La ola de contagios que hemos vivido este otoño no sólo ha sido más dura desde un punto de vista sanitario, sino que también económico. Después de más de un año de pandemia y sin un horizonte claro de término de ésta, las políticas que aplicada el Estado deben cambiar.
Cuando llevábamos semanas de pandemia restringir el funcionamiento del comercio a aquellos establecimientos que venden bienes esenciales parecía razonable. Sin embargo, hoy esta distinción parece absurda.
A esto se suma la profunda injusticia que todos estos bienes pueden ser vendidos por las cadenas de supermercado mientras el comercio local permanece cerrado.
Por disposición de la autoridad todo el comercio debe cerrar sus puertas a las 20:00 horas. Sin embargo, los negocios pequeños de barrio generalmente realizan gran parte de sus ventas cuando los vecinos vuelven a sus casas. El argumento para mantener esta restricción es que las personas tienen que llegar a sus casas antes del toque de queda. La autoridad debe exigir que los supermercados y grandes tiendas que cierren las puertas a las 20:00, pero permitir que los negocios pequeños e barrio funcionen hasta más tarde.
Actualmente los restaurantes en fase dos pueden funcionar en las terrazas. Sin embargo, esta medida no tienen ningún sentido en otoño en las regiones del sur. En otros países están permitiendo que todos los locales que cuenten con un medidor de concentración de CO2 puedan funcionar libremente. Está demostrado por estudios científicos que el contagio del COVID depende de la ventilación.
Respecto a los jardines infantiles y las salas cuna se produce el absurdo que en cuarentena las madres y padres que trabajan en empresas esenciales tienen permiso para ir a dejar a sus hijos donde alguien que los cuide. Sin embargo, las salas cuna y los jardines deben permanecer cerrados. La autoridad debiera dejar funcionar los jardines y salas cuna que atienden niños de madres o padres que trabajan en empresas esenciales.
Finalmente el gobierno debe revisar los mecanismos de ayuda que ha establecido. Por ejemplo, un negocio que quiere optar a aporte estatal debe demostrar que no tiene deuda previsional. Es bastante absurdo pedir que después de un año de restricciones los emprendimientos no tengan deudas previsionales. El gobierno debe apoyar a los emprendedores que han debido cerrar por causa de las disposiciones estatales en el pago de las deudas previsionales, de servicios básicos y también de impuestos.
"La autoridad debe permitir la apertura de todo el comercio durante las cuarentenas, restringiendo el número permisos que las personas tienen para salir de sus casas".