Deslizamientos de tierra y roca
A mediados de septiembre pasado se denunció en el sector de Huellelhue un deslizamiento de tierra incipiente. Anteriormente en Pishuinco hubo un deslizamiento que casi llegó a cortar el camino a Los Lagos el 6 de agosto de 2018.
Según el mapa "Peligros geológicos y problemas para las obras civiles" de Sernageomin la mayor parte de las laderas de los cerros que miran hacia los ríos Valdivia, Calle-Calle y San Pedro tienen un grado alto de peligro de remociones de masa (deslizamientos, derrumbes etc.).
Actualmente hay varias obras, casas nuevas y en construcción sobre o muy cerca de laderas de alta pendiente en Pishuinco y Huellelhue. Hay razones para preocuparse porque las medidas que se han tomado son para lugares restringidos dónde hubo remociones recientes.
Si bien las remociones tienden a repetirse en los mismos lugares, de vez en cuando aparecen sorpresas. Estas sorpresas en verdad, muchas veces no lo son, son sencillamente lugares de remociones muy antiguas de las cuales no hay memoria de actividad y que además pueden ser poco llamativos. No todas las laderas con potencial para generar remociones tienen una apariencia dramática con grandes acantilados y derrubios a la vista. De hecho, es común que las remociones antiguas estén tapadas con quilantales.
Otras evidencias de remociones antiguas son los abanicos aluviales que en el río Calle-Calle aparecen como zonas levemente elevadas dentro de la planicie fluvial y se ubican siempre a la salida de quebradas. Estos abanicos están formados por el material de antiguas remociones que se ha esparcido al desconfinarse de la quebrada encausante.
Con estos antecedentes resulta preocupante que en las laderas de Pishuinco, Huellelhue, Aguas del Obispo y Pino Huacho, entre otros lugares, se sigan haciendo obras de caminos particulares y construcciones sin ningún resguardo. ¿Por qué cuando se construyen edificios en altura se respetan normas relativas a la sismicidad, pero cuando se hacen obras en laderas de alta pendiente pareciera ser cosa de esperar un deslizamiento, con o sin víctimas, para tomar medidas?
Joaquim Otero Geólogo valdiviano jqotero@gmail.com
Soberbia vs sentido común
El Congreso trabajó durante 3 semanas un proyecto de ley para el tercer retiro de fondos, donde oposición y coalición aprobaron con amplias mayorías, entendiendo la necesidad y urgencia de la ciudadanía para poder alimentarse y pagar sus deudas. Dicho proyecto puede ser promulgado, si el Presidente tuviera voluntad.
Pero el gobierno mandará un proyecto con el mismo fin, sin tener en cuenta que las familias chilenas no podrán resistir otras semanas esperando poder acceder a sus propios fondos.
En los tiempos tan difíciles que estamos atravesando, ¿qué es lo que debería primar: la soberbia o el sentido común? Juzgue usted.
Roberto Roa Epuyao Pdte. Juventud Socialista de Valdivia juventudpsvaldivia@gmail.com
Ley de Fármacos II
Hace seis años ingresó al Congreso el proyecto de ley para modificar el Código Sanitario, con el objetivo de regular los medicamentos bioequivalentes genéricos y evitar la integración vertical de laboratorios y farmacias. En la iniciativa, conocida como Ley de Fármacos II, se incluyó también a los dispositivos médicos; un claro desacierto pues en esencia y funciones, estos son totalmente distintos a los fármacos.
En el actual proyecto de ley hay una serie de puntos que han pasado inadvertidos y que tendrán efectos indeseados para los pacientes. Uno de los más sensibles es la exigencia de certificar, en un plazo de seis meses de promulgada la ley, cada uno de los dispositivos médicos que ingresan al país con un costo que obviamente terminará pagando el paciente.
Como proveedores de dispositivos médicos hemos impulsado públicamente la urgencia de que el Ejecutivo diseñe un cuerpo legal específico para ellos. De no ser así, el cumplimiento de excesivos requisitos encarecerá y atrasará -e incluso impedirá- el acceso a los dispositivos médicos, por lo que parece de toda lógica que, como incluso recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), se acepten los registros y certificaciones de agencias internacionales de prestigio (FDA, CE), en vez de crear regímenes o requisitos regulatorios duplicados, onerosos o difíciles de realizar.
Que el ISP tenga en cuenta esta realidad en el reglamento que está elaborando es clave para mantener una realidad que pocos conocen: al contrario de lo que ocurre con los fármacos, donde no todos los chilenos pueden adquirir productos de la misma calidad por precio, el acceso a los dispositivos médicos tiende a ser infinitamente más igualitario; es decir, los que se utilizan en el sector privado son, en su mayoría, los mismos que en el sector público. Para que esta no discriminación perdure, se requiere una regulación efectiva y flexible que asegure que todos los chilenos, independiente de su condición, sigan contando con tecnología médica de calidad.
Eduardo del Solar Asociación de Proveedores Industria de la Salud (APIS)