Precariedad del artista
En Chile, desde hace décadas, quienes trabajan en el mundo del arte se vienen enfrentando a condiciones laborales precarizadas. Ante la falta de espacios formales de trabajo, el Estado chileno abrió la posibilidad de acceder a fondos concursables que se convirtieron, para muchos, en un salvavidas, junto con la autogestión y gestión colaborativa para generar recursos. En otras palabras, los artistas tuvieron que transformarse, a la fuerza, en "emprendedores".
Con la crisis sanitaria y, por ende, económica, esta situación de precariedad se agudizó. El creador artístico debió sumarse a todo el contingente de trabajadores cesantes o que vio reducidos sus ingresos y postular a los bonos ofrecidos por el gobierno. Por su parte, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, sin la atribución legal necesaria, no fue capaz de realizar asignaciones directas a los trabajadores del arte, sino que generó más fondos, a los cuales los trabajadores debieron concursar y competir con sus pares para su adjudicación.
En unas semanas nuestro país iniciará un proceso político-histórico con la elección de los convencionales constituyentes. El proceso constituyente, que dará vida a una nueva constitución para Chile, tiene el enorme desafío y deber de reposicionar a la cultura, el arte y el patrimonio en el lugar que se merecen. No solo como una actividad económica prioritaria, sino como un área de desarrollo integral fundamental para la vida de los ciudadanos y las ciudadanas.
José Albuccó Académico UC Silva Henríquez
Sobre Humberto Maturana
Recuerdo perfecto esa tarde cuando lo conocí. Un día otoñal, oscuro y a punto de llover. Era 1995, mi primer año de carrera en la Universidad de Concepción. ¿Quién era este señor, serio, de pelo ceniza? Es un biólogo, nos decían, pero con mirada humanista. Bueno, escuchemos.
Así partió, tímidamente para mí, lo que con el paso del tiempo se transformó en la mirada que más marcó mi carrera. Tras esa primera charla y conversación gratis -no puedo creerlo a estas alturas, me parece un sueño- comenzó mi lectura y seguimiento de sus planteamientos. Y, sin ánimo de plantear una discusión acerca de si tenía o no la razón científica, me quedo con lo real: que somos seres emocionales, que nuestro entorno es más fuerte que nuestra genética, que las personas somos observadores distintos y no por ello opuestos o enemigos de mirada.
En mis más de 20 años de carrera profesional, 15 de los que me he desempeñado en el área de Recursos Humanos, lo que me ha dejado Humberto Maturana es todo lo que veo a diario. El trabajar con personas y para las personas (destaco porque creo es el centro del quehacer de un área de RRHH), implica navegar desde todo aquello que él plantea. El partir mirando a una organización como un conjunto de personas, todas ellas observadores distintos. Es entender que cada persona observa y, desde allí, construye sus relaciones y su vida, pero a la vez, que su mirada también puede abrirse y expandirse.
Trabajar en Recursos Humanos, desde la mirada de Humberto Maturana, me ha permitido aprender que las emociones son un recurso maravilloso, porque nos permiten ser seres empáticos y porque éstas se contagian y entonces podemos construir mejores ambientes para trabajar. Y en ello, no se nos va la razón. Muy por el contrario. La razón nos permite entender que nuestras emociones nos abren o cierran puertas.
Maturana planteaba la importancia de las conversaciones. ¿Qué es una organización sino un conjunto de personas con múltiples redes conversacionales entre sí? Desde ellas surgen ideas, nuevos negocios, entendimientos de los equipos de trabajo, mejoras en los desempeños, en fin, la búsqueda de la verdad. ¿Acaso hay algo más importante como profesional de RRHH que lograr mayor armonía entre todos? Finalmente se trataba de eso lo que tanto reiteraba: que todos seamos legítimos otros en la convivencia, siendo observadores distintos. He ahí la gran riqueza.
Patricia Hernández Gutiérrez Subdirectora RRHH Unab
Cooperativas y fuerza laboral
En el actual panorama laboral, el modelo cooperativo ha demostrado ser resiliente en tiempos de crisis, resultando además ser una efectiva herramienta de empleabilidad: las cooperativas proporcionan empleo al 10% de la población laboral a nivel mundial. Por su naturaleza y control democrático, ponen a las personas en el centro, empoderándolas para que logren sus aspiraciones económicas de manera colectiva, al mismo tiempo que contribuyen al desarrollo de las comunidades en que están presentes.
Obedeciendo a uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, que hace referencia al trabajo digno y al crecimiento económico, las cooperativas generan puestos de empleo resilientes, logrando el bienestar de las personas en el entorno laboral y, con todo esto, fomentando una economía sostenible.
Hoy más que nunca, siguiendo los principios y valores del modelo cooperativo y manteniéndonos unidos, caminaremos hacia un país más justo, solidario, con menos desigualdades y mayores oportunidades laborales.
Rodrigo Silva Pdte. Asociación Nacional de Cooperativas de Chile