Hay tratos que indignan y generan impotencia. A causa de los cambios generacionales, por problemas de salud, o por incapacidad para adaptarse a los cambios tecnológicos, muchos ancianos han colapsado emocionalmente. Y ni hablar de la peor de las injusticias que a un grupo importante de adultos mayores nos afecta: el pago de contribuciones.
Las contribuciones son un impuesto que se paga cuatro veces al año y en forma perpetua por una propiedad que a uno ya le pertenece, y que ya fue costeada.
Y para peor de males, ahora con la pandemia ya ni siquiera se puede pagar físicamente a la Tesorería, sino que a uno le dicen que "hay que pagarlo online"; una burla para quienes no son nativos digitales, y ni pensar el drama que eso es para los ancianos que viven solos y que nadie les puede ayudar... incomprensión absoluta.
Eso sí que es violento, y ningún político dice nada al respecto.
Ximena Pérez B. Matrona jubilada
Agradecer, nada cuesta
Este domingo, coronando el fin de semana, mi señora y yo encargamos comida que nos trajeron por una conocida empresa de delivery. Como siempre, le agradecí al repartidor y su respuesta me dejó atónito y me desarmó en un segundo: Luego de agradecerle por venir, me dijo: "Gracias a usted por darme trabajo…" Sus palabras me hicieron pensar en que, gracias a un click, pueden trabajar quienes antes de esta pandemia disfrutaban de una situación tranquila, y que hoy se han debido reinventar, muchas veces en algo en lo que no eran expertos, para llevar sustento a sus hogares.
El señor que nos trajo el pedido, era jefe técnico de una escuela de fútbol. Con la pandemia, se quedó sin trabajo, al no poder entrenar con niños debido a las restricciones sanitarias. "Si no fuera por ustedes, yo no sé qué habría hecho, ya que llevo más de un año sin pega. Esto me ha salvado la vida", me dijo.
Emocionado, acepté su agradecimiento. Si no fuera por los repartidores, el comercio y los pequeños emprendimientos, de los que ellos son el nexo con los clientes, también habrían desaparecido.
Jorge Roberto Valenzuela Retamal jorge.jorgeretamal@gmail.com
Profesor Roberto Cadagan
Hoy, el magisterio está de luto. Nuestro colega normalista, Roberto Cadagán (Q.E.P.D.) para muchos, un amigo como pocos, para otros ex profesor y ejemplo como facilitador del ejercicio de valores y principios que orientan a nuestra sociedad, ha partido a la vida eterna.
Los rumbos que modeló desde el aula y la dirección de su colegio para muchas generaciones reflejan su grandeza, humildad, tolerancia, rectitud, afectividad y moderación que le harán vivir para siempre en la dimensión espiritual de quienes compartieron con él los paisajes rurales de Huichaco en Máfil y citadino de Valdivia, en los cuales ejerció con igual pasión su profesión de docente.
Roberto nos deja en medio de un absurdo, porque son innumerables quienes, agradecidos de su estatura como persona y de su fecunda vida y labor que nacía del amor al prójimo y sus férreas convicciones religiosas, no podrán - por la implacable pandemia- dar las muestras de cariño que hubiesen deseado expresar a su familia en estos momentos de tanto dolor.
La proyección espiritual y religiosa de Roberto en estos momentos debe levantarse por encima de su final biológico. Que su recuerdo del compartir su bonhomía en los eventos del grupo Amukan o familiar siga animando la alegría y sociabilidad que el en sus años de calma nunca dejó de prodigar y disfrutar.
En nombre propio, de mi familia y de muchos docentes, un abrazo fraterno y todo nuestro amor a Marta, hijos y familia.
"Quien tiene fe posee vida eterna y el sentido de la vida es este"( San Juan)
Lautaro Ramos indioramos@gmail.com